Ninguna guerra sirve para nada

Así como el Paraguay de la post-Guerra contra la Triple Alianza, en Serbia, a falta de hombres, las mujeres levantaron el país después de la Primera Guerra Mundial. Jela Bankovic, embajadora de Serbia, concurrente ante nuestro país, relata en esta entrevista la historia de secular violencia y conflicto permanente que subsiste en la región de los Balcanes y el relevante papel de las mujeres en torno a su símbolo Milunka Savic.

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–¿Hay algún intercambio de Serbia con Paraguay?

–Muy poco. Realmente todavía no existe. Lo que sé es que en Paraguay tenemos algunos descendientes serbios. Queremos conocerlos a todos. Yo tengo mi sede en Buenos Aires. Soy concurrente en Paraguay, Chile, Perú y Uruguay. Vine ahora para organizar una muestra que se llama “El rostro femenino de la Guerra”. Yo creo que la cultura da pie para otros intercambios y esta me parece magnífica porque se resalta el papel de la mujer como protagonista de la historia. Voy a volver pronto para organizar un ciclo de cine serbio. Nuestro cine es reconocido en el mundo.

–¿Qué quiere decir “El rostro femenino de la Guerra”?

–En Serbia tuvimos mujeres guerrilleras, no solo enfermeras y ayudantes en la Guerra. Nosotros tuvimos la mujer más condecorada del mundo en una guerra como Milunka Savic, en la Primera Guerra Mundial.

–¿Cómo se involucró?

–Ella entró a la Guerra disfrazada de hombre para tratar de salvar a su hermano menor. Se cortó el pelo y participó dos años vestida de hombre. Fue herida y ahí descubrieron que era mujer. Le dejaron seguir hasta el final. Es un símbolo para nosotros.

–¿Qué pasó con el hermano?

–Sobrevivió. La Primera Guerra es emblemática para Serbia. Se produjo en coincidencia con nuestra liberación de los turcos. Si se acuerda, esta Guerra comenzó después del atentado en Sarajevo (hoy capital de Bosnia) cuando mataron al heredero de la corona del Imperio austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando de Austria, y de su esposa, la duquesa Sofía Chotek. Los autores fueron serbios y croatas rebeldes, jóvenes estudiantes que hacían la resistencia a la dominación del imperio. Los turcos estuvieron presentes 500 años. Quedó un vacío y entró el Imperio Austro-Húngaro. Ellos creyeron que se iba a acabar todo muy rápido pero no fue así. El pueblo estaba muy entrenado en la resistencia. Países europeos como Francia se aliaron con nosotros para soportar esta guerra. Desde entonces existe una relación muy fuerte y tenemos hasta un monumento en el centro de Belgrado donde existe una inscripción que dice: “Amamos a los franceses como ellos nos amaron a nosotros”.

–¿De dónde el protagonismo de las mujeres si en esa época no se le reconocían todavía sus derechos?

–Porque los hombres siempre estaban en guerra y las mujeres administraban las ciudades y el campo. Aparte de mantener la casa y criar a los hijos, se encargaban de los negocios y toda actividad que antes estaba a cargo de los hombres. Para nosotros, la participación de las mujeres en la Guerra es una parte muy importante de nuestra historia. Esta muestra que organizamos en Asunción lo exhibimos en otras capitales latinoamericanas en conmemoración de los 100 años de la Guerra. Yo conozco un poco la rica y valiente historia del Paraguay y relaciono un poco el papel de las mujeres de mi país con el protagonismo de las paraguayas que levantaron el país después de la Guerra del 70.

–¿También en Serbia murieron tantos hombres como en la Guerra del Paraguay?

–Sí, la mitad de la población masculina desapareció, entre la pelea en la Guerra, en los campos de concentración y los que desaparecieron.

–Es muy parecido.

–Muy parecido. Inclusive el New York Times publicó un texto en 1919 comparando las dos naciones. Decía que el caso de Serbia no fue lo peor. “Hay un caso peor: Paraguay”. Eso se publicó hace 100 años en New York Times. En mi país, las mujeres tomaron su papel en la sociedad de pleno derecho.

–¿La Segunda Guerra?

–Fue lo peor de lo peor. Participó toda Yugoslavia. Antes de la Guerra éramos Reino de Yugoslavia. Después de la Segunda se dividió entre los aliados y contra aliados. En paralelo de la Guerra teníamos una guerra interna contra los comunistas. Los serbios fuimos muy rebeldes siempre. Resistimos 500 años de dominación turca.

–Es una guerra permanente que eclosionó de nuevo en los noventa. ¿De dónde tanto enfrentamiento?

–Nuestra región es un territorio dividido en muchas naciones. Los Balcanes están en un cruce entre el Este y el Oeste, entre Oriente y Occidente. Todavía existe como una frontera ancha de varios kilómetros entre Oriente y Occidente. Los serbios fueron considerados como los guerrilleros más fuertes. En los noventa, Croacia quería expulsar a los serbios de su zona. Más de 300.000 se desplazaron de Croacia a Serbia y nunca volvieron a Croacia. También vinieron de Bosnia y últimamente de Kosovo. De esta zona se desplazaron a Serbia 200.000. Son 500.000 refugiados que se vieron forzados a emigrar a Serbia para vivir. Yo no quiero hacer ningún juicio. Ninguna guerra donde muere una persona vale para nada. Esa es mi conclusión.

–La relación entre todas las naciones cómo está.

–La relación siempre tiene este tipo de deuda, de peso. Es lógico, es normal. Lo más importante de todo esto es aprender para el futuro y respetar los orígenes. Por lo menos de parte de Serbia hay voluntad política. En nuestra agenda está ahora ingresar a la Unión Europea. Culturalmente, geográficamente, socialmente pertenecemos a Occidente. Por eso esperamos que ese ingreso se produzca muy pronto. Con estos eventos culturales queremos acercar nuestro país para acrecentar nuestras relaciones. Siempre apoyamos al Paraguay en los organismos internacionales cuando presenta sus candidaturas. Así también Paraguay apoya nuestras reivindicaciones sobre Kosovo.

–¿Cuál es el problema allí?

–Resulta que Kosovo proclamó su independencia en 2008 en forma unilateral, formaron su propia milicia y nosotros reclamamos ese territorio. Siempre perteneció a Serbia. La capital del primer estado serbio estuvo en Kosovo. La sede de nuestra Iglesia (Ortodoxa) está ahí. Es la cuna de nuestra cultura y nuestra tradición.

–¿Se proclamó República?

–La población de Kosovo se hizo prácticamente por refugiados que escaparon de Albania. Nosotros los aceptamos y apoyamos por décadas económica e institucionalmente. La población descendiente de albaneses subió tanto que superó a la de ortodoxos serbios. La natalidad de ellos es cinco veces mayor. Cada kosovo-albanés tiene entre 3 y 7 niños, los serbios uno y como mucho dos.

–¿Eso está en un arbitraje? 

–Hay una resolución de Naciones Unidas para calmar todo esto. Cuando ellos formaron su milicia, el Gobierno de Serbia reaccionó y quiso recuperar el territorio. Como ellos estaban tan bien relacionados en ese momento con países que siempre están contra Serbia, especialmente después de los enfrentamientos de los noventa, los ayudaron para la separación. Hoy Kosovo funciona como gobernanza de Naciones Unidas.

–¿Cuántos habitantes tiene?

–Casi dos millones.

–¿Serbia?

–Ocho millones.

–¡Qué contraste eso de tener tantos enfrentamientos sangrientos y en contrapartida, qué buenos deportistas, en los Juegos Olímpicos, Jokovic...!

–Eso tiene su raíz en la antigua Yugoslavia. Se invirtió enorme cantidad de dinero en el deporte. El deporte fue siempre obligatorio. Antes no se pagaba nada para hacer cualquier deporte. Hay campos de deportes de todo tipo construidos por el estado. Todo es público. Aparte nuestra constitución física ayuda...

–Bastante altos.

–Sí. En baloncesto estamos entre los mejores en el mundo. A pesar de que nuestro PIB ha bajado mucho por todas estas separaciones y conflictos, la educación se trata de mejorar como era en la antigua Yugoslavia.

–El perjuicio de estos conflictos debe ser enorme.

–Una de las cosas más duras es que se arruinó la industria. Por ejemplo, la industria del automóvil. El centro era Serbia pero por toda Yugoslavia estaban repartidas las fábricas de autopartes: en Eslovenia uno, en Croacia otro; lo mismo pasó en las demás industrias. Con la separación se arruinó todo. Serbia no podía montar más ningún coche, y así todas las demás industrias. Nunca recuperamos, ni nosotros, ni Croacia ni Eslovenia. Otro problema grave es que si pretendíamos levantar la industria, esta industria quedó obsoleta por el paso del tiempo. No se invirtió en tecnología y la tecnología avanza a pasos agigantados.

–¿Cuál es el fuerte de la economía hoy?

–La agroindustria y la química. Tenemos bastante desarrollada la informática.

–¿Qué les puede interesar de Paraguay?

–Somos bastante carnívoros. La buena carne y los precios de la carne paraguaya son un atractivo. Hay un mercado enorme. Comemos muchos cítricos, limones, naranjas. El mango es un manjar para nosotros. Veo acá cómo el mango cae y está por el suelo y se tira a la basura. Para mí es algo impresionante. Eso no se puede imaginar en Serbia. A ustedes también les puede interesar el turismo. En nuestra región tenemos montaña, mar, monasterios del Siglo X y XII. Está la Virgen de Medjugorge, cerca de nuestra frontera, en Bosnia.

holazar@abc.com.py

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