No bajar la guardia contra la corrupción

–¿Cuál es el interés de Italia para participar en la Asamblea del Centro Interamericano de Administración Tributaria? 

–Vinimos a representar a mi país en la 51ª Asamblea del CIAT, un compromiso asumido en representación del ministro de Economía y Finanzas. Este es un foro que nos permite estar cerca de los países de las Américas para fortalecer las relaciones en esta lucha común que tenemos contra el fraude y la criminalidad.

–Es curioso. ¿En Italia son los militares los que cuidan que se cobren los tributos? 

–Es verdad. Es algo peculiar que la Guardia de Finanzas es al mismo tiempo un cuerpo militar pero con una función propia de policía económico-financiera. Tenemos competencia de tutelar tanto los ingresos como los gastos de la Unión Europea, del Estado italiano y las entidades locales (las provincias). Se trabaja tanto como policía judicial clásica, la policía de investigación, la administración tributaria para seguir casos de evasión, de elusión del pago de tributos, con capacidad de policía militar.

–¿Son todos uniformados los que recaudan impuestos? ¿Desde cuánto tiempo hacen ese trabajo? ¿Cuál es la eficacia de esta organización? 

–La Guardia de Finanzas celebra este año el 243º aniversario de fundación. Nació en 1774. Tenemos el estatus militar desde 1907. Este año vamos a celebrar los 110 años del privilegio de pertenecer también a la familia militar. Todos los funcionarios, hombres y mujeres del cuerpo tienen rango militar.

–¿Cuántos son? 

–Actualmente el cuerpo está constituido por 58.000 hombres, vamos a incorporar cinco mil más como planilla con lo cual vamos a ser 63.000 en total, todos con preparación y estructura militar. Hubo una importante reforma en ese sentido en el 2001 con la denominación de policía económico-financiera para tutelar toda la capacidad de ingresos y gastos de los balances públicos de la Unión Europea, de Italia y de las entidades regionales, aún aquellas provincias que tienen capacidad autónoma de gastos y de ingresos. La Guardia de Finanzas también está presente en muchas embajadas de Italia en el extranjero. El objetivo es prestar asistencia a las autoridades diplomáticas nacionales así como a las autoridades de los países anfitriones, por ejemplo, para colaborar en asuntos tributarios o el combate del crimen internacional y la delincuencia organizada.

–¿Hay un organismo parecido al italiano en otras partes del mundo o este caso es único? 

–No. La Guardia de Finanzas es única en el escenario internacional. Como le dije, es al mismo tiempo un cuerpo de policía económico-financiera, en el sentido más clásico policía judicial que está capacitada para trabajar junto a las diferentes autoridades judiciales y fiscalías no solamente las penales. Trabajamos con el Tribunal de Cuentas por ejemplo o con autoridades judiciales-administrativas civiles. Tenemos esa capacidad de ver los flujos financieros y de impuestos que entran a las arcas del Estado y así tener una herramienta eficaz para enfrentar la delincuencia económico-financiera.

–¿Cuál es la ventaja de estar uniformados? 

–El ser policías y el ser militares al mismo tiempo nos permite trabajar junto a todos los demás cuerpos de policías así como con las demás administraciones tributarias de Italia y del extranjero como ahora mismo lo estamos haciendo en el CIAT. A partir de esta asamblea general, soy miembro del consejo directivo del CIAT, que tiene como presidenta a Marta González, la viceministra paraguaya de Tributación. Nuestra intención es aportar en términos de mejor capacitación e intercambio de experiencias, y ayudar a llenar ciertos vacíos legales o normativos. Cuanto más eficiente sea la organización de la administración tributaria más eficaz será la lucha contra la desigualdad. Precisamente este fue el tema de la asamblea (de Asunción): cómo reducir la desigualdad.

–¿Qué gravitación tuvo este cuerpo de militares tributaristas en la lucha contra la mafia italiana? 

–La lucha contra la mafia es algo que ha absorbido a este cuerpo desde los primeros tiempos, primero para detectarlos y luego para combatirlos. Esta lucha nos ha hecho más experimentados. Es la razón por la cual hemos desarrollado una especial capacidad para auscultar sobre los fenómenos que se producen en torno a los patrimonios, los flujos de capital ilícito relacionados con el narcotráfico, el lavado de dinero. Tenemos bastante experiencia después de haber combatido tantos años a la mafia.

–¿Cuál fue el protagonismo de la Guardia Financiera en aquel sonado escándalo Operación Mani Pulite en los noventa? (una extensa red de corrupción que implicó a grupos políticos –con el expresidente Bettino Craxi a la cabeza– y empresariales con aproximadamente un millar de detenidos, parecido al caso Odebrecht) 

–Esa Operación Mani Pulite se ventiló en Italia en los noventa, entre 1992 al 95, 96 específicamente. De aquel escándalo aprendimos muchas lecciones. Nos hemos dado cuenta no solo del poder y la capacidad que tiene la corrupción de extenderse rápidamente en todas las esferas. Aprendimos que muchos de estos fenómenos de evasión tributaria, de fraude fiscal tienen mucha complicidad de funcionarios públicos desleales. También nos ha ayudado a cambiar un poco el paradigma de cómo llevar adelante ciertas investigaciones y auditorías sin detenernos solamente en el hecho de la evasión tributaria sino ir mucho más allá.

–De alguna manera nos salpicó un poco en Paraguay. Tuvimos unos casos de corrupción heredada de la dictadura de Stroessner. Se prestó dinero con garantía de la aseguradora italiana SACE sin aval del Congreso... El jefe de la SACE se fue preso por ese y otros casos... 

–No conozco el caso de Paraguay pero somos absolutamente conscientes que el mal de la corrupción traspasa las fronteras. Alguien dice que la corrupción nace con el ser humano. Yo más bien digo que la corrupción nace ahí donde hay fuertes intereses económicos, fuertes expectativas de ingreso, donde hay fuertes comisiones de por medio o donde se juntan intereses de los particulares con capacidad económica para intervenir o influenciar en ciertas operaciones.

La corrupción es un fenómeno internacional y nosotros estamos particularmente comprometidos en combatirla. El trabajo no es fácil. Hay que seguirle los pasos con gente preparada en todo sentido, con capacidad para prevenir que estos fenómenos no se repitan, cortarlos de raíz para que no se extiendan.

–Italia se salvó hasta ahora de la tragedia de los actos terroristas. ¿Tiene que ver la prevención? 

–Nadie está a salvo de la amenaza del terrorismo, con lo cual, no porque no hemos sido blanco todavía de atentados tan sangrientos como fueron otros países, podemos decir que estamos libres de amenazas o de intentos. Nadie lo está. No hay de momento grandes ataques terroristas, y esto viene tal vez de la capacidad del sistema de prevención que nos viene de la experiencia.

–¿De qué experiencia? 

–Nosotros tuvimos un terrible terrorismo interno en los años setenta (las Brigadas Rojas) y que se fue acabando en los años ochenta. A ello hay que sumarle la larga experiencia que tenemos en la lucha contra las organizaciones criminales (la mafia). En ese sentido, a mí me parece que la prevención funciona a la hora de no permitir actos criminales, pero no por eso debemos bajar la guardia. Hay que estar atentos. Por eso nosotros le estamos dando mucha importancia al tema de la financiación del terrorismo. Para toda Europa sobre todo es un tema capital. Más allá de que un terrorista suicida vaya y robe y mate gente con un camión, hay atentados mucho más complejos que requieren de financiamiento, de flujos financieros y, ahí sí, este es un área de interés para una institución como la nuestra. Esto tiene estrecha relación con la cooperación internacional y con la función de la policía judicial. Hemos visto en estos años la eficacia de esta cooperación para castigar los hechos de corrupción. Los que cometen estos delitos van sabiendo que sus delitos no van a quedar impunes, sea donde sea que hayan cometido esos delitos.

–La pobreza y la desigualdad dicen que es reflejo exacto del nivel de corrupción que existe. ¿Cómo se puede combatir esta debilidad? 

–En la Constitución de Italia, que rige desde 1946, hay una serie de artículos, uno de los cuales es muy importante y que habla de la equidad social y que prevé la contribución al fisco de acuerdo al nivel de la capacidad contributiva del ciudadano. Nuestro sistema fiscal se basa sobre el principio de que quien más tiene más debe contribuir al erario público. Me parece que funciona y bastante bien, en todo caso, si se hacen correcciones a la ley en el futuro que sea para buscar la máxima equidad.

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