Nuevas generaciones tienen que valorar lo que tenemos

Emilio Forestieri es un veterano exactivo militante del Partido Liberal Radical (PLR), exiliado muchos años, aunque luego participó de la vida política local desde los 70, siendo concejal de Asunción. Sostiene que el régimen de Stroessner fue producto de la Guerra Fría pero que en Paraguay hubo hombres valientes que sembraron la democratización. Recomienda a los jóvenes aprender del pasado para valorar la libertad que tenemos.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/D3O5KMU3XRCVVGMZR7I5HHZ3PY.jpg

Cargando...

–Usted fue participacionista. ¿Qué lo indujo a seguir?

–Todos fuimos participacionistas. Algunos, antes, otros siempre, otros después pero no todos como yo sufrió un largo exilio. Finalmente, todos creíamos que el gobierno autoritario iba a acabar pronto y no fue así...

–¿Usted también estuvo exiliado?

–Diez años...

–¿En qué tiempo?

–Desde 1960.

–¿Por qué razón?

-Y por razones políticas. Fui expulsado. Yo vine del campo a Asunción a capacitarme. Pasé muchos sinsabores. Fui en su momento dirigente respetado en mi comunidad de Gral. Elizardo Aquino, departamento de San Pedro. El exilio es triste pero he encontrado allá excelentes compatriotas: colorados, febreristas, comunistas, liberales e independientes. Conocí grandes hombres de mi partido y eso hizo que amara la libertad, la democracia, de confirmar mi ideología liberal. Pero el hombre que me impresionó y fue mi maestro era un gran dirigente del partido, Carlos Pastore, el que escribió un libro que se llama “La Lucha por la Tierra en el Paraguay”, una obra que nos hace comprender el problema social. Yo trabajé y luché en la clandestinidad en la Juventud Liberal Alón. He caído preso, he sido torturado. Fue una situación difícil, inhumana. Estuve en la que entonces llamábamos Guardia de Seguridad, hoy FOPE. Como compañeros de celda tuve a compatriotas del Partido Comunista, Partido Febrerista, colorados opositores...

–¿Qué año fue?

–Y desde el 59 en adelante.

–¿O sea, en la guerrilla? ¿Usted era guerrillero?

–Formamos parte de los alonianos que compartíamos y trabajábamos en el apoyo a la acción del Movimiento 14 de Mayo comandado por Juan José Rotela, Mario Esteche, Velázquez Vega y otros comandantes. Yo fui miembro de filiales hasta llegar a la comisión directiva central bajo la presidencia de un gran luchador, ya fallecido, Rodolfo Serafini, secundado por políticos de la talla de Félix María Cáceres, Aniano Denis Estigarribia, Moisés Gómez, Roberto Recalde y otros. Mucho antes que los del Mopoco nosotros teníamos a la policía encima siguiendo todos nuestros pasos. Ahí están los documentos que avalan lo que digo en los Archivos del Terror.

–¿De qué sirvió participar habiendo tantos perseguidos y exiliados?

–Quien más quien menos tenía una esperanza en la democratización. Todos apostamos por la apertura. La Constituyente del 67 renovó nuestra fe. Participaron todas las fuerzas para sustituir la carta política del 40. Creímos que a partir del nuevo documento la ciudadanía podía iniciar la gran lucha de redención del pueblo paraguayo. El Partido Liberal tenía una inmensa cantidad de exiliados, entre ellos estaba yo. Me acuerdo que nos visitó en Buenos Aires el correligionario Ramón Lezcano Torres, representante del directorio, quien fue un protagonista cercano de esa época y del proceso político histórico que vivíamos. Así acompañábamos a todos los comités organizados en el exilio: Clorinda, Formosa, Resistencia, Rosario, Posadas, Corrientes y Buenos Aires. Se decidió inscribir al partido e iniciar una nueva política. El exilio decidió acompañar y abandonar la vieja política de confrontación total. El partido pasó a ser la primera minoría de la oposición, acompañado por el Partido Liberal presidido por el Dr. Carlos Levi Rufinelli. Se tuvo la presencia de los otros sectores como el Partido Febrerista. La Constituyente también permitió nuestro regreso del exilio en el 69.

–Usted fue mucho tiempo concejal liberal. ¿Resultó en algún provecho para el país?

–Usted me hace acordar del año 73, de una carta que me envió el entonces poeta exiliado Elvio Romero a través de mi correligionario Domingo Laíno, que era diputado nacional. Eran tiempos aciagos para la democracia. Yo había presentado una minuta para que la plaza que estaba frente al Buen Pastor llevara el nombre de José Asunción Flores a un año de su muerte. En mi exilio yo tuve el privilegio de conocerlo.

–Nunca se llamó Flores. Le pusieron el nombre de Manuel Ortiz Guerrero, el nombre del poeta. 

–Porque Flores era comunista. Stroessner prohibía que todo lo que para él era comunista apareciera en el mapa. A mí me pidieron que retire la minuta por orden de Stroessner. Dije que no. Se debatió intensamente el tema, nosotros defendiendo nuestra posición pero la aplanadora colorada rechazó. El asunto tuvo trascendencia internacional. De ahí que Romero me mandó una muy linda carta que conservo hasta hoy.

–¿Qué le dijo Romero?

–Ahí está, tengo en mis archivos la versión taquigráfica. En resumen, decía que la plaza iba a tener el nombre de un gran paraguayo y sobre todo de un hombre bueno. Les decía a los que rechazaban que se acordarían y se arrepentirían toda su vida de lo que hacían cada vez que escuchaban en su soledad los acordes de una guarania de Flores y Guerrero.

–¿Por qué duró tanto la dictadura?

–El régimen representaba una realidad geopolítica continental y mundial. Eran tiempos de la Guerra Fría. Con Jimmy Carter cambia poco a poco la política norteamericana. Hace posible una mayor tolerancia. Triunfa Alfonsín. Comienza la transición en Brasil. Nada es casual en este mundo pero siempre hay hombres que enderezan de repente las cosas con su coraje y su valentía. Yo no puedo desconocer por ejemplo a Aldo Zuccolillo y su diario. Mi partido fue el primero que se solidarizó por la clausura arbitraria ordenada por el régimen. Tampoco puedo desconocer que en la estructura de la dictadura había hombres como Conrado Pappalardo o Ezequiel González Alsina que ejercían presión para que el dictador corrigiera algunos de los desmanes que cometían los duros del régimen. Yo estuve como concejal 21 años. El Dr. Martínez Yaryes me acompañó los primeros cinco años. Yo creo, como otros, que la continuidad del stronismo fue producto del azar, por la necesidad urgente de desarrollo que tenía Brasil en el orden energético y decidió impulsar la construcción de Itaipú. Eso significó la prolongación de la tiranía. Es más, la estructura de poder ligado ya a las represas continuó. Se convirtió en círculo dominante.

–Con sus idas y venidas, la libertad que cumple ahora 30 años, es lo que tenemos. El autoritarismo quedó atrás.

–De lo que no podemos desprendernos es de esta justicia absolutamente deshonrosa, venal y corrupta que da vergüenza. Por rara paradoja, el hijo de un excolaborador principal de Stroessner es el que tiene hoy el compromiso de corregir esos vicios que heredamos de la dictadura, Mario Abdo Benítez. Es el que tiene que encarrilar la brecha profunda que existe en la educación, la salud, la seguridad, combatir el prebendarismo y la corrupción imperante. Tenemos un millón y medio de paraguayos viviendo en la pobreza, la marginalidad, que no pueden disfrutar de estos tiempos de libertad. Nuestro país siempre ha sido una isla de injusticias, olvidado por el mundo por nuestra posición geográfica, por sus guerras fratricidas, envuelto entre dos vecinos poderosos que históricamente se han aprovechado de su situación. Este Gobierno es el que tiene que preparar las bases para la renegociación de Itaipú y el replanteamiento de la obra del proyecto Aña Cua en Yacyretá. La nación entera espera que esto no sea de nuevo una entrega como hicieron otros gobiernos y que estas grandes obras sirvan definitivamente para el desarrollo. Nuestro pueblo tiene derecho a una vida mejor.

–¿Qué les dice a las nuevas generaciones que no conocieron los tiempos del autoritarismo?

–Que valoren lo que tenemos. Este es un país de gente joven. Existe una inmensa deuda para con ellos. Necesitamos que se formen y que sus educadores clarifiquen bien lo que significa el costo del autoritarismo para todos los que habitamos esta tierra. En otros países muy cercanos como Venezuela aparecen nuevas formas de autoritarismo que peligran la libertad y la tolerancia. Tenemos que hacer posible que estos jóvenes ciudadanos sean partícipes de la realidad nacional, más aún con el avance tecnológico de la comunicación. Hoy, quizá los partidos no convocan, pero hay nuevos tipos de convocatorias que reúnen multitudes, no solamente a partidos. Vivimos un siglo diferente, el Paraguay ha dejado de ser una isla de tierra y se ha integrado a este gran mundo de la vida en libertad. Tenemos que buscar que la justicia impere para que el reparto de la riqueza sea equitativa y derrotemos la desigualdad.

holazar@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...