Portillo chicanea su proceso y expulsión de Diputados

Desde noviembre de 2017 el diputado liberal efrainista Carlos Portillo viene siendo salpicado por un caso de tráfico de influencias. Salieron a luz varios audios donde se oye al legislador tratando de encontrar un “arreglo” a un proceso penal para una abogada a quien le pidió el pago de US$ 3.000. La abogada Lucía Escobar fue el nexo de las tratativas y también fue procesada.

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Desde el mismo momento en que la fiscala Liliana Alcaraz imputó a Carlos Portillo, el diputado comenzó a presentar una serie de chicanas para tratar de frenar el proceso en su contra y de cierta manera, a más de dos años de investigación, se podría decir que tuvo éxito. Con apoyo político y judicial el diputado liberal no solo paralizó su caso en los tribunales, sino que también hizo que sus pares no le retiren su investidura.

En la Corte Suprema de Justicia el ministro Sindulfo Blanco era su “padrino” hasta que se jubiló. Pero gracias a eso lograba que los incidentes que iba planteando salgan a su favor, como ser el fallo que le permitió llevar su proceso a Ciudad del Este, donde tiene sus influencias. En la Cámara de Diputados el operador que tiene Portillo es Rodrigo Blanco, hijo del exministro de la Corte Sindulfo Blanco, quien logró que no se trate la pérdida de investidura de Portillo a falta de una reglamentación, que será tratada el miércoles en Diputados.

Pero la gran ayuda recibió Portillo de parte de los camaristas Pedro Mayor Martínez y Gustavo Ocampos, quienes fallaron a favor del diputado para enviar el proceso a los tribunales de Ciudad del Este, en agosto del año pasado. Desde entonces el caso quedó en punto muerto, poco o nada avanzó. El camarista Gustavo Santander, quien integró la Cámara de Apelación que resolvió reenviar el caso al Este, votó en disidencia y se opuso alegando que ellos ya resolvieron varios incidentes y la competencia ya era de Asunción.

La fiscala Alcaraz solicitó la elevación del caso a juicio oral, pero hasta el momento la audiencia preliminar en la que se debe debatir este pedido no se pudo hacer por las chicanas que presenta el diputado para frenar el avance del proceso.

En una ocasión, en uno de sus tantos despistes, Portillo señaló que los parlamentarios no son “comunes” como la gente y efectivamente eso lo hace cumplir en su proceso, ya que litiga de mala fe, con innumerables chicanas y no es sancionado

El proceso a Portillo y a la abogada Lucía Escobar está en un limbo judicial, no avanza, y es lo que el parlamentario estaba buscando, para que no sea expulsado de la Cámara Baja, donde también tiene el apoyo de otros colegas investigados como Miguel Cuevas y el procesado Tomás Rivas.

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