Rendir cuenta no es lo mismo que un circo de hurreros

Este artículo tiene 8 años de antigüedad

El informe del presidente al Congreso se convirtió con el correr de los años en un tedioso rito a través del cual el Ejecutivo quiere convencer que tiene razón a una oposición que quiere demostrar la invalidez de la gestión presidencial.

El sociólogo José Nicolás Morínigo considera que con el mensaje presidencial la ciudadanía desea encontrar respuestas a sus interrogantes y explicaciones para las cuestiones que no pudo hacer. Hoy por hoy, el informe al Congreso ya constituye uno de esos ritos de la institucionalidad que la gente ya no confía. Exagerada ceremoniosidad, protocolo, etiqueta, gala y ritualidad sin sentido contenido, y menos mensaje.

Si los medios de comunicación no le otorgaban el espacio y la atención pertinentes, el hecho hubiese pasado desapercibido por su casi nula razón práctica en beneficio de la ciudadanía. En realidad desde el punto de vista del beneficio material, no sirve absolutamente para nada, pero una rendición de cuentas de cualquier Mandatario debería tener una utilidad didáctica para el crecimiento y fortalecimiento de la democracia, puesto que rendir cuentas con seriedad y respeto a la audiencia es uno de sus pilares.

Según la Constitución, el Presidente no solo debe dar cuenta anualmente de su gestión, sino también informar sobre la situación general de la república y respecto de planes para el futuro.

¿Alguien sabe qué piensa hacer el Presidente?

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Aunque difundido profusamente lo ocurrido en torno a este hecho, no creo que ningún paraguayo pueda decirnos hoy qué se siente plenamente informado de qué hizo el Presidente, cómo está el país según su óptica y qué piensa hacer al respecto en lo que le queda de mandato.

Desde poco antes del inicio del presente siglo se viene gestando un sentimiento de incredulidad con respecto a ciertos ritos de la democracia y del republicanismo. Por eso la gente vota a personas sin experiencia política, inclusive a quienes están contra la política, pero es importante que la ciudadanía no claudique en cuestiones vitales como la rendición de cuenta y la transparencia, ya que dar la espalda a estos requisitos es tan grave como desperdiciarlo con un discurso de propaganda, seguido por hurreros que buscan eliminar enemigos para tratar de hacer triunfar la apariencia.

Rendir cuenta es parte de un contrato ineludible entre los electores y los mandatarios, puesto que se les ha encomendado una tarea y se les otorgó una responsabilidad a cambio de que los elegidos den una explicación sobre sus acciones. Convertir esta relación en un acto, en una oportunidad para que unos mientan y otros la repudien es desperdiciar un tramo vital de la democracia y un desprecio al sentido de la división de poderes.

Si bien es cierto que los mandatarios, como autores de las tareas a su cargo son responsables de las mismas como también de sus consecuencias son merecedores tanto de elogios o premios como de repudios o rechazos, no es democrático arrear a los actos de rendición de cuenta a personas con el fin específico de actuar de hurreros.

En las próximas elecciones no olvide optar por personas con sentido de responsabilidad política y ética personal, que a la hora de rendir cuenta de sus actos más que justificarse y justificar a los suyos, sienta el deber de pagar una cuenta con quienes los eligieron y que a pesar de lo realizado conserva aún una deuda pendiente que los ciudadanos los ayudarán con sus críticas a identificar cuándo pagarla y de qué manera.

Resumen de la nota anterior

El concepto de la mayoría manda en la democracia, empleado por el cartismo para justificar los atropellos a las mesas directivas del Senado y Diputados con el fin de cambiar sus representantes en el Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, es un recurso típico de dictadores, tanto de izquierda como de derecha.

Todo demócrata sabe que no se puede violar la Constitución –como hicieron los cartistas– por el solo hecho de contar con una mayoría circunstancial.

ebritez@abc.com.py