Un grupo de pobladores del distrito de Santa Rosa del Aguaray, departamento de San Pedro, se reunió con los menonitas de la zona y decidieron convocar a las fuerzas vivas para una marcha sobre la Ruta III “General E. Aquino”, el martes 26 desde las 8:00, para repudiar la violencia, los secuestros y pedir paz para el norte del país. Se prevé culminar la movilización con un encuentro en la plaza ubicada frente a la terminal de ómnibus.
El sacerdote local Cristian Paiva expresó su respaldo a la iniciativa que se lanza con el lema “Unidos por la paz”, y dijo: “Ellos (menonitas) están cansados y nosotros también de la inseguridad y sobre todo de la inacción del gobierno acerca de los casos de secuestros y otros casos de inseguridad”.
Comentó que se prevé la presencia de estudiantes, jóvenes y los colonos menonitas.
Carlos Martínez, director del Centro de Formación Integral de Personas Ciegas, apoya la organización e invita a ser partícipe del reclamo popular, coincidiendo con los argumentos del párroco, y acotó que la economía de mucha gente depende de los colonos menonitas, quienes actualmente son blancos de ataques y secuestros por parte del grupo terrorista autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). “No podemos seguir indiferente ante esta inseguridad, debemos decir basta y sentar postura”, manifestó y explicó que para la marcha serán invitadas las familias de los secuestrados, “pedimos que se traiga remeras y banderas blancas”.
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Cinco secuestrados
El policía Edelio Morínigo sigue cautivo desde el 5 de julio del año 2014, es la persona que más tiempo de secuestro lleva. A él se sumó el colono menonita de Manitoba, Abrahán Fehr, raptado el 8 de agosto del año 2015, y que hasta la fecha nunca hubo una prueba de vida. El tercer secuestrado es el ganadero Félix Urbieta desde el 2 de octubre del año 2016, el cuarto es el menonita Franz Hiebert, desde el 21 de agosto de este año y Bernhrd Blatz desde el 1 de setiembre último.
La Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) hasta ahora ha fracasado, a tal punto que su sola presencia ya no genera la sensación de seguridad a la desesperada población.
