Santiago Peña asegura que ganará las internas coloradas

–¿Cómo es ser “el elegido” de Horacio Cartes?

– No fue este mi primer desafío. Un punto de inflexión que cambió mi vida fue cuando recibí la noticia de que iba a ser padre a los 17 años cuando estaba en el quinto curso del colegio. Lógicamente uno entra en pánico. Hablé con mi padre y él me dijo: “Santi, vos de mí no vas a heredar ninguna estancia, ni una empresa. Lo único que te voy a dejar es tu educación, así que más vale que estudies”. Tener un hijo a esa edad fue toda una carrera aparte. Terminé el colegio haciendo el discurso de fin de año, con mi hijo de cinco meses sentado en primera fila.

–¿Primer alumno?

–No era un alumno brillante, pero nunca tuve problemas en el colegio. Era, eso sí, muy inquieto. Jugaba rugby. Estuve con la selección en dos mundiales juveniles. Adquirí mucha disciplina. Tenía un hermano que estudiaba en Kansas y mi sueño fue poder estudiar en Estados Unidos.

–¿Cuántos hermanos?

–Soy el menor de tres hermanos. Me recibí en la Universidad Católica, mi señora se recibió de arquitecta, y en ese ínterin apliqué a una beca japonesa para estudiar en la Universidad Columbia de Nueva York. Posibilidad de pagar no tenía ninguna. Ingresé al Banco Central a los 18 años. Apliqué a un puesto en el Fondo Monetario Internacional en Washington en 2009. Trabajé en el Departamento Africano tres años. Fui como 15 veces y cada vez que pisaba África, me decía a mí mismo: “Qué maravilloso es Paraguay”, sin problemas de religión, de etnias y diferencias sociales tan pronunciadas.

–¿Cuál fue su nexo con el presidente Cartes?

–Nunca en mi vida lo había visto ni me había cruzado con el Presidente. Del FMI vine como consejero del Banco Central en 2012. Me propuso Jorge Corvalán (entonces Presidente). Reemplacé a Luis Campos que había fallecido. Yo conocía al ministro López Moreira a través del deporte. Jugábamos rugby en el mismo club. Nos pusimos en contacto. Me dijo: “Hay temas en los cuales nos gustaría que nos ayudes desde el Banco Central”. Uno de esos era el tema de la renegociación del acuerdo de Yacyretá. La primera vez que tuve una reunión con el Presidente fue en octubre (de 2013) cuando él iba a tener su primer encuentro con la presidenta argentina Cristina Kirchner. Fue en Mburuvicha Róga. Yo pedí la palabra y le dije: “Presidente, si usted me permite, dígale a la Presidenta que Paraguay va a consumir el 100% de su parte de energía de Yacyretá y que para eso vamos a construir una línea de transmisión”. Y así fue. Le dio ese mensaje. Cerramos un crédito con el BID y ya está en construcción la línea de transmisión de 500 kV que nos permitirá retirar el 100%. Cuando renuncia Germán Rojas a Hacienda en diciembre de 2014, me llamó el Presidente y me ofreció. Nunca me imaginé pero sin dudar acepté. Lo tomé con la misma convicción de los desafíos que se me presentaron en la vida.

–¿Qué es lo que se hizo en Hacienda? Las críticas son muy duras contra sus recortes.

–Paraguay necesita crecer a razón de 6 o 7% por año. Quién iba a pensar que Brasil iba a entrar en el 2015 en la peor recesión de su historia o que iban a reducirse los precios internacionales de los commodities (materias primas). Entonces, le dije al Presidente: “Tenemos que tomar decisiones duras si queremos crecer al 6 o 7% en forma anual. Ese crecimiento es el que nos permitirá ayudar a los más necesitados”. Me dio carta blanca.

–Y, ¿qué hizo?

–Me senté con mi equipo y dije: “Traigan la podadora, vamos a cortar todo. Estamos en economía de guerra” y procedimos: “compra de vehículos”, suspendido; “compra de muebles de oficina”, suspendido...”. Muchos en el sector público actúan por inercia. “¡Che, tenemos que ejecutar este rubro muebles. Si no gastamos, nos van a sacar del presupuesto y ya nunca más nos van a volver a dar!”. Entonces, se gasta en forma innecesaria. Cortamos las consultorías, los beneficios salariales, las horas extras... Fueron decisiones impopulares, pero en contrapartida aumentamos en construcción de viviendas, en beneficiarios de Tekoporã, adultos mayores y enfocamos la composición del gasto hacia el gasto social y a la inversión, que es finalmente lo que espera el pueblo

–¿Por qué cuesta tanto la burocracia pública? 

–Tenemos una burocracia pesada que se ha construido por décadas para alimentar el clientelismo.

–Y el servicio es pésimo.

–Cuando tomamos Hacienda, de cada 100 guaraníes que se pagaba de impuestos, 85 iba a salarios. Hoy ese número está en 70. Tiene que bajar todavía más.

–¿Por qué las críticas apuntan casi todas a la SET (Secretaría de Estado de Tributación)?

–Y porque recaudar es un trabajo ingrato. Hay que meter la mano en el bolsillo del contribuyente y después Hacienda tiene que repartir, y nunca alcanza para todos.

–Se acusa a Tributación de aplicar decisiones inconstitucionales para cobrar impuestos.

–Y siempre está ese debate que lo que hace Tributación es inconstitucional, pero finalmente el que tiene que definir es la Corte Suprema.

–En estos días, el debate estaba centrado en la retención del impuesto a la renta personal.

–Nosotros hemos hecho el análisis jurídico. El aporte de IPS se descuenta automáticamente. Esto funciona de la misma manera. Es una retención establecida en la ley, además apunta a un punto uno por ciento (0,1%) de la población más rica. Este no es un asunto que le afecta al asalariado común. Esto afecta a los dueños de empresas, a los grandes capitales, a los que ganan más de 10 millones de guaraníes por mes. Para ellos el descuento es de solo 50.000 guaraníes. Lo que pasa es que son los grandes capitalistas los que no quieren.

–¿Por qué el servicio no mejora? IPS, por ejemplo, se paga pero solo usa la gente muy desesperada.

–En 70 años, la infraestructura era de mil camas. Nosotros, en cuatro años sumamos otras mil y sigue siendo insuficiente. Mi compromiso es hacer más.

–Están los apagones de la ANDE, la falta de agua los días de calor, la burocracia de Seam, Senave.

 –Estamos construyendo las primeras plantas de tratamiento de residuos cloacales. Paraguay no tenía. Es la demostración de atraso más grande. Tres estamos haciendo. No se hizo nunca porque eso no es políticamente redituable. Invertir en educación tampoco hace ganar una elección. La inversión que hicimos en infraestructura eléctrica, en líneas de transmisión, no tiene comparación. El problema es que no es suficiente.

–Seguimos siendo uno de los países más desiguales.

–Disminuyó la desigualdad. El índice de Gini, que es la diferencia del ingreso del que menos tiene y del que más tiene reporta que no somos los más desiguales. El más desigual es Brasil. En Paraguay ha habido una disminución en la desigualdad. Por eso es importante el tema de los impuestos. ¿Quiénes no quieren pagar? Los que tienen más. Eso pasa aquí y en todo el mundo. El proyecto del metrobús, por ejemplo. ¿Quiénes se oponen? Son 50 frentistas contra más de 100.000 que usan a diario el servicio en esa zona. Hay una teoría que desarrolló el profesor Calestous Juma, nigeriano de Harvard.

–¿Qué dice?

–Él habla de los enemigos de la innovación, basado en 600 años documentados de historia de cada uno de los cambios que se fueron dando en la humanidad, y cómo estos cambios que son muy naturales para nosotros, en su momento tuvieron muchísima resistencia. El cambio genera resistencia. Los que pierden un beneficio son siempre una minoría.

–¿No vamos a tener sorpresas de corrupción como Brasil y Argentina? –Yo soy parte de este Gobierno. Uno de los principales legados es precisamente el acceso a la información pública y la transparencia del gasto público. Nadie hizo antes porque es impopular. Es más fácil tener un sector público oscuro. Yo prometo hacer más. Vamos a hacer que la ciudadanía nos controle todavía más.

–¿Cuál es su opinión sobre su rival, Mario Abdo? Algunas encuestas los muestran muy parejos.

–Mario tiene claramente un techo. Después de tres años de campaña ya no crece. En cambio, las encuestas muestran que en tres meses yo he crecido muy rápidamente. Algunos dicen que somos muy parecidos, pero en realidad somos muy diferentes. Nuestra historia de vida, nuestros perfiles son totalmente diferentes.

–Marito lo acusa de tener imagen muy estudiada, sonrisa falsa, que no tiene historia partidaria y que nunca estuvo en una trinchera.

–(se ríe) El está indignado con él mismo porque no puede mostrar que haya hecho absolutamente nada desde su trinchera. Todos saben que él viene de una vida llena de privilegios. Nació en “cuna de oro” dentro del poder (en el gobierno de Stroessner). Lo único que ha hecho toda su vida fue administrar poder. Sus empresas son, por ejemplo, tradicionales proveedoras del Estado.

–¿Usted votó a Fernando Lugo como dice Mario?

–Yo no estaba en Paraguay. No me acuerdo haber votado. También dice que voté por Efraín Alegre en el 2013. Yo no estaba en Paraguay. Estaba en Estados Unidos cumpliendo una misión oficial por el Banco Central.

–¿Quién es su referente como político?

–Kennedy. “No piense lo que el país puede hacer por usted sino qué puede hacer usted por el país...”.

–¿Uno más actual, un ejemplo a seguir?

–Barack Obama. A mí me impactó. Es muy buen comunicador.

–Efraín Alegre dijo de usted que si llega a Presidente va a ser empleado de Cartes.

–Y mire, no podría esperar absolutamente nada menos de él. Tiene una gran habilidad para descalificar a la gente, pero de mi parte, yo le aseguro, tengo una lógica diferente. La gente tiene que conocerme como soy y lo de la sonrisa: es la sonrisa que he tenido siempre, y la actitud es la actitud que he tenido siempre.

–¿El gabinete, si gana, va a ser de Santiago Peña, elegido por Cartes o por ambos?

–Va a ser 100% elegido por Santiago Peña, no por Cartes, sin ningún margen de error, con la salvedad de que habrá una mayor presencia de mujeres en los lugares de decisión. Es mi compromiso.

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