–¿De qué partido es usted?
–Del Partido Demócrata Cristiano. Es una de mis grandes decepciones personales. Mi hermano fue uno de los fundadores en 1960.
–¿Decepción por qué?
–Fernando Lugo llegó al poder a través del PDC. Lo quieren candidatar otra vez a sabiendas de que es inconstitucional. “No pueden ser candidatos los expresidentes”, dice el reglamento: ni Lugo, Cartes o Nicanor. Respetemos la Constitución.
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–¿El PDC lo apoya?
–Por eso le hablaba de que mi partido es una de mis decepciones. Lugo ni siquiera está afiliado. Llegó a Presidente y ni se molestó en afiliarse. Ahora induce a apoyarlo en una aventura que riñe con las normas. Al PDC ni siquiera se le puede acusar de haber sacado rédito de su gobierno.
–¿Acaso no entraron varios del PDC en su Gobierno, usted?
–Yo entré en Capasa por la ventana, nada que ver el partido. Nos conocíamos con Dionisio Borda (entonces ministro de Hacienda). El único que entró durante el gobierno de Lugo por ser del PDC fue Gerardo Rolón Pose. En mi caso fui despedido por Federico Franco “por no ser liberal”. Hoy es presidente de Capasa un seccionalero de Fernando de la Mora creo, muy cuestionado por sus antecedentes.
–No está de acuerdo.
–Desgraciadamente, el PDC, o lo que queda de él, se está equivocando muy grande. Lugo no es el primero que viene, usa la chapa del partido y se manda mudar. Ya hubo otros, encima con muy pésimos antecedentes. Me indigna la conducta de la dirigencia a la que no le importa mantener valores básicos de nuestros fundadores. Hace unos días me borré del grupo de Whatsapp “Democristianos al poder”, que es el que apoya a toda costa la reelección de Lugo.
–¿Qué le preocupa?
–Van a terminar por fundir al PDC. Me preocupa que no cambie nada este país, que la viveza y la trampa estén inficionadas en todas partes, que se desconozca a la gente honesta, proba, capaz. Me hace acordar a la historia de Sodoma y Gomorra. Dios le pide a Abraham que le presente 50 justos (personas justas) so pena de destruir Sodoma y Gomorra, infestada de corrupción. Abraham, el pobre, le pide rebajar a 30. Se le rebaja a 30 y no consigue esa cantidad. Le rebaja a 20 y no consigue. Le rebaja a cinco y no pudo conseguir cinco. Ahí vino entonces la destrucción de la urbe más grande del mundo.
–¿No se puede conseguir cinco honorables?
–Si usted piensa que lo van a tomar a uno por su idoneidad, por sus antecedentes, es un iluso. Se le busca al más hábil para recaudar en el menor tiempo posible. Acaban de nombrar a un seccionalero en Aduanas, por ejemplo. Yo soy fundador de la Cooperativa Mburicaó en el 72. Entre 13 personas juntamos a 100 guaraníes cada uno. Eramos todos unos secos totales. Hoy es una de las más sólidas de Asunción. Nacimos antes que la Universitaria y Coomecipar. Nadie pensó en ese momento de aprovecharse de nadie.
–Y ¿en Capasa?
–Y hubo que luchar contra el robo y el despilfarro. Era una cueva de ladrones. Había filtraciones por todos lados. Nunca le pude pillar al jefe de taller que me presentaba siempre una factura superabultada por cambio de piezas. Suspendí la provisión de combustibles. Era una tragadera. Tomé Capasa prácticamente fundida, con una deuda de 11.000 millones. En mi primer año la empresa perdió tres mil. El segundo año perdió dos mil y pico y el tercer año ganamos plata. A mí no me pudieron robar más. Me tenían terror los bandiditos de la empresa.
–¿Qué hizo?
–Le hice una trampa sutil a los “compañeros sindicalistas”. “Si ganamos plata les aumento el sueldo”, les dije. Ganaron el sueldo mínimo mucho antes que otras reparticiones. Creo que fui el único administrador del Estado que presentó una rendición de cuentas. Fue por 10.000 millones. Al salir de ahí, calculo que la empresa se podía vender fácil por cinco millones de dólares. Recuperamos el mercado. Tres cualidades tiene que tener un administrador de la cosa pública: honestidad, capacidad y eficiencia, resultados, “meter goles”, por decirlo así en lenguaje futbolístico. Tuve otras experiencias con otras empresas del sector privado que estaban prácticamente fundidas y que conseguí levantarlas de nuevo. Hasta al club Nacional lo levantamos.
–¿Cómo fue con Nacional?
–Nacional estuvo dos veces en el descenso. Me dieron la administración del club cuando estaba en el descenso. Fui tesorero. En el 84 fui presidente porque (Óscar) Harrison tiró la toalla. Ya no daba más por sus cuestiones particulares. Tomé la administración con el compromiso de Harrison de que no me iba a dejar ninguna deuda. Bueno, tampoco me dejó un peso. Y sin un peso lo salvamos a Nacional. Hasta ahora ODD (Osvaldo Domínguez Dibb) me debe una apuesta. “Si Nacional no desciende te levanto un monumento frente al Defensores (del Chaco)”, me dijo.
–¿Por qué el bandidaje tiene tanta facilidad para insertarse?
–Acá la podredumbre comienza en el Poder Judicial. Tenemos toda una industria de testaferros, así como ustedes están publicando. Hay rutas fantasmas, muros fantasmas. Hay coquitos de oro, niñeras de oro, ahora el mecánico de oro. Ellos se desenvuelven como personas normales comunes y corrientes. Nadie les dice nada. Son extremadamente hábiles para caer bien parados. La vez pasada me pidieron colaborar con Soares, ese que hizo una gran matufia con los coquitos de oro. Dije que no. Que se vaya primero preso, que devuelva lo que tragó y vamos a hablar de lo que quiera. Así les dije.
–Hablar para qué.
–Para hacer un movimiento político con él. Yo con ese tipo no me voy ni a misa. Por suerte, yo elijo con quien juntarme. A varias personas les he negado mi colaboración sin decirle por qué. Se habrán dado cuenta por qué les di la espalda. Para mí cuentan los valores primero, los cristianos en lo posible.
–¿Usted cree en la tercera fuerza?
–Hasta yo me animo a candidatarme si mi postulación sirve para ese fin. Pero tiene que ser una tercera fuerza integrada por personas íntegras sin cuestión alguna, personas respetables como lo eran los Irala Burgos, Jerónimo y Adriano.
–Casos excepcionales.
–Un tiempo coincidimos en la Universidad de Lovaina con Adriano. Muchas veces nos paseábamos por los jardines recorriendo y conversando queriendo solucionar los problemas del Paraguay de Stroessner, los dos llenos de ilusiones. Adriano tenía muchas y excelentes ideas. Era un soñador, éticamente un tipo perfecto.
–¿Se puede alterar la dualidad de poder: Partido Colorado, Partido Liberal?
–Tenemos que alterarla. Está demostrado que ni el Partido Liberal ni el Partido Colorado pueden cambiar algo este estatuo quo. Desde el momento en que el Presidente, para que no lo desestabilicen y no lo traicionen, tiene que pagar a sus diputados y senadores y colaboradores, no hay esperanza. Este país solamente podemos hacerlo grande con personas íntegras. El 2018 puede ser una gran oportunidad.
–Y ¿los jóvenes, que son la mayoría en el padrón?
–No se enganchan. Yo fui dirigente de la Acción Católica. En nuestra época, con monseñor Bogarín, Aníbal Maricevich y el mismo Mena Porta había más jóvenes militando en los movimientos. Los pendejos no se comprometen con nada ni con nadie porque son cómodos. Para el baile, la joda o el chupi están disponibles cien por ciento. Es mucho más fácil quedarse a tomar tereré, jugar al fútbol seguido de chupi que comprometerse con alguna causa.
–Pero el líder tampoco aparece.
–Si se meten van a encontrar. Acá no se meten, no les interesa. El problema está también en la educación que se les imparte, se nota la falta de formación de sus profesores. Está todo comercializado. El profesor del Monseñor Lasagna, del San José, del Cristo Rey, Salesianito ya no es el mismo de antes.
–¿Y cuál es su opinión sobre la reelección?
–Me parece bien que haya dos períodos de cuatro años, pero después del 2018 y a través de una asamblea constituyente. Y un detalle más: que la reelección limitada se extienda a los senadores y diputados. Un paraguayo no puede ser toda la vida senador; diputado menos todavía. Ahí tenemos a la vista el resultado: son todos millonarios. Se creen virreyes con licencia para robar y no servidores públicos.
Debe incluirse una profunda reforma del sistema judicial para terminar con los jueces y fiscales corruptos y la selección rigurosa de ministros de la Corte honrados, honorables, respetables, confiables, valientes para sancionar a los parlamentarios, funcionarios y exfuncionarios que siguen impunes. Imagínese, 14 audiencias para tratar un caso.
–¿Cuál caso?
–El caso de los “coquitos de oro” ya va por la decimasexta audiencia y (Camilo Soares) no se presenta. Cuántos casos más hay, como el de los helicópteros, cajoneados por el tráfico de influencias. La justicia debe ser eficiente, clara, rápida.
Es hora de decir basta. El 2018 está cerca. Tenemos que prepararnos. Yo me ofrezco para ser un canal ciudadano que encauce estas inquietudes. Ojalá la rebeldía ciudadana renazca a través de una tercera fuerza.
holazar@abc.com.py
