Sobre las obras y avances producidos durante los 35 años de feudalismo

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De los miles de libros, enciclopedias, agendas, almanaques, carteles, libretas, pergaminos, monedas, billetes, monumentos y todo cuanto fuese posible, dedicados por los chupamedias al opresor, ahora aparece un nuevo opúsculo con el rimbombante título de "Refutando falacias sobre el gobierno del general Stroessner y anécdotas con él mismo", de uno de sus voceros, representante y apologista Hirán Delgado Von Lepel, malhadado hombre del régimen que por su asociación e intereses personales, omitió, protegió, enjabonó y lustró todos los atropellos del terrorismo de Estado implantado por Alfredo Stroessner. El idolatrado y endiosado líder de Hirán hubiera cumplido 99 años el día jueves, 3-XI-2011 (fecha feliz), pero dichosamente para el pueblo paraguayo ya se fue al infierno.

...Y ahora solo falta que su nieto Alfredo "Goli" Domínguez Stroessner cumpla con su promesa y lance el libro que anunció sobre "el más tierno y sensible abuelo".
  
Resulta remanida toda la historia tejida en torno a las "buenas e incomparables obras" materiales alcanzadas por el gobierno de Alfredo Stroessner, constantemente expuestas por los hurreros y descendientes de antiguos personeros del sistema que se enriquecieron a mansalva gracias al despotismo de un sistema terrorífico que envileció al Paraguay.   
  
Es lógico que todos los que han saboreado las mieles del stronismo rampante, recuerden con devoción a su "único líder", más bien porque participaron febrilmente de los inmensos negocios fabricados durante los 35 años ininterrumpidos de absolutismo, ignorando completamente el martirio de los compatriotas que padecieron los más terribles vejámenes de la historia política paraguaya, modelo sádico que se basó en el principio de "al innecesario sufrimiento de unos, la riqueza espuria de otros", instaurándose una casta de privilegiados y omnipotentes que sojuzgaron al "bien común" y a la "igualdad" ante la ley.   
   
Siempre lo mismo   

A lo largo de tres décadas y media, diversas frases creadas por los "coloretes" stronistas iban destinadas a ensalzar el gobierno de estilo totalitario, manteniendo a raya a todos los disidentes u opositores. La consigna era revestir de "brillo", "virtud" y "prestigio" a un sistema monstruosamente taimado y la fórmula incluía una "guerra sicológica" emprendida para dominar al pueblo, exactamente igual a la implementada por Joseph Goebbels (1897-1945) durante la vigencia del nazismo en Alemania.
  
Los acólitos de siempre perifonean en la actualidad que bajo el gobierno del general Stroessner se concretaron "todos y los únicos" avances del país, los más excelsos. La "propaganda nazi" metida hasta los tuétanos sigue siendo expuesta por sus amigos, parientes, nostálgicos, simples seguidores y un tendal de arribistas que disfrutaron de aquellos inmensos caudales del estado, lógicamente, que la dictadura concedía a sus compinches halagadores.   
  
Los stronistas no se cansan de mencionar las megaobras como las hidroeléctricas, el agua corriente, la telefonía, los puentes, las rutas, los hospitales, los pueblos, las ciudades, los transportes, las industrias y otras yerbas fotogénicas. Claro, las construcciones debían realizarse a como dé lugar, se tenía que hacer algo para justificar la perpetuidad, porque además –de otro modo– era imposible gestar las atractivas nomenclaturas basadas en presupuestos y sobrefacturaciones.
  
Edificar era la premisa, cuanto más mejor, porque ahí estaba el tapujo y el "gran negocio" de los precios inflados, las coimas, el manejo presupuestario, el dolo, el fraude, el arbitraje libertino de los recursos nacionales y toda la parafernalia en torno a los proyectos emprendidos, muchos de ellos, verdaderos "elefantes blancos". Eran obras concebidas para emprender el saqueo a las arcas del Estado.   
   
Ayer como hoy   

La gran riqueza stronista proviene de estos procederes, precisamente de un largo e interminable gobierno tiránico que se apropió de todo lo plantado en el país: tierras, estancias, empresas, entes autárquicos, ministerios, aduanas y cualquier rincón donde se pudiera generar recursos financieros. Era, y aún lo es, la manera de enriquecimiento de la "claque" en torno al poder absoluto de un general depravado y asesino. A raíz de esto es que el funcionariado público servilista y prebendario, permanece intacto bajo el ejido y el poder de los "coloretes".  

La ayuda externa, especialmente la de EE.UU., fue para asentar, robustecer y perpetuar al régimen autocrático hasta que ellos mismos decidieron terminar con el sostén y le dijeron al "führer" ¡Basta! Muchos de esos recursos, a lo que hay que agregar cientos de donaciones, pasaron a engrosar la fortuna personal y familiar de los personeros del régimen, en un abierto despojo a la nación, todavía impune.   
  
El propio Stroessner sabía que su corrupción diseminada por todo el territorio nacional (tela araña mafiosa) era conveniente para él. Salpicada la gente, nadie osaría en acusarlo con el dedo índice y mucho menos tratarlo de corrupto y facineroso. Era la puesta en marcha de un modelo con el abierto quiebre moral y ético de la República que iba en consonancia con una tipología del modo de "ser stronista" (vivencia y procedimientos), pero que servía para justificar y blanquear los desvíos y en el cual toda la población se obligaba a sumergirse y enlodarse. Quien osara oponerse quedaba marcado, cayendo sobre él todas las tribulaciones del más tenebroso sistema implantado. Sin importar el partido ni el color ni la doctrina, el que se declaraba "autónomo" o se levantaba en "rebeldía" por sus ideas enalteciendo los valores genuinos, principios de vida, rectitud, institucionalidad, patriotismo, era mal visto, sindicado y lacerado con los peores vejámenes nunca vistos. Estas "obras de progreso", con el caudal monetario administrado mantuvieron a Stroessner y sus secuaces en el poder durante 35 años… Y la necia justificación por tanta barbarie, se resumía filosóficamente en esta lacónica frase de pura cepa stronista: "El precio de la paz".   
   
Reliquias de gobierno   

"…Y vendrán las osamentas que viven desgarradas en el fondo de las fosas a golpear las puertas de las conciencias de sus risueños verdugos, los sollozos del martirio se derramarán en sus almohadas tiesas deslizando lágrimas ensangrentadas y gritos desgarrados por el dolor, vidas aniquiladas por las órdenes de tortura y el fusilamiento de un tirano cobarde y traidor llamado Stroessner, terrorista presidencial que acabó con los espíritus inmaculados de los egregios de la patria".   
  
Delgado Von Lepel recuerda como virtud los atropellos materiales promovidos por el régimen, disfrazándolos con el manto de "grandes obras de gobierno". Sería bueno que al mismo tiempo evoque las majestuosas iniquidades psíquicas cometidas por su "guía espiritual" dejando a su paso un ejército de heridos, inválidos y fallecidos.   
  
En el régimen que no se apiadó de nadie, exigiendo absoluto vasallaje (sumisión), Delgado Von Lepel manejó la cárcel, la Corte y se hizo vox pópuli su asociación en los negocios con el hijo pródigo Gustavo Stroessner, fue una pieza clave y un mudo testigo de innumerables entuertos del sistema, fue cómplice, encubridor y un avalador tenaz de las barbaries cometidas por el gobierno.
  
Los hombres enriquecidos durante la dictadura fueron engranajes estratégicos del régimen stronista, usurparon acciones, negocios, haciendas y otras pertenencias a sus verdaderos dueños bajo una implacable extorsión, amenaza, apresamiento, tortura, persecución, exilio y desapariciones.   
  
A los "enemigos", primero los empobrecían y luego los remataban. Gran parte de la ciudadanía debe recordar que los asesinatos políticos con saña continúan sin justicia y los culpables transitan orondos y libertinos por toda la geografía nacional mofándose de esta seudodemocracia instalada (continuismo).
  
Hoy, los cadáveres emergen a la superficie, dando testimonio fiel de las atrocidades cometidas contra la vida y los derechos primarios del hombre. Estos restos corroboran lo que relatan las toneladas de documentos clasificados conocidos como "El Archivo del Terror", donde se describen las tétricas prácticas del stronismo para atemorizar y liquidar a los compatriotas, método con el cual se eternizó en el poder.   
   
Como las ratas 

Dijo la crónica de ABC Color al día siguiente del lanzamiento: "Hirán Delgado Von Lepel, abogado de la familia Stroessner, presentó anoche en la ANR su libro ‘Refutando falacias sobre el gobierno del general Stroessner y anécdotas con él mismo’.   

El senador actual Alfredo ‘Goli’ Stroessner, los ex cancilleres Carlos Augusto Saldívar y Rodney Elpidio Acevedo; el ex ministro de Justicia y Trabajo J. Eugenio Jacquet; el empresario Carlos Alberto Ramírez Díaz de Espada, el general (SR) José Key Kanasawa, el profesor Niceto Coronel Velázquez y una treintena de ex funcionarios y dirigentes que brillaron (exultantes) durante la dictadura, estuvieron presentes en el acto. En el salón recordaron las obras producidas durante los 35 años de gobierno.   

Mientras en la sala de sesiones de la Junta de Gobierno se reunía lo más granado del stronismo, sobre la calle 25 de Mayo se realizó una manifestación con estribillos y pintatas en las paredes del local partidario por parte de las víctimas de la dictadura y algunos militantes actuales del P-MAS.   

Despidieron con huevos a los que se animaron a salir por el frente del local, sobre la calle 25 de Mayo. Von Lepel, el nieto del dictador (Goli) y otros (no se arriesgaron) se escurrieron por un acceso lateral que da a la calle Cerro Corá (ex local del diario Patria)". (Los paréntesis son nuestros).   

Casi 23 años después de ser tumbada a cañonazos esa dictadura oprobiosa, Hirán Delgado Von Lepel se animó a lanzar su libelo donde a lo largo y a lo ancho de su exposición aplicó "la ley del ñembotavy" (desentendimiento), es decir, incurrió premeditadamente en un mar de omisiones y tergiversaciones, pretendiendo –una vez más– glorificar al gobierno stronista, incluso se dio el lujo de enaltecer la "libertad de prensa" y los "derechos humanos sin comunismo" vigentes, durante aquel infierno. Lo más llamativo después de este lanzamiento es que su conocida prepotencia se amilanó ante las víctimas que lo esperaban, escapándose "por la puerta de atrás", típica actitud stronista, pues solo son valientes cuando se amparan y ostentan el poder omnímodo.

 

P.D.: Hirán Delgado Von Lepel fue secretario, agente fiscal, juez y presidente de la Corte Suprema de Justicia 88/89. Ejerció la presidencia del Colegio de Abogados Colorados. Se desempeñó como diputado del Congreso. Ejerció la Concejalía Municipal por Asunción y fue Cónsul General y Encargado de Negocios en París-Francia (Todos los cargos ejercidos los cristalizó durante el régimen de la opresión).


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