“Somos responsables de los gobernantes que tenemos...”

Carlos J. Ardissone, de profesión ingeniero químico, es gente como uno, pero inquieto por el devenir del país. Hizo un libro de sus apuntes, para dar a conocer su visión sobre el gobierno que tenemos y los que le han precedido. Se titula: “Reflexiones sobre el Paraguay”. En esta entrevista deja claro su mensaje. Si fueron un desastre, los ciudadanos somos responsables de los gobernantes que tuvimos. “De entre nosotros salieron”, afirma.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/MCWCCEKX3VGRTENHDVUB4MSOW4.jpg

Cargando...

–Usted no es un escritor habitual de libros...

–Ahora estoy empezando. Más vale tarde que nunca (sonríe). Mi formación es la de ingeniero químico, no historiador, pero...

–En “Reflexiones sobre el Paraguay” hace el papel de historiador...

–Un libro puede tener errores. Hay muy pocos que no los tengan, pero una vez escrito se puede corregir y mejorar. En cambio, un libro que nunca se escribe no le sirve a nadie. Es el lema que seguí para concretar esta obra que ya hice pública antes. Lo que hice fue una actualización que está terminada y a punto para su lanzamiento.

–¿De dónde parte esta iniciativa?

–Yo fui mucho tiempo profesor universitario. Las inquietudes de los jóvenes me acicateaban a tomar notas, a hacer apuntes. Me ayudaba a estar prevenido ante preguntas que podían tener respuestas sencillas, pero si no son las correctas pueden acarrear problemas. Las respuestas hay que buscarlas hasta encontrarlas. Hay que pensar hasta que duela. Estas reflexiones tienen toda una vida de elaboración. Hay cosas que para mí siguen siendo misteriosas... Muchos de los problemas que atravesamos los que vivimos en el Paraguay no son problema de los gobiernos. Los ciudadanos somos responsables.

–¿Cómo se entiende?

–Los gobernantes que hemos tenido no vinieron de otro planeta. No fueron importados. Salieron de entre nosotros... El general Rodríguez era un paraguayísimo tipo. No hay una dinastía hereditaria a la que podamos atribuir la responsabilidad. ¡No! Nosotros somos...

–Tuvimos un dictador 35 años, pero al hombre más votado en toda la historia del país (Raúl Cubas) lo voltearon en siete meses los de su propio partido...

–Y después todo termina en saqueo. Es la constante de nuestra historia. Y los responsables fueron todos hijos de vecino, como usted o como yo. Tuvieron la oportunidad de meter la mano en la lata y lo hicieron, y quedaron completamente impunes. Hasta la Constitución podríamos eliminar y nadie se va a dar cuenta.

–La fatalidad nos persigue...

–Ahora empezó de nuevo la discusión por el asunto de la reelección, como sucede cada vez que promedia un gobierno. La discusión aparece como hongos después de la lluvia. Absorbe nuestra poca capacidad cívica tropical a cuyos desacordes nos removemos. La pregunta que deberíamos hacernos los paraguayos es: ¿hemos echamos de menos a algún expresidente como para desear que haya la reelección?

–Hay que hacer una encuesta.

–Sin contar a Rodríguez, que era simpático y fue el que encabezó la barra de traviesos que le puso el cascabel al gato, no sé... Cubas no cuenta porque prefirió tomar su vida en serio y se fue temprano. Lugo tampoco, por chambón, o como se dice por ahí oñemosê por puerco. Y si alguien cita la tradición como inspiración del Derecho... ¡Santo Dios! Tuvimos a Don José Gaspar, Don Carlos, Don Higinio, Don Alfredo, más aprendices varios...

–En su obra usted se remonta a los orígenes del Paraguay...

–Sí, porque la historia enseña y yo paso revista a los orígenes del Paraguay, desde los monarcas españoles, la colonia, la Independencia. En este libro trato de poner las cosas en su lugar desde mi punto de vista. Después, que me juzguen.

–¿Puede ejemplificar?

–Estamos como estamos porque somos lo que somos. Si queremos arreglar las cosas tenemos que hacer lo contrario. No es un problema de educación escolarizada sino de educación de valores, de principios, de ideas, costumbres, respeto, honestidad... En los distintos períodos de nuestra historia las características fueron similares. Siempre hubo pobreza, anarquía, desorden, violencia... A lo que quiero llegar es que tenemos un pueblo desacostumbrado al orden y a la libertad. Todo el mundo quiere arreglar las cosas usando el Estado para solucionar su futuro. Se aprueban nuevas leyes como si no hubiesen suficientes. La gente es chapucera, el vaivai es institucional. Nos satisfacemos con cosas mal hechas. Ahí están las rutas...

–¿Qué quiere dejar como mensaje?

–La manera de expresarnos es terrible. Nos expresamos mal en español y tampoco hablamos bien el guaraní. No nos entendemos ni nos hacemos entender. Es grave lo que digo. Eso terminó ya en cuchillada, en disparo, en desastre.

–¿Ni castellano ni guaraní?

–Es como si estuviéramos en un purgatorio. Hasta para enseñar hay una mazamorra (confusión) de la gran siete. ¿Por qué entonces no imponemos el inglés como hizo Singapur? No sería descabellado. Tal vez Israel, que impuso el hebreo, nos podría ayudar. Estamos en tremenda desventaja con nuestros propios vecinos...

–“El guaraní es nuestra identidad”, le van a decir...

–El patriotismo se exterioriza trabajando duro por el país, aunque se hable en sánscrito. Haga una encuesta: hay millones de paraguayos que nunca leyeron un libro en su vida.

–Se lo nota pesimista...

–Lo que yo hago es describir lo que veo, lo que he visto en ese país a lo largo de mi existencia, nada más. Si es por eso, el mita’î paraguayo paraguayoité no se ríe. Fíjese nomás. La música paraguaya no es alegre. La polca, el purahéi jahe’o... Somos un país triste y hay razones en parte, porque nuestra historia es una historia muy triste: guerras, dictaduras, hambre, miedo, padecimientos...

–¿Cuál fue la mejor época para usted?

–Se dice que en la época de Francia “todo el mundo sabía leer y escribir”. ¿Qué es lo que sabía leer y escribir? El catecismo y su firma. La verdad es que no circulaban libros. No había biblioteca y nadie leía. Una cosa es saber leer, otra cosa es leer.

–¿Y Don Carlos? Eran tiempos de abundancia...

–Para mí fue la mejor época, sin democracia, con un gobernante tiránico, no cruel. Si Francia no hubiese sido cruel, si Stroessner no hubiese sido cruel, ¿el país hubiera sido otra cosa? Pero por su crueldad nos legaron el miedo, el abuso y la impunidad. Saltamos de revolución en revolución. La providencia nos salvó con tres presidentes decentes que tuvimos.

–¿Quiénes?

–Eligio Ayala, José P. Guggiari y Eusebio Ayala. Nos prepararon para la Guerra (del Chaco) y ganamos. La fatalidad nos persiguió siempre. Nos cayeron unos milicos con el Golpe del 17 de febrero (del 36). Se tiró por la borda todo lo que ganamos y, desde entonces, no nos reponemos más...

holazar@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...