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Abdo Benítez realizó un discurso señalando que Stroessner se merecía un homenaje en su carácter de presidente honorario del Partido Partido y de la misma forma en que otros grandes hombres del coloradismo recibieron en su momento su correspondiente tributo. Mencionó a Juan León Mallorquín, Tomas Romero Pereira, Juan Manuel Frutos, Edgar L. Ynsfrán y hasta a Waldino Ramón Lovera, quien fue justamente una de las víctimas del stronismo, sufriendo prisión, tortura y destierro por largos años.
El hijo del ex secretario privado del dictador siguió diciendo que "el Partido Colorado fue vigorizado" durante el gobierno de Alfredo Stroessner y aseguró que su administración instauró el orden social e impidió que "el terrorismo penetrara nuestras fronteras". Lo que no dijo es que esto no hacía falta, pues el terrorismo estaba instalado desde el propio Estado paraguayo.
Con la voz entrecortada por la emoción, Mario Abdo planteó al plenario que se le rindiera un "justo homenaje" con un minuto de silencio. El presidente de la Junta, José Alberto Alderete, accedió al pedido y solicitó a los miembros que se pusieran de pie para cumplir con el pedido.
Juan Carlos Galaverna -quien suele hacer alarde de haber sido una de sus víctimas-, Herminio Cáceres, Víctor Bernal, Nelson Argaña, Juan Darío Monges, entre otros en primera fila, adoptaron poses solemnes. Oscar González Daher, Martín Chiola, Ada Solalinde, Alfonso González Núñez, el ministro del Interior Rogelio Benítez se pusieron firmes y sacaron pecho.
El minuto transcurrió en absoluto silencio, y luego siguió la sesión como si nada hubiera pasada. El único que no se paró fue Aníbal Saucedo Rodas, miembro titular de la Junta. "Si me proponían hacer una oración en memoria del fallecido, como cristiano tenía la obligación, pero un homenaje al tirano, jamás", afirmó el dirigente.