Subalternos desmoralizados comandan la lucha contra EPP

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Pese a que el mismo presidente de la República, Horacio Cartes, ordenó a los comandantes militares y policiales que se pongan en la primera línea en la lucha contra el grupo criminal EPP, las operaciones en la zona donde fueron masacrados ocho efectivos castrenses se desarrollan tímidamente por parte de desmoralizados oficiales subalternos que, desorientados y sin una directiva clara, prefieren ya no entrar a los montes ni patrullar comunidades conflictivas por temor a correr el mismo infortunio.

ARROYITO, Dpto. de Concepción (Iván Leguizamón, Roberto Zarza, Roberto Torres, Carlos Jiménez y Diego Fleitas, enviados especiales; Aldo Rojas y Omar Acosta, corresponsales). Los camaradas de los ocho soldados caídos revelaron ayer que una parte de la población civil de Arroyito avisó a los criminales que el camión de los uniformados se dirigía hacia su campamento, para así iniciar el devastador ataque. La FTC cesó a su vocero por las críticas de la ciudadanía, que exige resultados concretos contra la banda armada.

Luego de tres días del dantesco atentado en el que el grupo criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) asesinó a ocho militares de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), las operaciones en los asentamientos campesinos de Arroyito, localidad horqueteña, quedaron prácticamente paralizadas.

Es que pese a que el mismo presidente Horacio Cartes ordenó el domingo último a los comandantes militares y policiales que encabecen las tareas en el área del EPP, estos, sin embargo, se trasladaron inmediatamente a Asunción y dejaron de nuevo todo a cargo de la cúpula de la FTC, comandada por el general de Brigada José Alvarenga.

El mismo general Alvarenga solamente hizo oficina casi todo el día de ayer, en la base de la Subárea de Pacificación N° 4 (SAP 4) de la FTC, en el centro del distrito de Horqueta, donde la determinación más importante que tomó fue la remoción del vocero del bloque, el teniente coronel Raúl Pereira, quien de ese modo fue el que pagó las consecuencias de las severas críticas hechas por la ciudadanía acerca de la ineficacia de las fuerzas de seguridad desplegadas en el norte de la Región Oriental desde hace tres años.

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A partir de ahora, el único que podrá informar sobre las actuaciones en curso en el departamento de Concepción, pero desde Asunción, será el ministro del Interior, Francisco de Vargas, dijeron ayer los militares.

Los componentes de las tropas operativas, por su parte, reconocieron estar completamente desorientados en cuanto a la estrategia que se va a seguir a partir de la muerte de los militares Félix Fernando Fernández Duarte, Lucio Dejesús Torrasca Galván, Robert Fabián Cañete Pereira, Éder Ramón Arias Cáceres, Hugo Alberto Candia Benítez, Genaro de Jesús Arias Palacios, Pablo Farías y Sergio Daniel López.

Esos efectivos perecieron el sábado de mañana al ser emboscados por el EPP cuando transitaban en un camión militar por un camino rural que une los asentamientos Núcleo 6 y Núcleo 3 de Arroyito.

El ataque se inició con la detonación de una poderosa bomba enterrada en el camino y que neutralizó el transporte, y siguió con disparos de parte del comando del EPP de entre los arbustos, en una especie de isleta que aún persiste en un terreno que ya no tiene montes tupidos.

Los delincuentes después arrojaron dos granadas de uso militar exclusivo en la carrocería del camión, una estalló y la otra fue recuperada al día siguiente en una verificación durante la cual milagrosamente tampoco explosionó.

Tras los graves hechos, los policías y militares de la FTC reanudaron tímidamente las operaciones tácticas, una de las cuales se frustró ayer debido a que el Vehículo Táctico Blindado N° 1 de la Policía (VT01), que transportaba a un fuerte contingente de fusileros, cayó a una cuneta generada por el raudal de la tormenta que se abatió sobre los asentamientos campesinos del lugar.

Los militares de la Subárea de Pacificación N° 2 (SAP 2), que funciona en el predio de la estancia Ypotí, frente al asentamiento Núcleo 6 y donde prestaban servicio los ocho asesinados, revelaron también ayer que una parte de la población civil, que supuestamente encubre al EPP, facilitó el mortal ataque del sábado último al avisar a los criminales que el camión se dirigía hacia el sitio donde había sido acondicionado el terreno para consumar el atentado.

Los cómplices del EPP hicieron estallar un petardo conocido como “12 por 1”, solo segundos antes de que se iniciara el ataque, como “santo y seña” de que los militares iban hacia su posición, explicaron los uniformados.

Presuntamente hoy se reanudarían con intensidad las incursiones, pero varios de los agentes subalternos designados para participar en las patrullas rurales señalaron estar disconformes con la actitud de la cúpula de la FTC y, más aún, con los comandantes de las Fuerzas Armadas y de la Policía, que “se borraron” del norte sin siquiera arengar a sus tropas para infundirles ánimo.