“Tenemos miedo del EPP así como de la FTC”, afirma Mons. Pablo Cáceres

El vicario de Concepción, Mons. Pablo Cáceres, considera que la Fuerza de Tarea Conjunta fracasa en sus procedimientos porque se guía por el “pyragüereato”. Explicó que en sus actuaciones han robado y han manoseado a chiquilinas. Aseguró que él ni los norteños van a delatar al EPP, porque quien abre la boca, es asesinado. En esta entrevista evalúa a la FTC.

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–¿Cómo está la situación en el Norte?

–Últimamente ha habido mucha confusión. La muerte de estos militares fue fuerte y grave. Fue el momento cumbre de la violencia, que viene desde el 2008. Es una violencia que secuestra, tortura y mata. Hablo en general, no solamente viene del EPP, sino también de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC). Hay mucho desconocimiento de parte de la FTC. La información que se tiene llega solo de su vocero; sin embargo, ha habido exageraciones en sus procedimientos y se desconocen.

–¿Como qué?

–Hubo torturas, atropellos a domicilio, intervenciones violentas, robos y matanzas como el de Francisco Denis, que murió en manos de la seguridad. Hubo tortura en cinco procedimientos realizados en Kurusu de Hierro. La gente fue avasallada en su casa a las 3:00 de la madrugada. Una señora de nombre Rosa llamó a la Pastoral Social de Concepción y hemos intervenido. Le convocamos a la FTC y vino el comandante Cáceres, estuvo también el comisario Fleitas. Ellos reconocieron y no negaron el procedimiento. Pidieron disculpas, pero informativamente nadie supo eso porque no trascendió. Solo la FTC, la Iglesia y los afectados saben.

–Es decir, hay procedimientos violentos.

–La violencia ha recrudecido de ambas partes. La FTC actúa con mucha violencia y molesta cuando afecta a la sociedad civil, a la gente que no tiene nada que ver. Ni siquiera piden disculpas, luego.

–¿Van y proceden al azar?

–Sin ningún trabajo de inteligencia. A lo bruto, creen, sospechan y actúan. Se ha recrudecido también el “pyragüereato” (delación). Algunas personas van y les dicen que fulano está en tal casa y la FTC cree y sin procesar la información va y atropella las casas. Muy poco profesionalismo de los oficiales que van porque ellos se cambian permanentemente. Quienes intervienen son oficiales jóvenes en ayunas, sin muchas informaciones y eso hace que actúen con mucho temor. Entonces, con cualquier sospecha proceden con mucha violencia. Toman a las criaturas, a las mujeres, a las señoras. Ha habido manoseos a chiquilinas. Y todas estas actuaciones no se saben.

–Y a ustedes de Pastoral Social les hacen llegar las denuncias.

–Nos cuentan y hemos conversado con la FTC, con el comandante Cáceres, también hablamos con el general Ramón Benítez, que ya no es comandante y con Restituto González. Este último fue muy sincero y nos dijo muchísimas verdades ocultas. Por ejemplo, nos habla del “pyragüereato”. Ellos reciben notas contra mí, contra otro dirigente campesino. Estas acusaciones vienen de los seccionaleros colorados. Ellos quieren hacerse de punto con nosotros. También están los buscadores de recompensa. La gente va e irresponsablemente dice fulano está en tal casa. Han atropellado la casa de un médico por ser cubano. Creyeron que uno de los guerrilleros estaba en su casa. Hicieron un desastre. Le sacaron del cargo porque era doctor de Arroyito. Dijeron que estaba medicando a los guerrilleros, a su primer anillo y a los colaboradores. Ahora está en la calle.

–Los colorados llegaron a decir que la Pastoral Social adoctrina para el EPP.

–Así dicen. También dijeron que Arroyito tiene una escuela agropecuaria (de Fe y Alegría) que forma guerrilleros. El seccionalero, irresponablemente, hace llegar ese dato al gobernador. Yo estoy y trabajo con la escuela.

–¿Qué opina de los ganaderos que piden la permanencia de la FTC en el Norte?

–En estos días vi que los ganaderos se reunieron con el Presidente, con los ministros y se convocan para actuar en el norte y no consultan a la población. Los habitantes de Arroyito no tienen caminos, agua corriente y los médicos fueron sacados. Allí, en cada núcleo, ya hemos tenido un médico, una enfermera y ahora se tiene solo un médico, una enfermera y una licenciada hasta las 13:00. El Ministerio de Salud sacó a todo el personal, los puestos están desabastecidos. No hay médicos, ni medicina y están con temor. Los helicópteros arrasan. Hay un pánico por estos procedimientos.

–¿La población desea que la FTC siga en la zona?

–Están de acuerdo que haya seguridad. Solo que rechazan la forma en que proceden y yo tampoco estoy de acuerdo. No hay apresamiento de los popes del EPP. Ellos están alegres porque nadie les toca. Nadie se anima ir a tomarlos.

–¿Es decir que no entran en el monte?

–No. La poca información que tienen es de las seccionales o de los pyrague o de algún tarado que va y les dice fulano está en tal parte y van y arrasan. Una señora de 70 años, que vive sola fue visitada por la FTC, con helicópteros, 20 patrulleras y 70 oficiales. Le echaron su puerta, la ventana, arrasaron con su casa a las 4:00 de la madrugada, sin ninguna orden judicial. Al amanecer viene la orden de que iba a ser allanada. La pobre señora está ahora traumada.

–¿En que se falla para no atrapar al EPP?

–Nadie sabe dónde está el EPP y la FTC tampoco hace el esfuerzo para saber. Hace tres años que las fuerzas de seguridad merodean las calles y rutas asfaltadas. De repente incursionan y cometen equivocaciones infelices, como el caso de Julián Ojeda, que fue asesinado estúpidamente y ni siquiera reconocen sus fallas. Si van allá y preguntan quién fue Julián Ojeda te van a decir que fue un pobre miserable, que fue de caza, se encontró con la FTC y lo mataron. No pueden dar explicaciones veraces de muchos de sus procedimientos. Que haya seguridad, estamos de acuerdo; que se persiga a los delincuentes, estamos de acuerdo, pero que se conviertan en asesinos y delincuentes, no estamos de acuerdo porque la población civil sufre una barbaridad.

–¿Qué deberían hacer la FTC para atrapar a los del EPP?

–Debe hacer un trabajo de inteligencia que dure uno o dos años. Disfrazarse de cualquier cosa porque evidentemente que esa gente también sale para comer y mantenerse. No viven de la caza, de la pesca ni de las frutas. Seguramente, salen a cierta hora, van al almacén y compran.

–Es cierto que la misma población les protege.

–La población jamás les va a delatar porque sabe que va a morir. Si un grupo de guerrilleros sale y llega a una casa y pide un chancho faenado, enseguida le dan o, de lo contrario, le matan. Si ellos pispan que alguien delató algo, vienen y matan. Te meten una granada en la boca y te explotan como pasó en Azotey con una señora de nombre Eusebia. Yo no voy a delatar, pero eso no significa que estemos de acuerdo con ellos y que estemos conviviendo con ellos. Son peligrosos para cualquiera. Con una simple sospecha, ellos hacen desaparecer. Tenemos cuatro o cinco catequistas desaparecidos. Ellos pidieron tierra y los catequistas se negaron y fueron asesinados. La población no se congracia con ellos. A nosotros nos estorba, nos perjudica, así como a la dirigencia campesina. Nosotros tenemos miedo del EPP así como de la FTC. La FTC no es un respaldo a la sociedad civil. Es su enemigo.

–Mons. Cáceres estuvo participando del encuentro de Comunidades Eclesiales de Base, y al respecto le preguntamos: Hace 50 años surgieron las Comunidades Eclesiales de Base y en algún momento dijeron que radicalizaron a los campesinos.

–Las Comunidades Eclesiales de Base siguen siendo una escuela de preparación religiosa, económica, social, cultural y política, porque en estas se reflexionan la vida humana, que tiene diferentes rostros y momentos. No se puede confundirlas con una cooperativa, ni con una asociación estrictamente religiosa devocional. No se les puede reducir a un simple espacio cultural. Tiene de todo porque es una escuela de formación humana y cristiana general. Aquí se reflexiona sobre la vida humana. Por eso es útil y hasta es un peligro para la propia Iglesia porque de allí salen personas muy críticas y en la Iglesia a veces tenemos problemas de criticidad. Las CEB sirven para renovar a la propia Iglesia y la comunidad.

–¿Cual sería el método de las CEB para hacerse escuchar?

–Nosotros partimos del ver, analizar y actuar. Cómo vive una persona, por ejemplo, en Arroyito. Cuáles son sus dificultades. Qué dificultades políticas afronta. Se hace un análisis y luego se ve cómo puede vivir mejor, qué respuesta le damos. Algunos creen que ante una injusticia de cien años la violencia o matar es la solución. Y la orientación debe ser evangélica para no generar violencia. De repente, uno ve una estancia en Kurusu de Hierro, las vacas son enormes y las gentes son escuálidas, desnutridas. Qué les dice esa realidad y está la tentación de cortar la alambrada, sacar la vaca y comerla. Es violencia. En las CEB no se recomienda la violencia. Se prohíbe la violencia aun cuando la opresión sea extrema.

avelazquez@abc.com.py

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