Sin embargo, al ser derrotado el candidato elegido por el presidente de la República, este ha dejado de ser tal en la práctica y no tiene posibilidad alguna de recuperarse, ni siquiera si en las elecciones de abril ganara el partido Colorado.
El cartismo cayó ayer del poder, se queda con la cáscara, con las formalidades de la burocracia, a expensas de las indicaciones que quiera y pueda dar la cúpula de Añetete.
Desde hoy lunes 18 de diciembre de 2017 hasta el 15 de agosto de 2018, el país andará a la deriva, con un presidente con cargo pero sin poder y desde abril con un presidente con poder aunque todavía sin cargo.
El sector que más sufrimiento tendrá será el económico, que acusará una parálisis posiblemente hasta después de la asunción del futuro presidente.
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Sin embargo, aunque será fuerte la tentación de la soberbia en el sector ganador, Marito tendrá que cambiar su discurso crítico para buscar un acercamiento paulatino con el cartismo partidario (no con el poder cartista, al cual ya venció) para planificar el siguiente compromiso.
Abrazo y juramento como senador
En el cartismo no hay motivo para alargar el tema del abrazo sobre todo teniendo en cuenta la frágil situación constitucional de su principal figura, que siendo presidente de la república se hizo elegir candidato a senador, y que para asumir a tal cargo debe recorrer todavía un largo trecho.
Ese camino de incertidumbre de Cartes está empedrado de votos que el mismo necesitará en la cámara de Senadores para que lo dejen jurar como senador. activo.
Sus adversarios (opositores) tendrán suficientes razones para no dejarlo votar, quedando en manos de la interna partidaria del coloradismo definir la situación de acuerdo con el comportamiento que tenga HC en el tramo de estos ocho meses.
Los ganadores de las internas coloradas y de las internas liberales tendrán sus primeros días de romance coincidiendo en el discurso inicial de lo que es necesario hacer por el bien del país, para luego romper filas y ensayar los primeros enfrentamientos.
Del romance a la confrontación
Tanto Mario Abdo Benítez, ganador en el coloradismo, como Efraín Alegre, vencedor en el liberalismo, no tendrán mucho inconveniente en coincidir en algunos enfoques/recetas para el país, pero ambos necesitarán entrar en la lógica de la confrontación, y en consecuencia pronto los veremos convertirse en fuerzas centrífugas, que tienden a separar al electorado.
El pronto reconocimiento de Santiago Peña de la derrota cartista y de Carlos Mateo de la suya en la interna liberal puso la nota distinguida a la jornada electoral dando categoría de fiesta cívica a las votaciones.
No se produjeron los desórdenes ni el caos que algunos anunciaron con pronósticos apocalípticos. Por lo menos en materia de disciplina, hubo un comportamiento ejemplar de la ciudadanía en las elecciones internas.
