Trabajaba como mozo y ayudante de albañil

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PATO BRANCO (Enviada especial). De ser un peligroso y temido sicario en Paraguay, Flavio Acosta Riveros pasó a ser auxiliar de albañil en una construcción y además trabajaba como mozo en actividades sociales.

Este prófugo de la Justicia paraguaya vivía en el sótano, en una especie de estacionamiento de una casa ubicada sobre la calle Lacerda, en el barrio Centro y ubicada a tres minutos de la zona comercial más importante de la ciudad.

El investigador Juliano Ripoli, de la Policía Civil, explicó que en conversaciones informales con él y los demás intervinientes, Flavio Acosta Riveros contó que primeramente había vivido en la zona de Mato Grosso Do Sul, donde conoció a su pareja actual.

Hace alrededor de un año, cuando la novia se mudó a Pato Branco para trabajar de moza en un comedor, él también pasó a vivir en esta ciudad.

En Pato Branco, Flavio formaba parte de la mano de obra informal, ilegal, que existe en el rubro de la construcción. Con su documento de baja del servicio militar brasileño falsificado, estaba trabajando como auxiliar de albañil en una obra.

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Además, oficiaba de “garção” (mozo), en eventos sociales.

Flavio convivió con su novia hasta el jueves, cuando ella lo denunció por violencia doméstica y ya no retornó junto a él.

La casa tiene buen aspecto por fuera, pero es un inquilinato donde, según los agentes de la Civil, suelen aprehender a personas vinculadas a algún tipo de delito.

Allí, el prófugo de la Justicia paraguaya habitaba en el estacionamiento de la vivienda, un lugar oscuro, sucio y en condiciones lamentables.

Siempre comía asado

Frente al precario departamento de Flavio, en una casa de alquiler, habitan varios primos suyos, todos de apellido Acosta. Los vecinos contaron que el detenido pasaba noches enteras compartiendo asados con su tío, José Acosta.

El barrio, residencial, de buena ubicación, cuenta con varias iglesias cercanas y estudios jurídicos, las calles son asfaltadas y denota mucha tranquilidad en el circular de los vecinos.

Ubicado a 357 kilómetros de la frontera con nuestro país, el municipio de Pato Branco tiene unos 80.000 habitantes y está ubicado a unos 100 kilómetros de la frontera con Argentina.

En épocas de verano, como la actual, turistas argentinos que van a las playas de Camboriú y otras localidades de Santa Catarina, pasan por esta ciudad, que también tiene varias industrias y producción agrícola.

Irónicamente, Flavio huyó del distrito paraguayo de Ypejhú (que significa pato negro), y cayó en la ciudad brasileña de Pato Branco (que quiere decir pato blanco).