Una mujer quiere derribar muros para cambiar la UNA

La consigna “UNA no te calles” forjó su legado en 2015 para derribar las murallas que ataban al pasado a la Universidad Nacional. Hoy aparece la farmacéutica Zully Vera como la primera mujer en la historia elegida para conducir el timón de la citada casa de estudios terciarios. En esta entrevista, relata sus planes para enderezar el rumbo de la institución hacia la transformación educativa.

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–Nadie esperaba que una mujer tomara las riendas de la Universidad después de tantas crisis. ¿Cómo se produjo ese fenómeno?

–Que me hayan elegido a mí, mujer, pienso que es más bien resultado de un liderazgo proactivo resiliente y de saber escuchar a las personas. La UNA es una institución compleja. Manejamos muchas variables, la formación de nuestros estudiantes, la propia capacidad y formación de nuestros docentes y el desafío que significa vincularnos con la sociedad. He comprobado que la mujer va ocupando espacios en la medida que nos van conociendo y nuestra presencia signifique una garantía de armonía para el trabajo en equipo. Ante los grandes desafíos prevalece siempre la capacidad, no el hecho de ser mujer. En este caso, lo llamativo quizás es que por primera vez en 129 años de universidad, haya sido elegida una candidata mujer.

–La gente quiere cambio, revolución si es posible, para sacudir la inercia y ve en la figura de una mujer una esperanza.

–Yo tengo una formación de 27 años en la Universidad, de dedicación exclusiva. Conozco el terreno, creo que tengo la capacidad, la experiencia. Por eso me presenté. El eslogan que ofrecí con mi equipo fue de “transparencia, innovación”. De esa forma queremos revolucionar la UNA, y es cierto, así como decía Einstein: “Si queremos resultados diferentes tenemos que obrar de manera diferente”. Y bueno, este quizás es el momento a cuatro años de la Primavera Estudiantil de 2015.

–¿Cuál es su especialidad?

–Yo soy farmacéutica y tengo un posgrado en Ciencias Farmacéuticas. Soy docente investigador. Eso me dio oportunidad de recorrer países y conocer otros modelos. Formo parte de la Comisión Nacional de Salud, de apoyo al Ministerio, pero también a otros ministerios desde mi facultad.

–¿Cómo fue su ascenso?

–En mi caso se dio un proceso gradual. Comencé como ayudante de cátedra; jefe de trabajos prácticos, miembro del Consejo Directivo en calidad de suplente y luego como titular. En el 2014 fui elegida primera vicedecana y en 2016 decana.

–Antes, todos fueron hombres.

–Sí, paradójicamente en una facultad eminentemente de mujeres. Pero quiero resaltar que fueron hombres que trascendieron también fuera de la facultad, cuatro llegaron a rector en el pasado, el último de ellos el Dr. Luis Berganza. En mi caso fui favorecida por la experiencia que tuve de haber formado parte del proceso que delineó la nueva Universidad a partir de una propuesta del rector (Abel) Bernal y que se volcó en la redacción del nuevo estatuto. Eramos 62 personas. Tuvimos que reconocer que la UNA estaba en compartimientos, y así separados no podíamos funcionar.

–En realidad eran feudos.

–Sí, feudos realmente..., ahora se abrió más. Estamos derribando poco a poco las murallas. Somos conscientes que al final si uno queda solo se puede cocinar solo. La operación para desmontar el individualismo ya lo iniciamos en el 2016. Estamos haciendo actividades con los decanos, con las unidades académicas. Ahora estamos sacando reglamentos vía Rectorado con puntos en común. En Investigación por ejemplo –un eje misional de la universidad–, ya se tienen experiencias positivas trabajando. Eso nos dio la oportunidad también ya de trabajar ahora en la nivelación salarial; de que los 12 decanos nos sentamos para establecer una hoja de ruta. Eso de lo que usted llama “feudos” hacía que haya docentes de primera, docentes de segunda, o funcionarios también con inequidades.

–La UNA es criticada por su falta de resultados de sus investigadores. Dicen que el nivel es bajo, prebendario. ¿Qué piensa cambiar?

–Un plus en los puntajes para el ranking es la investigación. Si nosotros queremos recuperar la valía de la UNA como universidad de referencia, tenemos que potenciar la investigación, y eso lo vamos a lograr porque tenemos los talentos. El gran desafío que tenemos es si podemos consolidar la calidad educativa, fortalecer nuestra investigación y reforzar todo lo que sea extensión para así poder volver a ese proceso de estar entre los mejores 100 a nivel latinoamericano. Para eso tenemos que reinventarnos, dar más herramientas a nuestros docentes, porque ahora viene un cambio de paradigmas que nosotros ya lo iniciamos en diferentes unidades académicas, la innovación.

–Pero se limita la presencia de extranjeros investigadores.

–En el estatuto ya está contemplada la figura de los profesores visitantes. Es un requerimiento del Estado que los investigadores deben tener nacionalidad paraguaya para ser nombrados. La vinculación de un extranjero es temporal. Deberíamos hacer seguramente gestiones a nivel oficial para que si viene un Premio Nobel, por ejemplo, sea bienvenido y acepte trabajar con nosotros.

–Tiene que cambiar la ley.

–Exactamente.

–Cuál es su punto de vista.

–Siempre voy a apoyar la participación extranjera, más aún en áreas que no tenemos cubiertas. Lo que tenemos hoy son convenios.

–Esto suena como un caso del “perro del hortelano” (no come ni deja comer).

–Sin embargo, los profesores investigadores extranjeros perfectamente pueden trabajar en la universidad. Y es más, tenemos esa experiencia. Mismo Conacyt hizo ese proceso de traer investigadores desde fuera del país para combatir la fuga de cerebros. Nosotros apoyamos todo proceso que sea para mejorar todo lo que sea investigación porque sabemos el plus que nos da.

–La imagen que se tiene es de un coto cerrado que ni siquiera se abre a los paraguayos que vienen con sus conocimientos del exterior.

–Considero que nosotros dimos un gran paso en el estatuto por el hecho de que no estaba establecida la figura del docente investigador. De que sea coto cerrado quizás se pueda dar en determinadas situaciones. Lo que nosotros tenemos que establecer ahora son reglas claras para incluir, realizar concursos. Lo que no queremos es que vayan en paralelo las figuras de un docente y de un docente investigador. Tenemos que mejorar su nivelación salarial. Ser docente es una profesión de gran responsabilidad. Merece una mejor paga.

–Dicen que en el campus florecen edificios y que es un despilfarro, por la necesidad de las facultades de invertir para no desperdiciar el rubro que reciben.

–Considero muy importante esa pregunta. Nosotros comenzamos a hacer un plan de reordenamiento territorial, para disponer el respeto de las áreas verdes, por un lado. Lo otro es el tema de las construcciones. Nuestra idea es que las construcciones se hagan de manera vertical para que justamente no estemos utilizando de manera irracional los espacios. Facultades como Politécnica, Facen o Química, están teniendo problemas en cuanto a crecimiento, porque estamos de manera mediterránea. Tenemos 22 hectáreas al otro lado de la avenida (ruta Mariscal Estigarribia) que queremos convertir en un campus tecnológico de desarrollo. A cada facultad queremos dar espacios allí para construir de manera armónica. Hoy en el campus tenemos un hacinamiento de vehículos que ya es imposible transitar.

–En el proceso eleccionario usted tuvo una denuncia por el tema construcciones. ¿En qué quedó?

–Es un proceso que está en la esfera de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP). Lastimosamente fue parte de la campaña por las elecciones. Hasta se constituyó un fiscal rápidamente en la facultad. Hablaban de que la empresa adjudicada para la construcción estaba inhabilitada. La DNCP no va a otorgar jamás la transferencia de ningún monto si una empresa está inhabilitada. Yo como cumplidora de la ley hice todos los pasos legales. Quizás fue una manera de evitar que yo llegue al Rectorado. Para mí lo más importante es demostrar dentro o fuera de los procesos eleccionarios que las personas de bien –y en mi caso con 27 años de dedicación a la universidad– obran correctamente en la administración de los bienes públicos. Es lo que vamos a demostrar.

–¿No vislumbra la eventualidad de otra crisis en la UNA?

–No vislumbro porque actualmente estamos en busca de las mejores acciones para seguir en este proceso de reconstrucción de la UNA.

–Usted dijo que va a ordenar una auditoría.

–Es parte del proceso. Se hace un corte administrativo. Estoy viendo una auditoría externa.

–¿Pueden saltar casos de irregularidades?

–El compromiso es transparentar todo. Entonces, una auditoría nos dirá los puntos que tenemos que erradicar, los puntos a mejorar, los que están bien y, a partir de ahí avanzar.

–¿Cuál es su opinión sobre las universidades privadas?

–Hay universidades que deben mejorar en forma urgente en un 90%. Se imparten carreras técnicas relacionadas con la salud donde existen muchas denuncias. Yo soy partidaria de controlar y restringir directamente si no cumplen las normativas.

–¿De dónde es usted, su familia?

–De Asunción, de Villa Morra. Mis padres son del interior. Tengo dos hijas maravillosas, una estudiante de arquitectura, otra de economía y tengo un ingeniero agrónomo (su esposo Néstor Molinas) de coach (sonríe).

–¿Tiene aspiraciones políticas?

–Ninguna. Quiero seguir formando y apoyando a la universidad.

holazar@abc.com.py

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