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Sus influencias sobre el sistema judicial permitieron, en ambos casos, que denuncias presentadas contra ellos sean desestimadas o acaben en el “oparei”.
Por ejemplo, en el 2003, el entonces fiscal Alejandro Nissen imputó a Óscar González Daher (entonces diputado) y a otras autoridades por tener automóviles robados. El proceso le costó el cargo a Nissen. En el 2010, Arnaldo Giuzzio, en su cargo de fiscal, investigó a González Daher por evadir impuestos inmobiliarios, pero el caso terminó en el “oparei”. Funcionarios “mau” en el Tribunal Superior de Justicia Electoral, mega asaltos y hasta en tráfico de marihuana saltó el nombre de González Daher, pero los procesos no avanzaron.
En Ciudad del Este, al menos una docena de denuncias se presentaron contra la intendenta Sandra McLeod y su marido, Javier Zacarías, por tráfico de influencias y varios hechos de corrupción. Ninguna causa prosperó. Consiguieron que la Contraloría General de la República no indagase las rendiciones de cuentas de la Comuna e incluso lograron que un Tribunal de Justicia Electoral prohibiera a la Junta Municipal pedir la intervención de su administración.