Kimberly Samaniego es una joven de 21 años y madre de dos niñas pequeñas. Ella vive en el barrio Caacupemí en el Bañado Sur y junto a sus vecinas se organizaron para hacerle frente a está cuarentena obligatoria. Kimberly es estudiante de la carrera de Trabajo Social y trabaja de recicladora. En todo este tiempo de aislamiento ella solo un kit escolar gracias a que una de sus hijas va al jardín. Quedó sin ingresos económicos desde que inicio la cuarentena.
Ayer realizaron un almuerzo solidario en la comunidad Virgen de Luján dentro del Bañado Sur para unas 15 familias que son como 80 personas entre mujeres, hombres, jóvenes y niños. A la tarde prepararon una merienda en el barrio Caacupemí, para unas 50 familias que abarcan 250 personas, la merienda fue cocido con leche con rosquitas y galletas.
“Somos los propios pobladores que nos organizamos en dos grupo para cocinar. Integramos las ollas populares, para los almuerzos y merienda que compartimos entre los vecinos. A mi no me llegó nada de la ayuda monetaria del Gobierno”, comenta la joven.
“Nosotros como olla popular solidaria habíamos realizado un censo y registramos 289 personas de las cuales recién ahora solo 12 personas recibieron el mensaje y de esas 12 personas solamente cuatro personas recibieron el giro del dinero y se fueron hacer sus compras en el supermercado, a los otros solo les llego el mensaje. Por ejemplo, los gancheros recibieron un kit de alimento que es una miseria porque el kit incluye solo un cuarto de arroz, un cuarto de fideos y un paquete de medio kilo de azúcar y un aceite de medio litro y eso es para 15 días. Ellos como muchas otras familias tienen hijos pequeños” denuncia Kimberly.
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Si bien los pobladores del Bañado Sur se han inscripto para el subsidio del programa Ñangareko hace una semana, aún no han recibido la transferencia anunciada por el Gobierno.
Asimismo, por las restricciones del aislamiento los pobladores del Bañado Sur no pueden “salir por salir”, la gente en su gran mayoría se dedica al reciclaje, ganchería, albañiles, vendedores ambulantes y empleos domésticos.
Cateura está cerrado y reciclar esta prohibido. Los albañiles no pueden salir porque se quedaron sin colectivo están parados, están sin poder trabajar y las domésticas se quedaron con medio sueldo y hay otras que ya no están cobrando.
Enfrentan el hambre gracias a donaciones de alimentos
Las mujeres se organizan con ollas populares que son sostenidas por las donaciones de alimentos que reciben. También, las madres de la comunidad van colaborando con algunos alimentos que tienen gracias a los kits escolares. Cada familia va aportando un poco para que sea posible todos los días las ollas y merienda solidaria. El pasado Jueves Santo pudieron elaborar las tradicionales chipas en el barrio Caacupemí y así compartieron entre unas 250 personas que incluyen adultos y niños. Cabe mencionar que no todas las familias que tienen sus hijos en la escuela reciben los kits escolares.
Kimberly dice que las familias reciben los kits escolares por parte. Las que tienen cuatro hijos en la escuela reciben solo un kit escolar, no es un kit por alumno. La escuela que esta en el barrio Roberto L. Pettit está entregando cada 15 días a las madres los kits porque afirman que el MEC no envía para todos. Las personas interesadas en hacer sus donaciones, pueden comunicarse al (0992) 370-445 o al (0983) 198-748 con Kimberly Samaniego.
