“Tenemos de frente el gran desafío de cambiar”

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Romina Pereira Fukuoka junto con sus hijos, Bautista y Clementina, en las Sierras de Córdoba.
Romina Pereira Fukuoka junto con sus hijos, Bautista y Clementina, en las Sierras de Córdoba.Archivo, ABC Color

La paraguaya Romina Pereira Fukuoka es diseñadora gráfica y fotógrafa. Vive en Icho Cruz, Córdoba, y trabaja de forma independiente (freelance). “Como mamá, lo que realmente me cuesta y hace desesperar dentro de este encierro pandémico es esta obligación de cambio”.

Romina Pereira Fukuoka es diseñadora gráfica y fotógrafa, vive en Icho Cruz, Córdoba. Lleva adelante con su esposo, Adrián, un complejito de cabañas en las Sierras de Córdoba.

No hace mucho tiempo descubrió que ama cocinar. Ella es madre del adolescente Bautista y de la niña Clementina.

En el marco de las celebraciones por el Día de la Madre en nuestro país conversamos con Romina sobre el rol de la maternidad en contextos de pandemia.

“Ser madre en el extranjero, inclusive fuera del contexto pandémico, es una experiencia poco recomendable o demasiado recomendable. Todo dependerá siempre de cada una de nuestras circunstancias, de nuestras construcciones mentales, emocionales, espirituales y, mucho más aún, de nuestras motivaciones y convicciones. Nada de esto es fácil, al contrario, fue y es difícil, más aún en este contexto de cuarentena. Nuestras necesidades individuales contrastan fuertemente con las necesidades del grupo. Mis hijos y esta nueva modalidad de escuela en casa se convirtieron en un nuevo espacio de fricción, desafíos y dificultades a atravesar. Algo absolutamente nuevo y desconcertante”, comenta. Recuerda a Francesco Tonucci que decía en una entrevista hace pocos días: “Si el virus cambió todo, la escuela no puede seguir igual”.

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Y entonces, a partir de la escuela surge la pregunta de fondo en esta cuarentena: ¿de verdad el virus cambió todo? ¿O cambió solo lo superficial? ¿La escuela está cambiando o se está readaptando como el virus para seguir haciendo lo mismo? Pero ahora desde una plataforma más moderna y aún más excluyente, para una enorme parte de la sociedad que insistentemente construimos”.

“Nosotras, nosotros, como seres humanos que viven en comunidad cambiamos. ¿O seguiremos repitiendo para siempre la fórmula caridad/prebendarismo? “Yo confío que sí, que seremos capaces de construir sociedades más humanas y solidarias. Sociedades nuevas en las que el bienestar general y la justicia social sean el único objetivo común a alcanzar”, dice.

“Justamente hoy descubrí, en un día particularmente complejo para mí como mamá, que lo que realmente me cuesta y hace desesperar dentro de este encierro es esta obligación de cambio. Una palabra que paradójicamente amo profundamente. Albert Einstein decía: ‘Si tienes deseos de cambio, no puedes seguir haciendo lo mismo”’.

“Tenemos de frente el gran desafío de cambiar hábitos, costumbres, tradiciones que evidentemente necesitan ser renovadas. El individualismo y el consumismo como posibles herramientas de satisfacción ya no van. Son obsoletas en un mundo donde todo se puede caer y terminar por el viaje fugaz de un virus o una bacteria. No importa en qué casa vivas, en qué auto te muevas, qué celular uses ni mucho menos cuántos ceros tenga tu cuenta bancaria. Se torna imprescindible diseñar sociedades en las que nos sintamos cómodas y cómodos. Sociedades que no nos obliguen a girar la cabeza para no ver lo que nos duele y avergüenza. ¡Feliz día a mi madre hermosa, a mis queridas amigas madres y a cada una de las madres paraguayas!”, concluye Romina enviando un fraternal saludo desde Córdoba, Argentina.