Certera pasión

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Es comerciante y ganadero, pero Rodrigo Yambay se define como tirador, “antes que todo en la vida”. Está en esto desde los ocho años, y habla sobre la pasión que siente por las armas de uso deportivo y el tabú que representa un deporte como el tiro práctico.

Se llama Rodrigo Yambay y la primera vez que pisó una fosa de tiro práctico tenía solo ocho años. Había ido con un compañero del colegio sin intención de quedarse mucho tiempo. Hoy, más de tres décadas después, no duda en definirse “primero como tirador; después, el resto. Antes que todo en la vida, me defino como tirador. En las mañanas, me levanto pensando en cómo hacer para superarme a mí mismo en la próxima competencia”. En el 2015 llegó al primer lugar del ranking nacional de tiro práctico en la categoría de trap americano.

“Osvaldo Farres me invitó a jugar con él en el club Centenario, después de clases. Más bien, fui por curiosidad, porque él –que venía de una familia muy ligada a este deporte– siempre me hablaba con mucho entusiasmo de sus prácticas. Pero esa primera vez me bastó para sentirme en un lugar que pronto consideré como mío”, comenta. A pesar de que esta disciplina era totalmente nueva para su familia, él recibió el apoyo desde el principio.

Pero hablar de tiro práctico no es muy fácil socialmente, ya que el uso de las armas es siempre un tabú en entornos conservadores como el nuestro. Para Rodrigo, la situación no debería ser tan complicada. “En una moto o auto de carrera también estás expuesto a los accidentes y hacerte daño. Todo depende de las precauciones que se tomen, pero al tratarse de armas de fuego, nosotros estamos conscientes de que la prudencia debe ser 90 veces mayor que con cualquier otro deporte de riesgo”. Además, asegura que está en los propios tiradores la responsabilidad de concienciar a las personas sobre esta disciplina, para que deje de verse en recelo.

Según sus estimaciones, solo en la categoría trap americano existen, actualmente, unos 100 aficionados que practican regularmente. “Lastimosamente, tenemos que reconocer que se trata de algo costoso. Desde las armas hasta las municiones y accesorios que se utilizan deben ser importados, y su precio es muy alto, lo que nos limita en cantidad de tiros, horas de práctica y regularidad de las competencias”.

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Esta es, según Rodrigo, la principal causa de que el tiro práctico no se encuentre entre los deportes más populares. “Obviamente, no es como jugar fútbol; es mucho más costoso, al menos en el Paraguay. En otros países, sin embargo, los tiradores tienen algún tipo de apoyo, como la exoneración de impuestos aduaneros, factor que marca una gran diferencia. En el extranjero se tiene la posibilidad de practicar regularmente y los jugadores tienen 180 % más tiros que nosotros, y esa diferencia se refleja en los resultados de las competencias internacionales en las que participan los compatriotas”.

Rodrigo resalta que, efectivamente, existen muy buenos tiradores en nuestro país; sin embargo, al no poder practicar regularmente, no pueden alcanzar un alto nivel de competencia. Aun así, la Federación Paraguaya de Tiro Práctico es una asociación que se mantiene activa desde hace varias décadas. “Esto se debe exclusivamente al empeño que le ponen los propios deportistas. No se recibe ningún tipo de apoyo económico, e igualmente se realizan actividades que son costeadas exclusivamente por los tiradores”, expresa.

La categoría de trap americano consiste en disparar platos en cuatro series de 25; resulta toda una hazaña lograr una marca de 25/25 y Rodrigo lo logró el año pasado. “Lograr esto es algo demasiado importante y hasta hoy sigo pensando en cómo hice para alcanzarlo. Todos los días pienso qué más hacer para repetir esta marca, pero por más que ponga todo mi empeño y máxima concentración en esto, no puedo. Se trata de un deporte que exige el 100 % de la concentración. A veces, se puede ver a un pájaro pasar y, a pesar de no voltear la mirada para mirarlo, esto ya desconcentra”, finaliza.

mbareiro@abc.com.py