Conciencia en torno a producción de yerba mate - Euger Junghanns (*)

Consumir mate, tereré o cocido, nos identifica y nos une como paraguayos ante el mundo, aunque producir la yerba mate implica el empeño en convivir armónicamente con la naturaleza. Esto quiere decir, trabajar decididamente en el propósito de mantener la pureza y vitalidad de un producto diferente, sano, sabroso y único. Esto se logra cuando se entiendo que somos parte de un entrono natural que debe ser preservado.

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Actualmente, consumidores del país y del extranjero, reconocen el esfuerzo para lograr un producto puro, orgánico, natural, inocuo, totalmente garantizado para la comercialización en el mundo. Aunque, lo que realmente resulta fundamental destacar, a industriales, productores y público en general, es el legado más importante para propios y extraño: que es cuidar y respetar lo natural. “La inversión en lo orgánico nos ha resultado sacrificada y es fruto de un complejo sistema de cuidados del entorno. Pero sabemos que a la larga, será la opción más rentable en la producción de la yerba mate. Más temprano que tarde la población se inclinará por esta clase de productos.

Ciertamente, tenemos una producción limitada, pero abrigamos la esperanza que sólo sumando el esfuerzo del sector industrial al propósito de producir cada vez mayores volúmenes de yerba mate orgánica, tendremos la única garantía de supervivencia del rubro”.

CONCIENTIZACIÓN

Es urgente que se tome conciencia de la necesidad de presentar un producto orgánico, libre de agroquímicos y de extraños agregados. Esa es la clave para sostener no sólo nuestros propósitos de expandir en el mundo el consumo de la yerba mate; sino que también es la garantía para mantener nuestro propio mercado nacional.

En otro orden, es urgente que se renueven los esfuerzos para entender que todos los programas y proyectos relacionados con la producción y elaboración de la yerba mate, deben, indefectiblemente, contar con el concurso conjunto de las instituciones públicas y privadas verdaderamente comprometidas con el rubro y que conduzcan a adoptar las políticas necesarias para la consolidación del sector yerbatero paraguayo y de la producción en los países productores de la región.

“Quienes estamos inmersos en la producción, elaboración y presentación al mercado de la yerba mate, incluyendo a los consumidores, vemos con inmensa tristeza y desazón, la falta de respeto a las leyes, normas de calidad y violación a los parámetros mínimos de inocuidad que distintas marcas, y desde hace años, presentan a disposición de la sociedad. Son productos que no ofrecen ningún tipo de garantías para su consumo”.

POLÍTICAS ENTORNO AL RUBRO

En éste contexto, resulta importante señalar que en éstos tiempos, no resulta posible y mucho menos fructífero, rehuir al diálogo entre el sector productivo y el industrial, tanto a nivel nacional como a nivel de los países de la región que son los únicos productores del rubro de la yerba mate en el mundo: Paraguay, Argentina y Brasil; más allá de los volúmenes que cada uno de éstos países puedan producir.

Resulta paradójico que tantos valores, conocimientos, investigaciones y experiencias, no se puedan compartir en una sincera y abierta mesa de trabajo y planificación de gran envergadura. El diálogo franco, el intercambio de conocimientos, entre otros, no sólo nos permitirá fortalecer políticas para la expansión del rubro, sino que consolidará a todos los sectores que forman parte de la cadena productiva de la yerba mate. Tenemos entonces, un Mercosur de la Yerba Mate, con sus matices propios, que debe desafiar y superar sus propios complejos, a fin de articular programas de desarrollo del producto, en las innumerables formas que permite el rubro y que al mismo tiempo se encuadren a la dinámica del agitado mundo que nos toca vivir.

POSTURA FIRME

No podemos, en lo sucesivo, ser víctimas de las alzas y bajas que por décadas han caracterizado al rubro de la yerba mate. Uniendo los esfuerzos del sector público y privado a nivel país y, así mismo, trazando políticas prácticas leales de integración regional, la estabilidad y el crecimiento sostenido, será una característica absolutamente natural, producto de las decisiones que tomen personas leales, inteligentes y honestas que sepan interpretar la historia (la experiencia de tiempos pasados), de la misma manera que sepan predecir y administrar lo que habrá de acontecer en el futuro, obrando siempre con altos valores donde prime el respeto a la naturaleza y los valores que siempre pregonamos desde nuestra posición. En síntesis, no se puede dejar el manejo del rubro en manos de personas improvisadas y que desconozcan esos valores, que manejen el tema mirando sólo sus intereses particulares, que son fruto de ambiciones absolutamente coyunturales y transitorias y que por ello terminarán en el fracaso.

(*) Directivo de La Rubia

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