Desarrollo sustentable de la producción agropecuaria - Dr. Óscar Tami Vasconsellos (*)

El Paraguay, por sus recursos naturales, puede posicionarse entre los primeros en cuanto a producción agropecuaria, sin embargo, requiere de la definición de políticas claras, de modo a planificar la actividad en el campo, para el establecimiento de mercados a futuro, con una distribución equitativa de los costos, beneficios sociales y ambientales derivados de la ocupación, tenencia y uso de la tierra.

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A nivel local, es prioritario establecer normas y reglas de juego claras, además de apoyar, coordinar y complementar la iniciativa privada. Es perentorio estimular la gestión y habilidad empresarial para combinar los factores de producción (impuestos, incentivos fiscales, reglamentos, entre otros) que ayuden a clarificar el cuadro de situación y así evitar la incertidumbre e institucionalización de actitudes especulativas.

Urge definir las políticas de producción con señales claras de modo a planificar la actividad agropecuaria, el establecimiento de mercados de futuro a moneda constante, de manera que el productor pueda determinar cómo venderá su producción, debiéndose considerar la posibilidad de operar en un mercado a término establecido.

Finalmente, implementar la estructura de información, que permita conocer los convenios y volúmenes comerciales del país, áreas sembradas, inventario, balance de oferta-demanda. La implementación de existencias y almacenaje nos permitirá cumplir con los convenios asumidos y convertirnos en un proveedor confiable.

DIVERSIFICACIÓN DE LA PRODUCCIÓN

Es importante la implementación de programas diferenciales a través de la regionalización de la producción agropecuaria, además de planificar, por capacidad de producción, las diferentes zonas fisiográficas y aptitudes de los suelos respectivamente, posibles productos/mercados y tipo de productor. Definir a los pequeños, medianos y grandes productores rurales.

La inserción de los distintos cultivos, pasturas y tipo de ganado en cada región y en cada establecimiento es fundamental, teniendo en cuenta la capacidad de uso de los suelos o requerimientos climáticos de cada uno de ellos. Por ende, habremos de considerar la planificación de las actividades agropecuarias, sin descuidar las condiciones del mercado en lo referente a demanda y precios.

La diversificación nace en busca de alternativas que se adapten a nuestro modelo productivo, con cultivos que pueden ser intercalados en la rotación habitual del establecimiento o granja y que no requieran erogaciones en maquinarias y equipos.

Es posible incursionar en cultivos llamados especiales y tradicionales, realizados en forma orgánica, como son el maíz pisingallo (avati pororo), girasol, lino y muchos otros. Dichos cultivos pueden ser de invierno y verano.

Es necesario incursionar en el campo de la agricultura orgánica, utilizando casi todos los productos que se logran mediante los métodos agrícolas tradicionales.

COSTOS DE PRODUCCIÓN

El productor debe aprender a reducir los costos mediante la implementación de técnicas sencillas, prácticas y rentables. La aplicación de la siembra directa, la reducción en uso de agrodefensivos y promoción de nichos ecológicos para predadores de insectos dañinos (mencionado antes), manejo y conservación eficiente de los suelos, rotación de cultivos, utilización correcta de implementos a fin de evitar la degradación del suelo, las pasturas y otros, que permitan llevar adelante un sistema funcional, eficiente y sostenible en el tiempo.

Desde el punto de vista bioeconómico, la implementación de sistemas de riego complementarios, reforestación de áreas degradadas, cortinas de viento de especies leguminosas (Leucaena leucocephala) de crecimiento rápido, a fin de evitar la erosión eólica e hídrica y que por medio de la acción de las bacterias fijadoras de nitrógeno de las leguminosas (Rhizobium) puedan incorporar nitrógeno y devolver la fertilidad al suelo e incrementar su rendimiento.

Estimular y promocionar el aumento de la fertilidad de los suelos por medio de prácticas que produzcan un incremento continuo de elementos nutritivos disponibles debido a la temperización, tempero o sazón y buena disposición de los materiales contenidos en el suelo, para las sementeras y labores de siembra respectivamente.

El hombre puede devolver naturalmente los elementos extraídos del suelo aplicando un manejo racional y conservacionista, evitando los desequilibrios que provocan la degradación de la vegetación y el suelo respectivamente.

CRITERIOS CONSERVACIONISTAS

Dos puntos claves como lo venimos explicando son los recursos agua y suelo. Si no los utilizamos con criterio conservacionista, en pocos años, pueden convertirse en factores limitantes de la producción. Por solo mencionar: mediante la erosión eólica e hídrica se pierde 60 veces más elementos minerales que por la extracción mediante el cultivo.

La moderna maquinaria agrícola puede ser la mejor auxiliar del hombre en la lucha contra el hambre. Adecuadamente usada puede “fabricar” suelos 10.000 veces más rápidos que la naturaleza.

Hasta ahora, en la mayoría de los casos, el hombre ha usado la máquina para destruir suelos. Pero esto no es responsabilidad de la máquina, sino del hombre que la utiliza.

Está comprobado que es posible conciliar el uso de maquinarias con la producción agropecuaria en general; es más, los avances en tecnología permiten la conservación de los recursos naturales y la producción abundante de alimentos de buena calidad.

“Todos los desastres nacionales son puramente agrarios. El saqueo humano de la fertilidad del suelo es el principal responsable de la decadencia de los grandes imperios”.

Por otra parte, el agua abundante es la clave de una producción agrícola eficiente. No es una casualidad que las grandes civilizaciones se asentaron en su mayoría en los valles de la Mesopotamia o el Nilo. Años de buenas lluvias son años de buenas cosechas y eso lo saben todos los productores agropecuarios;sin embargo, este factor vital es desperdiciado en una gran parte de los establecimientos agro-ganaderos de todo el mundo. Por esta razón, la importancia de su conservación.

(*) Especialista en producción agropecuaria.

 

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