Desinfección del suelo en fincas ecológicas - Ing. Agr. Fernando Díaz Shenker (*)

Este artículo tiene 7 años de antigüedad
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La desinfección natural del suelo es una práctica que se emplea en fincas que producen de manera ecológica, como huertas y jardines familiares y comerciales, para prevenir los ataques de plagas y enfermedades transmitidas por insectos, nematodos u orugas, hongos, bacterias, virus, que perjudican en su aspecto y calidad a las plantas de jardín y hortalizas; además de contribuir a que crezcan libres de malezas, si bien algunas pueden rebrotar después del tratamiento.

Con estos métodos se evita el uso de productos químicos que pueden acarrear riesgos de toxicidad para los productores, plantas, animales domésticos y de cría. Además, se deben manejar responsablemente los envases vacíos de estos productos, por los peligros residuales que pueden provocar. Por lo tanto, los métodos naturales de desinfección, entre otros, contribuyen de manera efectiva al cuidado del suelo productivo y el ambiente.

MÉTODOS

Si bien existen otros, los métodos naturales usuales de desinfección de suelos son la solarización y el agua caliente. Estos son recomendados, principalmente, para almácigos y sustratos (tierra tratada) con los que se rellenan, por ejemplo, las macetas de papel para sembrar semillas de hortalizas y plantas de jardín, y no se aplican a grandes superficies.

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LA SOLARIZACIÓN

Esta es una alternativa económica, práctica y eficiente para el tratamiento de los suelos, al alcance de los pequeños productores. La solarización consiste en cubrir el suelo de almácigos, canteros y superficies a tratar con una lámina de polietileno o plástico transparente durante 30 a 45 días, aproximadamente, a fin de elevar su temperatura por efecto de los rayos del sol. La radiación solar pasa a través del plástico, se convierte en calor y provoca cambios físicos, químicos y biológicos que destruyen la mayoría de los microorganismos causantes de enfermedades, insectos y malezas del suelo. Con esta técnica, las temperaturas pueden llegar a 45 o 50 ºC, a una profundidad de 10 cm, y a unos 38 o 45 ºC, a 20 cm de profundidad del suelo. El procedimiento consta de los siguientes pasos: preparar el suelo como para la siembra, humedecerlo hasta unos 25 cm de profundidad; cubrir el almácigo, cantero o suelo a tratar con un plástico o polietileno transparente, de 40 micrones (un micrón equivale a la milésima parte de un milímetro) y tratado contra la acción de los rayos ultravioletas; tapar con tierra los bordes alrededor del plástico, a fin de lograr un cierre “hermético” del suelo. También, se pueden colocar tacuaras o palos para un mejor aislamiento del suelo a tratar. Mantener húmedo el suelo durante el tratamiento –regar por debajo de la lámina durante este período si fuese necesario–; registrar las variaciones de temperatura, realizando lecturas periódicas con un termómetro colocado en el suelo. La duración del tratamiento depende de las temperaturas alcanzadas en el suelo, lo que también varía con la época de implementación del método.

EL AGUA CALIENTE

Este es un método muy efectivo para el control de plagas y enfermedades del suelo, aunque de alto costo. La efectividad es mucho mayor en los suelos secos, por lo que se aconseja observar este aspecto antes de utilizarlo. Los pasos a seguir son los siguientes: preparar el suelo como para la siembra, hervir agua limpia en un recipiente apropiado; regar el suelo (seco) con el agua caliente, hasta alcanzar unos 5 a 15 cm de profundidad; cubrir la superficie tratada con una capa de polietileno o plástico, para mantener la temperatura del suelo por mayor tiempo. Si se riega hasta alcanzar una profundidad mayor a la recomendada, se corre el riesgo de destruir a las bacterias nitrificantes del suelo, lo que puede provocar una elevación en el contenido de amoniaco y una mayor toxicidad del suelo.

CONCLUSIÓN

En la producción ecológica, el cuidado del suelo es fundamental para mejorar sus propiedades físicas, químicas y biológicas de este vital recurso. De esta forma se favorece una producción amigable con el ambiente, tanto de hortalizas como de plantas medicinales, plantas y flores de jardín; se aseguran a los consumidores productos sanos e inocuos; se protegen los recursos naturales y el agua, además de la salud de las personas y animales.

(*) Especialista en Comunicación Rural.