Bien se sabe que el modelo económico actual tiene un fuerte componente extractivo, que acentúa el mayor consumo de energía de origen fósil; aumenta en la atmósfera la concentración de gases de efecto invernadero; agrava la pérdida de bosques por deforestación y acentúa los efectos del cambio climático con lluvias, sequías y aumentos de la temperatura media global, con lo cual se deterioran las condiciones de vida del hombre en el planeta. Y es este escenario de riesgo, el que ha hecho posible entre otros, la aparición de nuevos enfoques económicos como el de “economía verde” que reconocen el valor de la producción agropecuaria e industrial de manera amigable con los recursos naturales; la biodiversidad; que destacan el trabajo digno del pequeño agricultor y su familia, principalmente como generadores de los alimentos que día a día consumimos en nuestras mesas.
EL PNUMA Y SU ENFOQUE
El Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (PNUMA), afirma que la iniciativa de economía verde, “está diseñada para asistir a los gobiernos en el reverdecimiento de sus economías mediante la reestructuración y la reorientación de sus políticas; inversiones y gastos hacia una gama de sectores, tales como las tecnologías limpias, las energías renovables, los servicios de agua, el transporte verde, el tratamiento de los desechos, la edificación verde y la agricultura y los bosques sostenibles”.
APLICACIÓN
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
La implementación de este enfoque, exige incentivar e invertir en proyectos e iniciativas productivas que posibiliten entre otros: una reducción de la contaminación y emisión de gases como el anhídrido carbónico; un uso de fuentes alternativas de energía como la solar y eólica; la generación de empleos (verdes) para quienes carecen de trabajo o bien cuentan con muy bajos ingresos; incluso irregulares. Así, al preservar el ambiente y sus recursos, se facilita la implementación de iniciativas de economía verde por cuanto habrían árboles, suelos fértiles; agricultura familiar rentable; cría de animales a campo; producción silvopastoril con frutales, plantas aromáticas y medicinales, entre otras.
CONCLUSIÓN
En otros países, la implementación de programas de economía verde, ha demostrado ser capaz de lograr mejoras en el bienestar humano; ha hecho posible concretar avances en la equidad social; a superar la línea de pobreza; a un cuidado más eficiente y eficaz del ambiente; a una producción que hace un uso responsable de los recursos naturales; protegiendo los bosques y árboles aún en pie; la biodiversidad y los ecosistemas. Esperemos que en Paraguay este enfoque cobre interés y sea adoptado por los tomadores de decisiones. De ser así, ya en el corto plazo, se podrán comprobar sus notables beneficios socio-económico-ambientales.
(*) Especialista en Comunicación Rural
