El árbol, un aliado de la naturaleza

Los beneficios que reportan los árboles como fuente de prosperidad y bienestar general al hombre y demás seres vivos en el planeta son indiscutibles. A nivel local existen emprendimientos diversos tendientes a reforestar y cuidar los árboles urbanos y rurales, los bosques nativos aún existentes, pero estos esfuerzos deben multiplicarse de tal forma a despertar la conciencia ciudadana; preservar los ecosistemas, humedales, fuentes hídricas y recursos naturales, y recuperar buena parte de lo que ya se ha perdido.

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Los árboles son esenciales para la vida en la Tierra. Sus beneficios socioeconómicos y ambientales, además de culturales, son reconocidos en todo el mundo. Pese a ello, la ambición y avaricia del hombre –en nombre del progreso, por ejemplo– los corta, quema, vende sin contemplar la legislación ambiental existente ni los enfoques de producción sostenible. En el Paraguay, el 19 de junio se celebra el Día de Árbol.

SERVICIOS QUE BRINDAN

Purifican el ambiente al oxigenar el aire, absorben el anhídrido carbónico (captura de CO2) que es empleado por la misma planta en el proceso de fotosíntesis, proporcionan sombra, mejoran suelos erosionados, evitan la salinización de fuentes hídricas, humedecen el ambiente, reducen el ruido; regulan la temperatura del lugar en el que se encuentran, ya que provocan sensación de frescura; con su follaje mitigan las heladas y sus efectos, producen alimentos y múltiples recursos, además de ser el hogar de muchos seres vivos. Además, previenen la desertificación, constituyen el símbolo y cultura de comunidades y pueblos indígenas. Según la especie, proveen de frutas, tinturas, fibras, aceites, y constituyen materia prima para la industria cosmética y farmacéutica.

UN POCO DE HISTORIA

En el Paraguay, el Día o Fiesta del Árbol para las escuelas públicas tiene su origen en la antigua Escuela Nacional de Agricultura que funcionaba en Santísima Trinidad, y esta primera iniciativa se debió al perito agrícola paraguayo don Timoteo Martínez, uno de los primeros egresados de aquel instituto agronómico. Así, con anterioridad al año 1925, se llevó a cabo la Fiesta del Árbol, en Luque, organizada por el citado profesional.

Por otra parte, en el Almanaque del Maestro, obra escolar del profesor normal don Cosme D. Ruiz Díaz, ex inspector general de escuelas, se encuentran las indicaciones para los trabajos que fuera del programa de lecciones pueden realizarse prácticamente en las escuelas primarias, para la educación de los alumnos a favor de la arborización. “En el día elegido para la Fiesta del Árbol, cada grupo de dos, tres o cuatro alumnos trasplantarán un árbol frutal, de sombra, de madera, y seguirán cuidándolo por todo el tiempo que se hallen en la escuela como alumnos. Así nacerá el cariño al árbol. Si no prendiese, el grupo repetirá la plantación, multiplicando sus cuidados. También, se podrán hacer almácigos de árboles en la escuela y preparar los ejemplares que serán trasplantados en el día de la fiesta”. (En Cartilla Agropecuaria. Páginas. 10-11, año 1945, N.° 75-77).

SIEMBRA DE UNA SEMILLA DE ÁRBOL

Seleccionar una superficie adecuada con la tierra ni muy suelta (arenosa) ni muy dura (arcillosa). Conviene que antes se haya mezclado con un poco de abono orgánico. Sembrar la semilla del árbol elegido en un hoyo a 2 o 3 cm de profundidad (de acuerdo a su tamaño); cubrir con tierra y presionar con suavidad la superficie del suelo, para que la semilla tenga un mejor contacto con la tierra; regar de forma suave, para favorecer la germinación de la semilla y mantener húmedo el suelo. Cuando la semilla comience a germinar, cuidar que reciba buena luz y humedad del suelo. Cuando aparezcan las primeras hojas, hay que proteger la plantita del ataque de hormigas y otros insectos. Atender el crecimiento de la plantita, regando según la necesidad. Cuando esté firme y con las hojas verdaderas, plantar en el lugar definitivo.

CONCLUSIÓN

Joaquín Araújo Ponciano, naturalista y autor español de varios libros, expresó: “Quien planta árboles está al lado de la eternidad. Nuestra codicia legítima de más bosques es la búsqueda de una humanidad más humana”.

(*) Especialista en Comunicación Rural.

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