La capa de ozono - Ing. Agr. Fernando Díaz Shenker (*)

Este artículo tiene 7 años de antigüedad
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En la actualidad, el deterioro de la capa de ozono es uno de los fenómenos más preocupantes que enfrenta la humanidad. Lo cierto es que, por acción de diversas sustancias químicas usadas en el mundo, esta capa ha ido desgastándose, al punto de poner en riesgo la salud humana.

El 16 de setiembre se recuerda el Día Internacional de la Capa de Ozono, una fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas en 1995, en conmemoración de la firma del Protocolo de Montreal de 1987, que apunta a la eliminación gradual, pero obligatoria de las sustancias que afectan a dicha capa.

OZONO

Es un gas que se encuentra en forma natural en la atmósfera y actúa como un escudo de protección contra las radiaciones ultravioletas del sol que llegan a la Tierra; vale decir, como un “filtro solar”. El ozono es un gas inestable y susceptible a ser destruido por los compuestos naturales que contienen nitrógeno, hidrógeno y cloro. Se encuentra en forma natural en la atmósfera, a unos 25-30 km de la superficie terrestre.

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SITUACIÓN ACTUAL

De acuerdo con las evidencias científicas, se está lejos de la total recuperación de la capa de ozono, la cual se podría lograr –quizá– hacia el 2050, única y exclusivamente si todos los países se comprometen verdaderamente con las obligaciones que han adquirido a través del Protocolo de Montreal. Lo concreto es que los efectos perjudiciales sobre dicha capa tienen un impacto global sobre los seres humanos, las plantas, los animales y el ambiente. En un artículo publicado por Miguel Ángel Criado, en un medio periodístico internacional, el autor señala que la capa de ozono sigue fracturándose. El agujero sobre la Antártida se cierra, pero la cubierta protectora se debilita en las latitudes más habitadas y la concentración de ozono atmosférico en otras latitudes del planeta sigue bajando. Los científicos aún no saben qué está resquebrajando el cielo protector, aunque señalan dos posibles causas: partículas de origen industrial y/o el cambio climático.

RIESGOS

Las altas dosis de radiaciones ultravioletas pueden perjudicar la salud de las personas: aumentar los riesgos de enfermedades oculares, tales como cataratas y cegueras; cáncer de piel y una deficiencia general del sistema inmunológico del cuerpo. Además, limitar el ritmo de crecimiento de las plantas, perjudicar a los bosques, alterar el equilibrio de los ecosistemas, afectar la vida marina y provocar daños en aguas claras.

SUSTANCIAS DAÑINAS

Entre las principales figuran los clorofluorocarbonos (CFC), que se utilizan en refrigeradores, congeladores, acondicionadores de aire, aerosoles y plásticos expansibles; que, además, tienen diversos usos en la construcción, la industria automotriz y la fabricación de envases; en recipientes de comida, la limpieza de conexiones en equipos informáticos, entre otros. También estaban los halones, gases extintores de incendios compuestos por bromo, flúor y carbono, cuyo uso ya no se recomienda. Otros compuestos de cloro y bromo, como el tetracloruro de carbono, metil cloroformo y bromuro de metilo, también son perjudiciales.

CONCLUSIÓN

Proteger la capa de ozono es de vital importancia para la preservación de nuestra vida y la de todos los seres vivos del planeta. Por eso, la necesidad de unión y esfuerzo conjunto de todos los habitantes del mundo es imprescindible para detener las emanaciones de toda sustancia que provoque efectos nocivos y afecten esta capa protectora.

(*) Especialista en Comunicación Rural.