Cuando se habla de tecnología EM, el producto a utilizar está compuesto por microorganismos benéficos que mejoran la vida microbiana del suelo, el cual, de acuerdo a varios trabajos realizados en Alto Paraná, con climas con alto estrés hídrico, generó mayor oxigenación en las parcelas con la suma de materia orgánica.
“Trabajamos con productores de 200, 500 y 800 ha y notamos rendimientos de hasta 440 kg más en parcelas de soja”.
Este producto se complementa con fertilizantes y demás defensivos agrícolas; es decir, que ingresa al mercado para aportar y no para excluir otros productos.
DOSIFICACIÓN
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“Si hablamos de una dosis fuerte en la primera zafra, será de 40 l del producto activado por hectárea. Esto representa un recipiente de 2 l del producto concentrado. En la segunda zafra, la dosis baja a 20 l del material activado por hectárea. Allí, el cultivo ya muestra diferencia de sanidad y rendimiento. La ventaja de los microoganismos benéficos es que, mientras más pongas en el suelo es mejor, porque eso no genera efecto negativo ni residual”.
Esta herramienta apunta a la sostenibilidad en la producción, ya que engloba los aspectos ambiental, social y económico. El objetivo del uso de la tecnología EM es mantener la fertilidad del suelo mediante una mayor productividad biológica.
El caldo de microorganismos es compatible con herbicidas insecticidas y fungicida; no así con bactericidas, que atentaría contra los componentes vivos en la solución.
El producto también es compatible para emprendimientos pecuarios, como para el tratamiento de efluentes.
* Distribuidor de la tecnología EM en Alto Paraná.
