Son numerosos los estudios que expresan una seria preocupación y llaman la atención sobre la gravedad de este escenario, y además exteriorizan la gravedad de la situación en el mundo. Solo basta acceder a plataformas virtuales para interiorizarse de esto. Por supuesto que también sugieren qué hay que hacer para revertir esta situación: la descarbonización de la economía, tal como lo hará Costa Rica; la promoción de enfoques de economía verde y sostenible, forestar y reforestar incluso con drones, preservar la diversidad de especies son algunas de las medidas coincidentes en esta línea.
LA REALIDAD
Hoy, el planeta enfrenta una marcada pérdida de sus recursos naturales: de los suelos productivos, las fuentes de agua, las reservas forestales, la diversidad de especies, con una intensificación de los efectos del cambio climático. Si bien existen experiencias que confirman que con la tecnología y biotecnología ha sido posible obtener muy buenos rendimientos por unidad de superficie, excelentes ejemplares bovinos de carne y leche, así como de otras especies, ello se ha logrado –en muchos casos– a expensas de deteriorar y dañar el ambiente. El afán de asegurar la alimentación de la población, que se confunde con la codicia de algunos que solo aspiran a obtener dinero, se enfrenta al deterioro grave e irreversible del ambiente. Pareciera que el pensamiento es que otros solucionen los problemas ambientales, mientras los indiferentes piensan solo en cómo ganar más.
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ALTERNATIVAS
En el país existen experiencias muy interesantes de pequeños y grandes productores, estudiantes que incluso han obtenido premios internacionales, agricultores que producen azúcar orgánica con enfoque de comercio justo, productores que exponen cada martes en el Agroshopping; los paneles y cocinas solares que se fabrican y utilizan, por ejemplo, en la Escuela Agrícola San Francisco, de Benjamín Aceval; productores que emplean labranza cero, enfoques agrosilvopastoriles de producción; campañas de arborización, reciclaje y refugio de animales emprendidas por estudiantes y grupos entusiastas, entre otros, son experiencias que hay que apoyar y difundir mucho más en el país. Aparte están los colegios, organismos e instituciones que desarrollan charlas y jornadas de educación y extensión, que –en definitiva– pretenden cuidar más el ambiente, contaminar menos y producir de manera amigable con el ambiente, sin afectar los recursos naturales, respetando a los pueblos originarios y, a nivel de campo, aplicando los principios de la agricultura de conservación (AC) y las buenas prácticas agrícolas (BPA).
AGRICULTURA DE CONSERVACIÓN
Según la FAO, la agricultura de conservación “abarca una serie de técnicas que tienen como objetivo fundamental conservar mejor y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales, mediante un manejo integrado del suelo, agua, agentes biológicos e insumos externos”. Los beneficios, ante todo, son para el suelo que mejora su estructura, la aireación y circulación del agua, el tenor de materia orgánica, y esto beneficia los rendimientos por hectárea de los cultivos. Desde el punto de vista ambiental hay una disminución de la erosión o el riesgo de su aparición; una mayor biodiversidad, particularmente de la microflora y microfauna que habita en el suelo, y se favorece la captura del anhídrido carbónico atmosférico, contribuyendo a mitigar los efectos del cambio climático.
CONCLUSIÓN
Fernando Andrade, coordinador nacional del Área Estratégica de Ecofisiología Vegetal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina, señaló que el gran desafío de producir más cuidando el ambiente requiere de una muy sólida estructura científico-tecnológica, medidas adecuadas de Gobierno y educación ambiental de la población.
(*) Especialista en Comunicación Rural.
