Situación actual y perspectivas del sector agropecuario - Dr. Oscar A. del R. Tami Vasconsellos (*)

El sector agropecuario constituye uno de los renglones más importantes en la economía del trópico y subtrópico del continente americano, y en especial de la República del Paraguay, como fuente de trabajo, alimentación para su población y el mundo, y potencial bioeconómico para el país.

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La brecha que existe entre el potencial instalado y los actuales niveles de producción puede ser acortada a través del mejoramiento de estos, ya sea desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, combinando la aplicación de la eficiencia y funcionalidad en el manejo de los recursos existentes de acuerdo a las diferentes condiciones de las vastas zonas destinadas a la explotación agropecuaria del país.

La sola correcta aplicación de la tecnología ya disponible y una racional utilización de los recursos instalados, ya sean estos humanos o naturales, podrá aumentar de forma considerable los niveles de la producción actual.

La productividad es, ante todo, una mentalidad, la del progreso, de la mejora constante de cuanto existe; es la certeza de poder hacer hoy mejor que ayer, la voluntad de no contentarse con la situación actual por buena que esta pueda parecer, la adaptación perpetua a las siempre nuevas condiciones de la vida económica y social, el esfuerzo continuo para aplicar nuevas técnicas y nuevos métodos, la fe en el progreso humano.

PORCENTAJES SIGNIFICATIVOS

El sector agropecuario del país ocupa, aproximadamente, el 71 % de su territorio, genera el 23 % del producto interno bruto (PIB), da ocupación al 50 % de la población económicamente activa y aporta el 62,1 % de los ingresos al país.

El uso actual de la tierra del sector agrícola constituye tan solo el 33,6 %, correspondiente a, aproximadamente, 4.000.000 ha, con una capacidad fisiográfica de 11.890.000 ha.

El sector ganadero ocupa, aproximadamente, 26.500.000 ha, que representa el 64 % del uso actual, con una capacidad de uso del 35 %; es decir, 14.350.000 ha.

La superficie forestal se redujo en un 76,1 %, como resultado de la tala indiscriminada de la masa boscosa, con una capacidad de uso de 36 % del territorio.

El sector ganadero tuvo un incremento del 29 % en sus exportaciones entre el periodo 2011-2013, el sector agrícola (fibras de algodón, semilla de soja, aceites vegetales, harinas y cereales) tuvo un incremento de 23,6 % para el mismo periodo, y el sector forestal (madera), un déficit del 13,6 % con relación al periodo mencionado.

Lo mencionado más arriba nos demuestra que “tierras con aptitudes agrícolas y forestales se destinan a otros usos, mientras que el uso ganadero excede la superficie de suelos apto para tal efecto”.

LIMITACIONES ESTRUCTURALES

En el Paraguay no solo existe una concentración de la tierra, en la que el 19,5 % de las explotaciones agropecuarias están en manos de pequeños productores (menos de 20 ha), quienes ocupan solo el 6,1 % de la superficie total de las, aproximadamente, 30.500.000 ha registradas como explotación agrícola y ganadera, sino que esta situación conduce inexorablemente a una baja eficiencia productiva y lento crecimiento económico.

El sector agrícola está formado mayoritariamente por pequeñas explotaciones. La fruticultura, en el 70 % de su área, y la horticultura, en el 100 % de su área, se distribuyen en fincas menores de 5 ha, mientras que el algodón y la caña de azúcar, que involucran a la mayor cantidad de pequeños agricultores, en un 80 %, sus explotaciones son menores a 10 ha.

El trigo, soja, maní, arroz y maíz son producidos por agricultores con superficies mayores a 50 ha.

En el sector ganadero, el 99 % de los productores (227.221) son poseedores de menos de 500 cabezas de ganado vacuno c/u, abarcando el 41,6 % de la población total del país. El 0,5 % de los productores (1103) poseen hasta 5000 cabezas c/u, constituyendo el 29,4 % de la población total del país. El 0,44 % de los productores (1011) poseen hasta 1000 cabezas de ganado vacuno c/u, abarcando el 9 % de la población total del país. El 0,06 % de los productores (143) poseen más de 5000 cabezas de ganado c/u, abarcando un 20 % de la población total del país.

REGULARIZACIÓN DE LA TENENCIA

Este aspecto no estimula la inversión. La falta de arraigo de los pequeños productores limita el acceso al crédito y promociona la depredación del frágil ecosistema existente. Lo significativo es la nítida corriente de migración que tienen por destino áreas urbanas por sobre las rurales. Según el último censo, el 57,2 % del total de los emigrantes se dirigen a las ciudades y solo el 14,5 % a las áreas rurales. Quienes migran a las áreas urbanas cuadruplican a quienes migran a las rurales.

ASPECTO TECNOLÓGICO

Baja productividad, escasa diversificación de los rubros de producción, generación escasa de tecnología primaria y práctica destinada al productor, según el potencial instalado de cada ecosistema en particular, deterioro del ambiente, debido al uso de sistemas de producción poco sostenibles.

Estacionalidad en la ocupación del productor rural y falta de ocupación entre zafra.

Bajo nivel de capacitación y adiestramiento laboral, y escasez de oportunidades para adquirirlas.

Necesidad de asociarse y organizarse con el objeto de capacitación para la atención de sus intereses.

Vulnerabilidad de la economía debido al tamaño limitado del mercado interno y alta dependencia del ingreso de divisas de rubros agrícolas.

Descapitalización de pequeños productores, atomización de la propiedad fundiaría y escasa retención de excedentes debido a elevados costos de intermediación, falta de financiación formal y altos costos de manipuleo de sus productos (transporte, almacenaje, entre otros).

Los estudios y estadísticas demuestran una ineficiencia en nuestro actual aparato de producción, generando altos costos, a los cuales se suman la falencia de nuestro sistema de comercialización, mercadeo (calidad, presentación y sanidad del producto) y fiscalización, deprimiendo los precios al productor y restando competitividad a nivel mundial, sumado a nuestra situación geoeconómica.

Igualmente, las elevadas tasas reales de intereses y plazos cortos hacen cuesta arriba el uso de créditos para el financiamiento de las actividades agropecuarias.

PRECIOS E INFRAESTRUCTURA

Como es obvio, todo esto repercute negativamente en el nivel de los precios relativos (la inflación interna), desestimulando la producción agropecuaria. Las relaciones insumos (técnicos y físicos) y producto en nuestro país son muy pronunciadas, constituyéndose en otro elemento de inestabilidad que afecta la inversión a mediano y largo plazo.

La suma de actividades posfinca afecta la competitividad del productor, las cuales podemos identificar como almacenaje, transporte y puerto, que deben ser sustancialmente mejoradas, siendo el más serio de todo el aspecto del transporte. El tema puertos es el área en el que más avances se advierten, aunque aún falta una definición clara con respecto a una ley de puertos.

En la actualidad, la sobreoferta de granos y carnes a nivel mundial que las potencias industriales colocan a bajos precios en los mercados, mediante diferentes mecanismos de subsidios, también limita las posibilidades de exportación y presiona sobre nuestros precios.

LAS INSTITUCIONES Y EL SECTOR AGROPECUARIO

La debilidad del aparato institucional en las tareas de implementación de políticas de asistencia crediticia, cobertura de servicios sociales (salud, alimentación y educación), extensión, información e instrucción que requiere para el pequeño y mediano productor es evidente.

Tanto el Ministerio de Industria y Comercio (MIC), responsable del desarrollo de las agroindustrias, como la Secretaría del Medioambiente (Seam), dependiente de la Presidencia de la República, muestran una participación muy reducida en los años 1985-1990 hasta repuntar, aunque de manera insignificante, en el periodo 1996-2001 hasta hoy.

Las entidades descentralizadas financieras que prestan servicios al sector agropecuario, como el Banco Nacional de Fomento (BNF), Fondo Ganadero (FG), Crédito Agrícola de Habilitación (CAH) y Fondo de Desarrollo Campesino (FDC), han disminuido significativamente su participación y apoyo al sector agropecuario.

Los instrumentos de política agropecuaria con los que cuenta el país deben ser examinados con respecto a los países competidores, como, por ejemplo, un convenio absolutamente libre, tal vez con un pequeño porcentaje de aranceles fiscales y alguna reforma para eliminar el déficit como fuente de inflación.

FUNCIONES REALES DEL ESTADO

Se deben sintetizar y definir las funciones, atribuciones y responsabilidades entre las instituciones del Estado (sobredimensionadas e ineficientes) y el sector privado (débil). Es fundamental pensar en la separación del MAG, en los Ministerios de Ganadería, Peces y Vida Silvestre, y Ministerio de Agricultura (horticultura, floricultura), Forestal y Suelos, respectivamente.

“El Estado debe ser el ente que oriente, impulse, apoye, estimule, coordine, controle y proteja los frutos del esfuerzo productivo, y consolide una verdadera revolución agropecuaria”.

Por otro lado, el sector privado debe participar activamente en programas de desarrollo interno y externo, investigaciones, capacitación técnica y empresarial, creación de fuentes de mano de obra como un elemento de consolidación de la estructura productiva interna de la República del Paraguay.

(*) Especialista en producción agropecuaria.

 

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