En la actualidad, la cadena de valor de este rubro se sigue fortaleciendo con un rol fundamental de los productores de la materia prima, siguiendo por una secuencia de actividades comerciales que llegan al consumidor final con una interesante variedad de marcas y sabores conocidos e, incluso, reconocidos en el exterior. Es por su valor y significado que la yerba mate tiene fijado un día en el que se la recuerda: el 11 de octubre de cada año, de acuerdo al decreto n.º 18528 del 25 de setiembre de 1997.
ORIGEN
Thomas Whigham, en su obra La yerba mate del Paraguay (1780-1870), señala: “La práctica del uso de Ilex paraguariensis para la preparación de un tipo de té se originó en los tiempos precolombinos. Los primeros colonizadores usaron la bebida estrictamente para fines medicinales, pero muy pronto aprendieron a apreciar sus vigorizantes cualidades derivadas de un alto contenido de cafeína. Preparaban y bebían el té de la misma manera que hoy en día. El agua hervida era vertida sobre una cantidad de yerba puesta en un vaso tipo calabaza, llamado mate. Un canuto (bombilla) de madera o plata era usado para succionar la infusión. El hábito de tomar yerba de esta forma gradualmente se volvió una costumbre social, en la que grupos de hombres pasaban el mate entre ellos y recargaban la vasija con agua caliente periódicamente”. (Citado por portalguaraní.com).
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DESAFÍOS
La producción de yerba mate enfrenta varios retos. Implementar tecnologías que permitan mejorar la productividad del cultivo es, tal vez, uno de más importantes para el sector yerbatero. El productor tiene que asegurar mejores rendimientos por hectárea, junto con una buena calidad de la materia prima que cosecha, ya que de esta última dependerá, en gran medida, la calidad del producto procesado y a comercializar.
En este contexto, las exigencias que plantean los mercados, principalmente externos, exigen cumplir con los protocolos de las buenas prácticas agrícolas (BPA), que contemplan normativas higiénico-sanitarias exigidas para el cultivo, a más de las buenas prácticas de manufactura (BPM), relacionadas con los requerimientos a cumplir durante el procesamiento de la materia prima cosechada. Sobre el punto, existe una publicación interesante titulada Caracterización de la yerba mate elaborada y envasada en el territorio nacional en relación a especies micotoxigénicas y determinación de aflatoxinas, cuyos autores son Natalia Zelada, Laura Mendoza y Patricia Echeverría. El Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave) cuenta, también, con un protocolo sobre yerba mate.
CONCLUSIÓN
Vistas las potencialidades del rubro, hay que incentivar al pequeño agricultor e incorporarlo a las cadenas de competitividad en yerba mate (clusters), de modo a diversificar la agricultura familiar con este tradicional rubro.
(*) Especialista en Comunicación Rural.
