Los centelleantes renos que posan en los flancos del gran pórtico de acceso dan la bienvenida e invitan al visitante a admirar al particular pesebre –fina artesanía nacional– que esta acompañado de delicados y pequeños árboles luminosos y otros adornos de temporada. Perfecto, el gran espejo da una primera muestra de la sala, que se muestra lujosa, con muebles en tonos marfil y algunos marrones, ideales para albergar a los personajes del momento.
El atavío del árbol es una creación de la arquitecta Myriam Suárez de Verdún y de Giovanna Dellavedova. Los objetos utilizados son de Universal Import, Plaza Oferta y Neroli. Se optó por las anchas cintas y grandes estrellas federales en rojo, blanco y dorado. Debajo se dispusieron tiernas cajas de regalos con escenas decembrinas estampadas en ellos. Otros rincones no están ajenos a esta algarabía propia de esta época, y se visten con manteles, arreglos florales, esferas y un niño Jesús.
El quincho también está arreglado para la ocasión, ideal para un brindis tras la cena, o un ameno momento cerca de la pileta en las cálidas noches de celebración. Una elegante corona y un centro de mesa importante son suficientes para crear el ambiente propicio.
No faltan los muñecos de Papá Noel brindando ternura en varios rincones, y una escalera bien revestida de los mismos motivos del árbol, puesto que es importante combinar los distintos espacios.
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