Encanto nativo

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El pesebre de María Victoria Cuenca de Urbieta en Luque ya tiene 18 años, fue hecho en Areguá y cuenta con la Sagrada Familia, los Reyes Magos con sus camellos, el Buen pastor y el ángel. También el burrito, la vaquita y el gallo en medio de palmeras, heliconias, culantrillo, sanseviera, helechos y solteronas o photus. Flores de pino, cintas doradas y portavelas se insertan también. 

Algunas telas dan colorido y se suman las piedras.

Una canasta distinta

La canasta de remedios yuyos es una propuesta novedosa de Javier Torres para quienes deseen hacer un obsequio diferente.

La Navidad es una época de muchísima creatividad, y así lo demuestran habilidosos artesanos que realizan pesebres. En cuanto a los tamaños, están de última moda los “de bolsillo”, diminutos. En el otro extremo se usan mucho los colosales, gigantes piezas de barro en la entrada de la casa o en el patio, con la correcta iluminación.

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Uno de los pesebres más solicitados es la propuesta Nivaclé en palo santo, monocromático y único, excelente para regalar. 

Por su parte, desde Itá, las manos de Cristina Servín conciben unas piezas de cerámica y tela, abstracciones, sugerentes y novedosas. Así como también presenta singulares opciones de hojas de banana. Otra artesana de Tobatí, Inés Páez, se dedica a la madera pintada; su versión es un pesebre al estilo paraguayo, con sombrero pirí y chipas.

Consultados: 

Over All y Farma Yuyo.