Debemos recordar que estos animales no son mascotas, pues pertenecen a su hábitat natural. El hecho de sacarlos de la naturaleza (de forma violenta, en general) predispone a que contraigan y desarrollen diferentes enfermedades. Estar en un lugar ajeno a su lugar de origen estresa al mono, expuesto a un sitio, olores y ruidos totalmente extraños, y patógenos a los que no está relacionado. La otra realidad es que cuando se lo tiene en la casa la mayoría de las veces se lo maltrata. Los propietarios no se asesoran en cuanto a sus requerimientos nutricionales o ambientales. Tienen serios problemas porque los propietarios los alimentan a su antojo, dejándolos muy debilitados.
Considerando todo lo mencionado anteriormente, tenemos las condiciones perfectas para que el mono desarrolle todo tipo de enfermedades bacterianas, virales, parasitarias o nutricionales.
Ellos son sensibles a las neumonías, bacteriana o parasitaria; bacterias como el tétanos, la salmonella y la tuberculosis; parásitos gastrointestinales y virus como la rabia, fiebre amarilla, herpes y hepatitis. Varias de estas enfermedades pueden ser transmitidas entre humano y animal (en ambas direcciones).
Prohibido comprarlos
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Por su parte, la licenciada bióloga Rocío Barreto, directora de Vida Silvestre del Mades (Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible), indica que “el origen del animal silvestre es siempre la propia naturaleza. Está prohibido comprar animales silvestres, ya que la mayoría de las veces son parte del tráfico ilegal. La Ley 96/92, De Vida Silvestre, prevé la inscripción para contar con el registro a los tenedores de animales silvestres y obtener el permiso de tenencia.
Respetemos la fauna.
