A través de las aberturas de cristal templado se integra visualmente al jardín frontal, el cual se desarrolla en terrazas escalonadas salvando la diferencia de niveles y aprovechando al máximo el atractivo natural del entorno. La arquitecta Belén Montero realizó el proyecto, en tanto que la construcción la hizo el ingeniero Humberto Valinotti.
En la sala se observan colores vivos en pintura de pared, cuadros y mobiliario. La consigna es ofrecer un lugar espacioso, alegre y cómodo, para el deleite de la gran familia.
En la planta alta se instala el área familiar privada; una espaciosa galería comunica las habitaciones entre sí y con el jardín, a través de una escalera exterior. Las habitaciones fueron decoradas sin perder de vista los detalles personales de sus moradores. En la habitación principal se respira serenidad, mediante el uso del blanco y tonos crudos con una cama con baldaquino que enmarca el sector con suaves cortinas. El cubrecama tejido se acompaña a sus lados con las alfombras de poyvi. Otro de los aposentos se muestra romántico y femenino, en tonos turquesa, azul y blanco con detalles que enamoran. El tercer dormitorio ofrece sobriedad en blanco y negro, con aire minimalista; y, por último, el dormitorio de los chicos, más colorido y divertido, para el disfrute de los hermanos, posee diseños geométricos en los edredones y graciosos peluches que añaden alegría. Ni la piscina ni la inmensidad del lago Ypacaraí se pierden jamás de vista.
En los cuartos de baño se instalaron espejos ovalados sobre paredes texturadas y bachas de granito.
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La mayor parte de los muros de piedra de la residencia son de material extraído de las excavaciones en la obra. Los pisos son de baldosas blancas en armonía con el cielo raso, debidamente iluminado. El pórtico de ladrillos posee un techo de tirantes de hormigón.
El equipamiento interior es de Industria Barrios SA y la cocina es un diseño de la arquitecta Silvia Rojas.