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Este antiguo aparador de cocina fue transformado por la decoradora Mirtha Benítez de Cazal mediante pátinas con efecto vintage, con colores vivos y esténciles que imitan madera. Además, se le agregaron patas y hoy es un coqueto espacio para lucir canastos, velas y frutas doradas.
Un reloj extragrande sobre la pared de ladrillos y antorchas con pequeñas aves le dan el marco ideal a un espacio rústico nuevo.
En los rincones, los conejitos, flores de gran belleza, producidas en nuestro país, adornan y le agregan armonía a todo el ambiente. Es probable que dentro de su hogar esté la pieza que con unas pinceladas recobre energía. Los tejidos de poyvi, las tallas de animales y las esferas de fibras se mezclan con tonalidades primarias, amarillo y rojo iluminan y dan energía, mientras el blanco y el turqueza se alían con los que provienen de la arena como un retorno a lo natural.