PIRIBEBUY, Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). La quema de pastizales continúa siendo una práctica normal en nuestro país, pese al peligro y las prohibiciones que existen al respecto. Las quemazones se realizan generalmente para renovar pastizales. Sin embargo, si no se realiza de manera controlada pueden destruir el ecosistema, incluyendo toda la biodiversidad existente.
El 30 de agosto último un humilde productor identificado como Pelagio Cantero (56) y el ciudadano inglés John Cooper, ambos residentes en la Compañía Naranjo de Piribebuy, denunciaron en la comisaría local una quema intencional de pastizales en la propiedad de Juan Díaz, por el capataz del establecimiento a quien conocen como Dionisio.
Don Pelagio relató que ocho hectáreas de su inmueble que contenía pastizales y bosques fueron arrasados por el fuego incontenible. Asimismo Cooper fue perjudicado con la quema de 25 hectáreas de pasto de su propiedad, por lo que sus animales quedaron sin la posibilidad de alimentarse naturalmente.
Ambos afectados manifestaron que no es la primera vez que se realizan quemas intencionales en la propiedad de Díaz, que por la falta de control afecta a otros inmuebles de la zona, denunciaron.
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En nuestro país está vigente la Ley N° 4014/10, que regula obligaciones sobre prevención y control de incendios. La norma prohíbe la quema no controlada de pastizales, bosques, matorrales, barbechos, campos naturales, aserrín o cualquier otro cereal, de leguminosas o tipo de material orgánico inflamable que pudiera generar cualquiera de los incendios.
Para operativizar su regulación, la ley creó la Red Paraguaya de Prevención, Monitoreo y Control de Incendios, coordinada por la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Esta dependencia, en coordinación con las municipalidades, debe “expedir autorizaciones de quema prescripta” para efectuar los incendios.
