Nuevos códigos impone la Generación Y

Entraban a trabajar jóvenes, escalando poco a poco y duraban 20 a 40 años en su puestos laborales. Estas eran historias de otras generaciones. Los jóvenes de veintitantos de hoy, que la sociología denomina la Generación Y (de los nacidos entre 1982 y 1992), están en permanente búsqueda de algo más, impulsados por una fuerte necesidad de equilibrio entre la vida y los beneficios que permiten una carrera que les satisfaga.

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Hella Notario empezó a trabajar a los 20 años. Hoy tiene 27 y ya pasó por nueve empresas, en las que trabajó en las áreas de prensa, comunicación y marketing. ¿Por qué renunció a todos esos trabajos? Para poder crecer profesionalmente y en busca de nuevos desafíos es su respuesta. Hoy trabaja en Cavida, Negocios Saludables como jefa de comunicación.

La generación a la que pertenece Hella es la de los niños deseados y protegidos por una sociedad preocupada por la seguridad de estos. Son alegres, seguros de sí mismos, enérgicos, tecnológicos; tienen una actitud desafiante y retadora. La autenticidad y la sinceridad, la familia o la amistad mueven a esta generación, que destaca por reivindicar la felicidad, asegura Patricia dos Santos, directora de la consultora laboral Jobs.

Estos jóvenes no valoran la comunicación interpersonal, sino prefieren la comunicación en cualquier momento y lugar; además de buscar comentarios positivos de sus superiores vía internet, correos, redes sociales y blogs.

En cuanto a remuneraciones y beneficios, se inclinan hacia los no monetarios, como días libres de trabajo y oportunidades de formación.

Cuando Hella va a una entrevista de trabajo, primero se fija en el salario, en el horario y en la flexibilidad. Y, según Dos Santos, estos trabajadores desean retirarse a las 17:00, pero en cambio no tienen problemas para trabajar desde sus casas. Además, están constantemente en línea 16 horas por día, y mezclan trabajo y placer en horario laboral o personal.

“Son menos competitivos y su máxima preocupación en el ámbito laboral es la flexibilidad y la conciliación; a cambio, ofrecen gran creatividad e iniciativa. Son nativos digitales; no conocen un mundo sin eso”, añade la consultora, de gran experiencia en el rubro laboral. En esto coincide con el sociólogo José Nicolás Morínigo, quien señala que el futuro es la intercomunicación en red, pero el presente es un proceso de transición y los jóvenes de esta generación viven este cambio también en el mundo laboral, en el que tienen que adecuarse a una sociedad tradicional y, al mismo tiempo, a una que se está modificando. “Esta situación de cambio y persistencia es lo que, si no tenemos claro hacia dónde dirigirnos, genera una situación de incertidumbre en los jóvenes como consecuencia de la misma incertidumbre que vive la sociedad”, agrega.

La Generación Y ve el trabajo solamente como un medio para obtener recursos económicos, que a su vez le permita hacer lo que le gusta, ya sea disfrutar de la música, la vida al aire libre, el cine, etcétera. Su compromiso es consigo mismo, con sus planes personales y sus gustos. Mientras la empresa les sirva para eso, se quedan y hacen lo que pueden en el trabajo sin apego por cosas que no son de ellos.

Por ende, los empleadores, por un lado, están encantados con la creatividad, la flexibilidad y el entusiasmo de estos trabajadores, pero, por otro, están asustados y preocupados porque no los comprenden, solo ven conductas que para ellos son indisciplinas, falta de compromiso e irresponsabilidad.

Maximiliano Altieri, country manager de Sony en Paraguay, tiene en su plantel de empleados a un 98 % de Generación Y y admite que estos jóvenes “ya no son como éramos nosotros” con respecto al sentido de pertenencia innata que sentían al entrar a trabajar a un lugar. “Antes era como un club en el que te ponías la camiseta, tenías apego, sentido de responsabilidad y compromiso más fuerte. Esta generación no siente ese compromiso hacia la empresa, sino hacia ellos mismos. Es gente que siente que se merece más cosas. Nosotros sentíamos que teníamos que pelear más por las cosas; sin embargo, ellos creen que tienen que luchar menos”, comenta. Altieri tiene 35 años y pertenece a la Generación X.

Las empresas sienten el golpe de la alta rotación de esta generación. Para los más jóvenes, el trabajo tiene que “dar gusto” y la gente en el trabajo tiene que ser “cool”; si no es así, ellos no entienden por qué tienen que quedarse ahí ni para qué; así que simplemente renuncian de la noche a la mañana.

Mantenerlos motivados es todo un desafío en las organizaciones. “No tienen problemas de cambiar de empresas, porque no tienen sentido de pertenencia innato desde el momento en que son contratados. Ellos necesitan sentirse importantes en la organización. Para mí es más fácil, porque estamos en una empresa de tecnología y a ellos les gustan los avances, que cambian rápidamente. Ellos participan mucho en todo tipo de actividades y en las decisiones. Al principio cuesta un poco porque deben esperar más para una promoción. Somos muy claros con las reglas y propiciamos un ambiente de igualdad entre todos. También les destacamos que el trabajo que están haciendo puede parecer pequeño, pero de gran influencia en la organización, y que son claves para la toma de decisiones de la alta gerencia”, detalla el gerente de Sony.

Y Dos Santos refuerza que si la empresa o los líderes de la misma no logran identificar las necesidades de esta generación y, por ende, no logran satisfacer esas necesidades, entonces las personas buscarán lugares que sí lo hagan. Para ello es muy importante tener en cuenta algunas cuestiones que motiven a la Generación Y: conocer sus metas personales e integrarlas con las de la organización, buscar la equidad en las oportunidades (olvidar los roles de género), estar conscientes del potencial de conflicto con la Generación X (nacidos entre 1970 y 1981), proveer espacio para mejoramiento académico y de destrezas, y establecer programas de mentoría.

Intercambio generacional

Actualmente, en las organizaciones pueden convivir hasta cuatro generaciones juntas: los “tradicionalistas” de entre 60 y 70 años, los Baby Boomers (1940-1953), la Generación X de más de 30 años y la Generación Y. Cada una está muy marcada por características, gustos y prioridades muy distintos, a veces contrapuestos. “Mientras unos reivindican la felicidad como meta trascendente de su vida, otros lo hacen con la responsabilidad y el sacrificio. Imagínense el choque de valores y conductas que esto representa en un ambiente laboral cuando los jóvenes quieren salir corriendo para ir al partido a la hora exacta y los mayores consideran que hay que quedarse hasta tarde a hacer algo urgente, que para los jóvenes se puede hacer más tarde, desde sus casas nomás y llegar a tiempo”, ejemplifica la consultora. Ella aconseja que, para poder trabajar juntos y sacar lo mejor de cada uno de ellos, lo más importante es conocer qué motiva a cada persona, a cada generación, ya que tienen diferentes características y, por ende, diferentes motivaciones.

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