Mendoza en vendimia (11)

Llegábamos al último día de visitas a las bodegas de Mendoza y aún quedaban dos más por hacer ese día: una de ellas, muy tradicional, y la segunda, toda una novedad para muchos. Les hablaré hoy de aquella más tradicional, que muchos conocen o ya la visitaron en sus viajes por Mendoza, pero que no deja de sorprendernos por su belleza arquitectónica y su grandeza de cuando fue construida, a principios del siglo XX.

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Recuerdo que, hace casi unos 20 años, uno de los mejores vinos del mercado y más deseado por muchos consumidores era uno con tan solo 500 ml de contenido. El varietal era Syrah (en aquel entonces, los paraguayos no le daban mucha importancia al varietal, a diferencia de ahora). La marca del vino era –y sigue siendo– importada por Edesa, una de las bodegas más respetadas de Argentina, que produce vinos de todos los estilos y precios, lo que, probablemente, la convierta en la más grande del país vecino. Hablamos de Trapiche, perteneciente a Peñaflor, el grupo más poderoso en lo que se refiere a vinos de la Argentina y con innumerables marcas en su portafolio; muchas de ellas son comercializadas en nuestro país.

Llegamos y desde lejos ya pudimos observar la belleza del edificio: una bodega que fue recuperada después de más de 40 años de abandono, reinaugurada en el 2006 con las más altas tecnologías de vinificación y aprovechando la infraestructura de piletas de concreto, que fueron reacondicionadas y son utilizadas hoy en día, siguiendo la tendencia muy fuerte de varias bodegas de Mendoza.

Todos los vinos elaborados en la bodega principal están bajo el comando del enólogo Daniel Pi. Aquí solo se elaboran los de “alta gama”, ya que la marca comercializa desde los más económicos (que son elaborados en otra bodega) hasta lo que muchos llaman vinos superpremium, que son los más costosos.

La degustación

Luego de la visita a las instalaciones, que en parte son como un “museo vivo”, fuimos recorriendo hasta llegar a la sala de barricas y, posteriormente, a la de degustación. Comenzamos degustando uno de los vinos novedosos de la bodega: no es de Mendoza, sino un vino blanco de la costa atlántica, de la uva Chardonnay (aún no se comercializa en el país). Quedamos sorprendidos por su calidad mineral, aunque todavía los viñedos son muy jóvenes. 

Seguidamente, degustamos uno de aquellos vinos que, para mí, es un clásico: el Fond de Cave Reserva Malbec, que nunca decepciona por su calidad y precio; como lo describiría yo: un best buy.

Dimos un gran salto para el siguiente vino: Trapiche Gran Medalla Malbec, de color violeta intenso, con madera presente y que brinda, sobre todo, mucho placer. Lo único a reclamar es que este vino solicita sí o sí un jamón para acompañarlo. 

Luego, pudimos degustar un vino que no conocía: el Trapiche Terroir Series Ambrosia, elaborado con uvas 100 % Malbec provenientes de su finca en Gualtallary, a más de 1300 msnm. Es de un color tinto extremo, con aromas a fruta roja confitada y una gran complejidad mineral en boca; se convirtió, inmediatamente, en una de las estrellas del día. 

Salimos después al deck a tomar unos rayos de sol y disfrutar de este viñedo totalmente biodinámico, antes de ir al restaurante de la bodega. Esta vez, a disfrutar de un menú de seis pasos. Todo de excelente calidad, tanto los vinos como los platos que los acompañaron.

Apreciados lectores, ¡salud a todos! y hasta el próximo sábado.

Fotos: Fabiola Gayet.

oligayet@hotmail.com

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