Mendoza en Vendimia (2)

El periplo de este viaje a Mendoza comenzó un martes; ese mismo día, al momento de aterrizar el avión en el aeropuerto de El Plumerillo, ya todos en el grupo estaban con muchas ganas de ir a probar vinos, o, como se dice, sedientos. No nos demoramos mucho en hacer migraciones; recogimos las maletas, subimos al bus y fuimos directo a la primera bodega del viaje. Eran cerca de las 17:00 cuando llegábamos a la bodega Cuchillas de Lulunta, más conocida por muchos en el Paraguay como “la bodega de Ricardo Santos”, ya que su vino principal lleva el nombre del propietario en la etiqueta.

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Fuimos recibidos por el enólogo Patricio Santos y el gerente de exportaciones, Pedro Santos, quienes, como anfitriones, nos llevaron a recorrer las instalaciones de toda la bodega, muy pequeña, ya que es una del tipo boutique. Probamos vinos de los tanques que estaban en plena fermentación, lo que nos dio una verdadera pauta de cómo van evolucionando los azúcares en el mosto hasta su trasformación total. Por supuesto, también degustamos vinos ya terminados, pero aún no filtrados de los tanques, vinos con ya casi 12 meses que aguardaban el segundo paso, que es pasar por barrica o ser embotellados. La verdad es que, como provenían de piletas de concreto, pudimos sentir muy bien el sabor de la fruta de la uva sin ninguna injerencia de factores externos, como suele ser el roble y sus consecuencias, que muchas veces encontramos, como la vainilla, el caramelo, el humo, etcétera.

Degustación

Culminado el recorrido, fuimos a degustar los vinos que son comercializados en nuestro mercado por la empresa Decanter SRL. Allí tuvimos la ocasión de comenzar degustando el Tercos Torrontés, proveniente de la provincia de Salta (específicamente es un acuerdo entre el enólogo Pedro Santos y la bodega Pequeña Vasija de Cafayate), es un vino muy aromático y, sobre todo, agradable en boca. El segundo vino fue un rosado llamado Trampa, que es un corte de dos uvas, una tinta Malbec y una blanca que es Semillón, dándole fruta, aroma y elegancia a este vino. 

Continuamos con la línea Tercos y era el turno de su primer tinto, el Sangiovese, una uva típica de la Toscana italiana que se ha adaptado muy bien al suelo mendocino, dando vinos suaves, de color púrpura, aromas y sabor a frutos rojos, convirtiéndolo en un vino fácil de probar y degustar. Tercos también no podía dejar de tener un Malbec, este vino tiene como característica que no tiene ninguna influencia de la madera; del tanque pasa al filtro y después es embotellado, dándole un máximo de frescura. El vino Cabernet Sauvignon fue el último de la línea Tercos que degustamos, normalmente la gente dice que el Cabernet es fuerte; bueno aquí, todo lo contrario. Una linda sorpresa.

Los mejores vinos

Llegó el momento esperado por muchos: el Ricardo Santos Malbec, un vino que se ganó el respeto de muchos enófilos. Todos en el grupo lo disfrutaron mucho y, por supuesto, como cereza sobre la torta, como se dice, descorchamos El Gran Malbec de Ricardo Santos, un vino estrella del que hay muy poco. Las uvas provienen de los viñedos de pie franco de la finca y el vino pasó más de 24 meses en barrica de roble: fue uno de los más esperados de la noche. 

Resumiendo, comimos y bebimos bien; ahora llegó el momento de ir a trabajar.

Las uvas habían ingresado a la bodega, la temperatura ambiente ya había bajado unos 10 ºC y es así que se trabaja la uva de mejor forma para no afectar la fruta y los mostos. Todos fuimos al área de recepción de uvas, en ese momento estaban recibiendo uva Chardonnay, pasaba la uva por la mesa de selección y se retiraban los racimos que estaban en mal estado (la verdad es que casi no había, las uvas estaban realmente excelentes en calidad), de allí pasaban los racimos por la despalilladora y se soltaban así, de esa forma, las uvas del escobajo (palillo que retiene a las uvas juntas). Luego, las uvas eran trasportadas a un tanque de acero inoxidable, en el cual macerarían en frío unas horas, antes de subir la temperatura del tanque para que se inicie el proceso de fermentación. Pudimos ver en acción toda la teoría y muchos del grupo pudieron entender mejor cómo funciona el proceso fermentativo. La experiencia fue inolvidable.

Apreciados lectores, espero que hayan podido disfrutar de esa reseña y ¡salud!, nos volvemos a encontrar el siguiente sábado.

Fotos: Fabiola Gayet.

oligayet@hotmail.com

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