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En general, todos sabían que en el Uruguay se producían vinos, tienen presente la figura del Tannat como la cepa predilecta del país oriental, con vinos de buen cuerpo y mucho color. Ese país ha evolucionado muchísimo en las últimas décadas, produciendo cada día más y mejores vinos, tanto en los establecimientos familiares como en las bodegas grandes, en las que la implementación de tecnología de punta y una camada de enólogos entre adultos y jóvenes que están haciendo muy bien las cosas. Eso se ve, se siente y disfruta cuando uno descorcha una botella proveniente de aquel país.
Los vinos uruguayos
Hoy, el Paraguay se está convirtiendo en un asiduo consumidor de los vinos provenientes del Uruguay. Hasta donde yo recuerdo, unos 10 años atrás Andina comenzó a traer los vinos de la bodega familiar Pisano; estos vinos de excelente calidad están presentes en nuestro mercado, pero son bastante difíciles de encontrar.
Hace un par de años atrás, la importadora Marsal introdujo la línea Pueblo del Sol, vinos elaborados por el Establecimiento Juanico. Sus blancos me gustaron más que los tintos, pero así como se lanzaron fueron desapareciendo y, al día de hoy, ya no encuentro más botellas de esta marca en el Paraguay.
Hace dos años, casi en simultáneo, se introdujeron tres marcas que se posicionaron bastante bien en nuestro mercado y vemos con frecuencia en restaurantes y en vinotecas. Por un lado, Brumado trajo los vinos de la familia Don Pascual, un clásico de ese país en donde resaltan —a mi gusto personal— el Pinot Noir Reserva y el Tannat Crianza en roble. Otro importador que trajo vinos al mismo tiempo fue El Imperio, introduciendo los vinos de la Bodega Garzón (de la familia Bulgheroni, un multiempresario dueño de bodegas en varios países del mundo). Estos vinos están más que conocidos en el mercado local ya que muchos paraguayos que van de vacaciones a Punta del Este fueron a visitar su bodega, que yo la considero una de las más lindas en América del Sur. De Bodega Garzón, los vinos que más me gustan son el blanco Albariño y el Tannat de Corte. Pero, por supuesto, producen varios otros vinos de gran calidad que no son importados a nuestro país, de momento. Como dije, son tres los vinos uruguayos que ingresaron en simultáneo, el tercero es Familia Deicas, importado por Brumado. En este caso, solo dos grandes etiquetas vienen al país: Preludio (que es un vino blend) y Massimo Deicas, que es un Tannat de aquellos considerados Súper Premium.
Las novedades
Hace unos meses nada más, un nuevo vino uruguayo ingresó a nuestro mercado, de la mano de Bebidas Nativas del Paraguay. Son los vinos Narbona, que llegaron con cinco etiquetas que despertaron bastante la curiosidad del consumidor: el blanco Puerto Carmelo Sauvignon Blanc, con mucha fruta en copa y el Narbona Blend 002, de gran complejidad, tanto en nariz como en boca (si aún no lo probaron, deberían de hacerlo, dejándolo respirar en el decantador por lo menos 1 h).
Lo último y más novedoso está siendo importado por Monalisa, con la introducción de un anhelado mío por años: Bodega Bouza, y tengo gran amistad con su enólogo Eduardo Boido, quien es casi parte de la familia y patrimonio de la bodega. Son ocho las etiquetas importadas y hay varias para resaltar, pero los que sí uno debe probar son el blanco Albariño y el tinto blend Tempranillo-Tannat, una mezcla no muy común, pero que despierta mucha curiosidad entre los enófilos y sommeliers.
Como podrán darse cuenta, el Paraguay y Uruguay están teniendo excelentes relaciones comerciales en cuanto a los vinos; esperemos que el mercado uruguayo también acepte nuestra tradicional caña (ron) en su país, volviéndose así reciproca esta actividad.
Apreciados lectores, a todos, ¡salud! y hasta el próximo sábado.