Visita a las bodegas (4.ª parte)

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Visitamos Clos Apalta en el Valle de Colchagua, específicamente en las laderas del cerro de Apalta, considerado uno de los mejores terroir de Chile, si no el mejor. Las vides de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Carmenere y Merlot producen uvas fantásticas en este suelo y el resultado de ello está a la vista, en las maravillosas botellas del vino icono que produce la bodega que lleva el mismo nombre: “Clos Apalta”.

La viña Clos Apalta, del grupo Casa Lapostolle, que a su vez pertenece al grupo Mernier de Francia, solo produce en esta bodega el vino ícono: Clos Apalta, un blend con mucho de francés, pero también Chile, ya que utiliza la uva Carmenere.

Llegamos allí con una gran expectativa, la misma no fue defraudada en ningún momento, el recibimiento de la gente de la bodega, la explicación, la arquitectura del lugar y los vinos degustados nos mantuvieron todo el tiempo cautivados. La verdad es que todos habían escuchado hablar del vino y sus premios. Clos Apalta es un vino con una excelente trayectoria y, desde su primera cosecha en el 1997, se ha logrado destacar entre los mejores no solo de Chile, sino también del mundo. Un claro ejemplo de ello fue la cosecha 2005, la cual fue elegida TOP 1 del mundo en el 2008, por la prestigiosa revista norteamericana Wine Spectator.

Hacia lo profundo de la roca

Llegamos a la bodega que fue construida en el 2006, la misma fue cavada dentro de la roca, como sies pisos hacia abajo y desde el sector de recepción de las uvas (en el piso más alto) fuimos acompañando el circuito por el cual las uvas y, luego, el vino van bajando piso por piso usando únicamente la gravedad como medio energético, lo que conlleva a un mayor cuidado tanto de la fruta como del propio vino, que al final le proporciona una gran calidad a la bebida producida en esas condiciones. Esa calidad se inicia en los viñedos plantados en el 1920, que al día de hoy son tratados totalmente de forma manual, con certificación orgánica e inclusive más allá, ya que están certificados como biodinámicos.

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Cuando uno visita la bodega, en uno de los pisos está la sala de fermentación, en el piso de abajo la primera sala de barricas (todas son nuevas, de roble 100 % francés), donde el vino hace crianza por cepas separadas durante un periodo de 12 meses como mínimo. El siguiente piso más abajo es nuevamente otra sala de barricas, allí también todas son de roble francés 100 % nuevas, pero en estas barricas el enólogo ya hace crianza del vino por mínimo 12 meses, pero ya con el corte del blend, quedando allí en reposo hasta que el enólogo Michel Roland decida sacar los vinos al mercado.

En la sala de degustación, rodeado de barricas de roble, probamos primero un vino Sauvignon Blanc, perteneciente a la bodega hermana Casa Lapostolle, que estaba buenísimo. Seguidamente, degustamos el Merlot Cuvee Alexander, también de Casa Lapostolle, para después degustar el vino esperado: Clos Apalta 2012, que obtuvo el premio al Mejor Vino ícono en agosto pasado.

Festejo

Terminada la visita, teníamos un almuerzo marcado en el exclusivo hotel “Relais & Chateau” de la bodega, de solo cuatro habitaciones y un restaurante, donde fuimos atendidos con un menú de cuatro pasos. El sommelier nos acompañó, dándonos la explicación de cada plato y el porqué del maridaje. Una vez más degustamos el Clos Apalta, pero en esta ocasión era de la cosecha 2015 que acababa de obtener (ese mismo día que estábamos en la bodega) los preciados 100 puntos de James Suckling, lo que nos dio más ganas de beberlo y festejar el premio obtenido con todo el equipo de la bodega.

Como decían en el grupo, todo estupendo, espectacular y “a lo que vinimos”, a descubrir grandes vinos, vinos de una calidad superior que pocas veces uno tiene la oportunidad de descorchar en casa y, lo más importante, disfrutarlos entre amigos.

Apreciados lectores, ¡salud! y les dejo con sed de este gran vino que tanto me gusta. Nos volvemos a encontrar el próximo sábado.

oligayet@hotmail.com