Cinco requisitos para ser ministro de la Corte

Hoy se conforman dos ternas para la Corte Suprema de Justicia. La expectativa es tan grande que obliga a los miembros del Consejo de la Magistratura a elegir a los mejores.

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La responsabilidad estará en prácticamente los mismos miembros del Consejo que conformaron la última terna para la Fiscalía General del Estado que tanto se criticó por la falta de transparencia.

Esta será la oportunidad para que los consejeros se reivindiquen y cambien la imagen de una institución que se ve como un apéndice de los políticos de turno

El Consejo de la Magistratura está obligado a elegir a los mejores. Es simple lo que tienen que hacer, pero muy complejo para un país cuyas autoridades no ven más allá de sus beneficios particulares.

Y ¿cómo se determina quiénes son los mejores?

Un previo paso lo dieron con los puntajes, pero eso no debería ser determinante. Establecer lo que requiere la CSJ en estos momentos, es fundamental.

Y lo que necesita la Corte aparte de la idoneidad en el cargo, determinada por los conocimientos de la materia, es honestidad. 

Si el Poder Judicial es calificado de corrupto es porque la cabeza no funciona. Si el jefe máximo no da el ejemplo no podemos pedir menos de magistrados inferiores y hasta de los funcionarios.

Empero, la coyuntura actual de la Corte hace que las virtudes de idoneidad y honestidad no sean suficientes.

La Corte de hoy precisa de ministros con carácter que puedan hacer frente a esa rosca que está enquistada. La nueva autoridad debe infundir respeto ante jueces y camaristas.

Idoneidad, honestidad y respeto son tres requisitos ineludibles, que deben estar acompañados de un cuarto: la trayectoria.

Esto se traduce en su trabajo diario, aquel que inclusive no es publicitado pero que es conocido por quienes a diario transitan el pasillo de los tribunales. Un ministro con esa característica no necesitará interiorizarse a fondo de los problemas en la Justicia; porque de hecho ya carga con un historial de trabajo sólido que lo acompañará.

El quinto requisito para el futuro ministro de la Corte es el afán de Justicia. Al magistrado lo debe motivar el hecho de que pondrá un orden jurídico a las injusticias y que su trabajo adaptado a las normas del Derecho influirá notablemente en el avance de un país que tiene la obligación de despegar y alejarse de la corrupción.

Entonces el Consejo debe conformar dos ternas con los mejores postulantes para que el Senado no tenga más remedio que elegir a dos grandes figuras del Derecho para que pasen a integrar el máximo tribunal. 

Los miembros del Consejo saben que si fracasan en esto no solo serán escrachados, sino se enterrarán en el campo que les toque actuar (político o jurídico).

Pero también conocen que con una elección inteligente no solo se reivindicarán, sino que pasarán a la historia por haber iniciado una verdadera reforma judicial.

ocaceres@abc.com.py

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