Todo aquello, sumado a la falta de liderazgo, finalmente sumieron a la institución en la situación en la que se encuentra actualmente, sobrepasada por la delincuencia, que día tras día se cobra la vida de ciudadanos honestos, que en la búsqueda del pan son víctimas en las calles de motochorros, peajeros y hasta de los propios policías, que buscan recaudar dinero de cualquier forma.
El sábado 17 de noviembre del 2018, el criminal brasileño Marcelo Fernando Pinheiro Veiga (43), alias Marcelo Piloto, asesinó a puñaladas a Lidia Meza Burgos (18), en una celda ubicada a metros de la guardia principal de la Agrupación Especializada. Aquello, finalmente, desembocó en el cambio de la cúpula policial y asumió como comandante el comisario general director Gregorio Walter Vázquez. Este, antes que investigar y castigar a los que permitieron tan terrible hecho, premió a los principales responsables de aquella unidad policial. El que ocupaba el cargo de director de Apoyo Táctico, comisario principal Marcial López Palma, fue nombrado director de Policía en Concepción, y el que era jefe de la Agrupación, el comisario principal Germán Real, fue designado jefe del departamento Prevención y Seguridad Ciudadana en Canindeyú.
Esta muestra de impunidad dada por el comandante Vázquez, y visiblemente apoyada por el ministro del Interior, Juan Ernesto Villamayor, al igual que otros hechos similares, hicieron que una gran mayoría de los oficiales de mando medio, los que verdaderamente son los responsables del trabajo preventivo en las calles se relajen, pierdan el miedo a los superiores y, finalmente, dejen del lado los operativos que hasta ese entonces eran eficaces para contener a los maleantes.
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Cinco efectivos del departamento de Investigación de Hechos Punibles de Central están encarcelados porque una semana atrás acribillaron un transporte escolar en Areguá y dejaron malheridas a dos niñas. Fue en el marco de un procedimiento que no comunicaron a sus superiores y en el que aparentemente estaban en procura de obtener un beneficio personal con la captura de un robacoches.
Los patrulleros se dedican a resguardar establecimientos comerciales y gasolineras, mientras que la ciudadanía es presa de los motochorros durante la madrugada y la noche, horas en que la gente sale y regresa a su casa.
Pandilleros de grupos antagónicos acribillan y matan a inocentes en el Bañado Sur de la capital, en una abierta guerra por el control de la venta de drogas en la zona, donde los policías solo ingresan para cobrar coimas, según denuncian los mismos protagonistas.
Un extinto comisario general aseguraba que las bases del buen trabajo de la Policía consistían en la disciplina de los uniformados y en un control estricto de la jurisdicción asignada durante las 24 horas.
Pero, actualmente, cómo se puede lograr esto, si el mismo propio del Interior justifica la inseguridad argumentando que no hay elementos suficientes para combatir a la delincuencia y el Comandante no da muestra de firmeza a la hora de cambiar a los oficiales sospechados de irregularidades. El mes pasado, la Senad incautó dos toneladas de cocaína en Yby Yaú, Concepción. Los investigadores señalaron que los narcos contaban con la protección de algunos agentes para moverse tranquilamente por la región. Desde ese momento hasta la fecha, ni un solo oficial o jefe de comisaría fue destituido en el departamento de Concepción.
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