Falta de respeto

Es loable que los candidatos a altos cargos expongan su programa de trabajo y respondan a las preguntas del jurado y del público en general. Es decir, está bien que se sometan a un examen ante una sociedad, a la que aspiran servir desde la cúspide.

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El Consejo de la Magistratura, con buen criterio, hace un tiempo viene promoviendo el sistema de audiencia pública que reemplaza a aquellas entrevistas individuales, cuyo contenido solo conocían el postulante y el consejero que le tocaba en suerte.

Para el cargo de fiscal general del Estado hay un centenar de candidatos que se viene sometiendo a una audiencia pública, transmitida en directo por la TV Pública y en la cual son examinados por los miembros del Consejo (son los que votan para la terna), un Tribunal de Honor formado por juristas de renombre y por el público que presenta sus preguntas.

Tanto el presidente Osvaldo González, como los miembros Cristian Kriskovich, Carlos Raúl Cabrera, Adrián Salas y Claudio Bacchetta tienen una activa participación.

No así el diputado Julio Javier Ríos que por diversas circunstancias, en varias ocasiones, salió de la audiencia antes que concluya y Luis María Benítez Riera, cuya función de presidente de la Corte, indudablemente absorbe su tiempo.

A partir de esta situación vemos que cinco de los siete miembros son los que están siguiendo activamente las audiencias y son los que contarán con todos los elementos, a la hora de votar.

Pero resulta que ahora se habla de que es inminente el cambio del representante de la Diputados (JJ. Ríos), por lo que habría un nuevo representante de la Cámara Baja ante el Consejo cuando esté terminando la serie de exposiciones.

Y además se anuncia que una vez que se conforme la próxima mesa directiva del Senado, se elegirá a un nuevo representante de esa Cámara ante el Senado.

Así las cosas, si tomamos en cuenta que Benítez Riera no puede asistir por razones obvias, que al representante de Diputados (que por lo menos estuvo en parte) lo van a reemplazar y que el Senado incorporará a un nuevo consejero que asumirá para votar por la terna de candidatos a fiscal general, nos encontramos que serán tres los que no tendrán en cuenta las exposiciones de los candidatos.

Esto constituye una falta de respeto al postulante que puso su esfuerzo y tiempo para demostrar por qué cree que puede llegar a presidir el Ministerio Público.

Y es también una falta de respeto que los políticos hablen de obtener bloques mayoritarios en el Consejo, con el fin de conformar la terna que asegure la elección de un fiscal general amigo.

La contaminación política en la Justicia es dañina y en este caso será excesivamente condicionante para el que sea elegido como titular del Ministerio Público.

Los efectos están a la vista. En la fiscalía se observa una interna entre los postulantes al cargo. También repercuten en aquellos abogados que decidieron renunciar al concurso por falta de confianza y en otros postulantes que se presentan y dicen que son conscientes de que ya está todo cocinado.

El Consejo de la Magistratura es un órgano extrapoder pero sufre de la presión política. Una salida a ello es que sus miembros –sobre todo los que respetaron el proceso– tomen una posición firme y elijan a los mejores.

Luego sí, ya será una cuestión política porque el que elegirá al fiscal general del Estado será el Presidente de la República y para el efecto precisará del acuerdo del Senado.

Empero si el Consejo presenta una terna con los mejores, el elegido no se verá condicionado por los que le eligen, sino que entenderá que será sus méritos los que le llevaron a ese cargo.

No hay situación imposible y es el momento de empezar. De lo contrario todo será solo un desperdicio de tiempo para el abogado que pretende llegar a un cargo de tanta relevancia como lo es el de fiscal general del Estado.

ocaceres@abc.com.py

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