“Justicieros de la Frontera” es un supuesto grupo paramilitar que opera en la zona del departamento de Amambay habría atacado a los hermanos de Manuel Cristaldo Mieres, miembro del grupo criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), a modo de venganza, pero los organismos de seguridad no creen en este tipo de bandas.
Luis Rojas señaló que hay dos grandes bandos que se dedican al tráfico de drogas en la zona del Amambay, uno está liderado por Jarvis Chimenes Pavão desde la cárcel de Tacumbú y el otro tiene como líder a una persona cuya identidad todavía no quieren dar a conocer ya que están tras sus pasos. Estos dos bandos están en disputa por un territorio muy fértil en materia de cultivo de marihuana y estratégico para sacar la droga de Paraguay hacia el Brasil.
Se sabe que el EPP tiene sus vínculos con los narcotraficantes, pero al parecer la presencia de estos delincuentes en la zona de Capitán Bado afectó a uno de los grupos, que se vio perjudicado debido a la llegada de los pistoleros, quienes están ligados a un solo sector y “molestan” al otro, además de llenar de controles los caminos y senderos que son usados por los narcos para sacar sus mercancías de los montes donde se las procesa.
“Acá es claro lo que ocurre, los del EPP llegaron hasta la zona de Capitán Bado y con ellos también atrajeron a los miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) que intensificaron los controles y realizaron varias incursiones, en algunos casos con detenciones e incautación de drogas, lo que perjudica a los patrones de la región”, apuntó el ministro.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
El EPP es una solución en parte para los narcotraficantes a quienes cuidan sus cultivos, pero también es un dolor de cabeza, ya que su accionar violento y sanguinario deja un hilo de sangre que es seguido por las autoridades que desde hace tiempo están tras la captura de este grupo criminal.
Época de cosecha
Esta parte del año es temporada de cosecha y producción de marihuana en la zona del departamento del Amambay, y por esa razón es que los traficantes están muy ocupados en tratar de hacer ese trabajo lo más rápido que se pueda y sin sobresaltos, pero ahora el EPP llegó hasta Capitán Bado y en su trayecto asesinaron a cinco policías, lo que hizo que las fuerzas de seguridad tengan una presencia más marcada en puntos clave para la salida de la droga con destino al Brasil.
Tal vez eso es lo que llevó a los narcos a tratar de amedrentar a la familia de uno de los líderes del EPP, como es Manuel Cristaldo Mieres, y como no se pueden presentar como sicarios de los carteles de la droga, trataron de hacerse pasar por un grupo paramilitar y se hicieron llamar “Justicieros de la Frontera”, pero ese nombre o denominación solo se hizo conocido a través de algunas publicaciones en Facebook y luego recorrieron por el WhatsApp; para el ministro de la Senad, esto es solo una forma de disfrazar la realidad. Lo claro es que acá se está en medio de una guerra entre bandos muy fuertes y se trata de ganar supremacía.
Actualmente a través de las redes sociales se hacen correr noticias que van generando comentarios y hasta cierto punto se vuelven casi creíbles, y fue este mecanismo el que usaron para hacer “conocer” a los presuntos justicieros que operan en la frontera.
Es difícil creer que exista un grupo paramilitar tal como se dieron en otras partes del mundo como en Colombia, México y otros países. No existe tal banda de personas que se unen para enfrentar a un grupo armado como el EPP ante la falta de resultados de las fuerzas de seguridad y que comiencen a matar a miembros de las familias de los líderes del EPP.
En Colombia se tuvo un grupo armado como fueron los “Pepes” (Perseguidos por Pablo Escobar), que fue conformado por personas que se vieron afectadas por el jefe del Cartel de Medellín y cuando llegó el ocaso del poderío de Escobar, se unieron para perseguir y matar a todos los miembros de su agrupación y familia, luego fueron por el mismo “patrón”.
Pero en este caso tampoco se trató de una agrupación de paramilitares sino que eran sicarios que fueron contratados por los enemigos de Escobar, para acabar con él y su familia.
No existen los “Justicieros de la Frontera”, lo que sí se da es una guerra entre narcos que ya se cobró muchas vidas.
“Con la incautación de avionetas que estaban al servicio de los narcos, la temperatura también subió, ahora los traficantes no pueden sacar su mercadería a través del aire debido a que se quedaron sin una importante flota. Lo que ahora están haciendo los grupos es ir a robar avionetas al Brasil, pero acá ya no las pueden traer y meterlos en hangares como era su modus operandi”, dijo el ministro Luis Rojas, quien señala que todos estos hechos hacen que la calma en la zona se haya perdido. El EPP se volvió una fuerza criminal y con la unión que lograron con los narcotraficantes se vieron fortalecidos en todos sus sectores, sobre todo en el económico. Los miembros activos de este grupo de delincuentes tomaron partido por un bando en la lucha de narcotraficantes.
“Esta guerra está trayendo muertes y mucha violencia, es siempre así cuando se enfrentan los capos de la mafia, por eso tenemos que estar alertas y reforzar los controles”, apuntó el ministro Luis Rojas.
Esta no es la primera vez que aparece un grupo de “exterminio” en la frontera; ya había ocurrido algo parecido cuando había gran aglomeración de capos del narcotráfico en la zona del departamento de Amambay.
Las autoridades de la zona están investigando el ataque a la casa de los hermanos de Manuel Cristaldo Mieres, pero por el momento no se tuvieron mayores avances en materia de nombres u otra pista que lleve a detener a los responsables. No se conoce nada de quienes fueron los que perpetraron el hecho, solo la versión de que fue el grupo de “Justicieros de la Frontera”, que para los efectos legales no existe. Pero, como dijo el ministro Luis Rojas, la zona tras estos sucesos fue reforzada con presencia de miembros de la FTC y militares, por lo que se cree que por el momento no se tendrían más incidentes de violencia.
Paramilitares aparecen cuando el Estado pierde el control
Los “justicieros” como tal no existen; si un grupo, sea de la facción que sea, se une para matar a personas ligadas al crimen y a los familiares de estos, no pasan de ser simples delincuentes.
Este tipo de escuadrones de la muerte suele aparecer cuando el Estado pierde control sobre los hechos delincuenciales y generalmente se los ve como los que van a devolver el orden que se perdió, sin embargo pronto la verdadera cara de estos grupos de sicarios se deja ver con la crueldad que conllevan. Si bien el EPP se salió del control de las autoridades y comete atrocidades contra campesinos, ganaderos y uniformados, es un problema que debe resolver el Estado y no un grupo de gente armada que salga a cazar a delincuentes por los montes.
Sin embargo, ante la falta de resultados aparecen los paramilitares que movidos por intereses, como ser el narcotráfico, el contrabando u otro delito, se erigen supuestamente en paladines de la justicia cuando son lo contrario.
Colombia tuvo “justicieros” y nunca trajeron la añorada paz
Colombia es un ejemplo de cómo los grupos armados al margen de la ley nunca traen la paz que pregonan desde la lucha armada, solo siembran dolor y luto en la gente.
Las tristemente celebres “Autodefensas”, en Colombia surgieron supuestamente para combatir a las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el ELN, que eran grupos guerrilleros que también se salieron del control del Gobierno, por eso se armaron grupos paramilitares que tenían la intención de eliminar a estas facciones.
Sin embargo, como siempre ocurre, eran los ganaderos que veían sus haciendas en peligro y grupos de narcotraficantes a quienes les molestaban los de la FARC y el ELN los que ponían el dinero para formar las “Autodefensas”, que no eran más que grupos de criminales, pistoleros y sicarios reclutados para servir a grupos específicos, lejos estaban de ser “justicieros” o gente que tenía una preocupación social por la presencia de los guerrilleros.
La paz que pregonaron por mucho tiempo las “Autodefensas” solo sembraron más terror y muerte en una sociedad colombiana que venía sufriendo la guerra entre los carteles de la droga y ahora veía como los guerrilleros se enfrascaban en una lucha que llevaba años. Medio siglo de luchas y muertes no acercó nunca la paz sino que trajo más luto. Si bien se logró la desmovilización de las “Autodefensas”, el problema de la FARC para Colombia sigue siendo algo sin solución, pese a que los líderes de los guerrilleros se acercaron a una mesa de diálogo con el Gobierno y buscar una salida al conflicto.
victor.franco@abc.com.py
