Las escuchas telefónicas fueron ejecutadas por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) tras una autorización emitida el 5 de abril de este año por la jueza Lici Teresita Sánchez. Son miles de grabaciones de seis meses de fonopinchazos, hasta el 8 de setiembre pasado, dos días después de la caída del capo y de sus supuestos cómplices.
Uno de los audios que revela cómo Cucho y su grupo hacían lo que querían en Alto Paraná se grabó el 25 de mayo, cuando uno de sus hermanos le llamó al capo a reportarle que estaba detenido en un control policial.
“Ha upéi. Ese ko es mi hermano. Liberale un poco. Gracias, hermanito”, fue la orden que Cucho le dio a un policía de nombre Richar, con quien habló por teléfono a instancias de su hermano que estaba demorado.
Ofendido porque lo tildaron de traficante
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El 20 de junio, Cucho llamó a su abogado Santiago Luis Cano Cubas, a quien pidió asesoramiento para responder a la concejala liberal del distrito de Juan León Mallorquín (Ka’arendy) Estela Noguera, hermana del intendente local, Mario Noguera, quien es del mismo partido.
“En una reunión de los clubes, presentaron una queja con nosotros. Me llamó traficante. Tengo testigos. Metiéndose en la vida privada. Yo que no tengo nada que ver, pero de mí lo que se acordó. Sin saber y sin tener pruebas afirmó. Quería saber qué le voy a decir ”, se queja Cucho.
Su abogado, en tanto, le sugiere a Cucho que invoque el artículo 192 de la Constitución Nacional, que habla de la presunción de inocencia.
Maravilloso día en el Congreso Nacional
El 30 de junio pasado, juraron en el Congreso Nacional los nuevos 45 senadores y 80 diputados. Uno de los nuevos miembros de la Cámara Baja, en representación de Alto Paraná, era el colorado Ulises Rolando Quintana Maldonado, quien invitó a su “hermano” Cucho al juramento, dejando de lado a otros familiares directos.
Esa noche, luego de la farra por el juramento, Cucho llamó a su esposa Gloria López (detenida), a quien le relató su maravilloso día en Asunción.
“No le puedo dejar (a Ulises), si ya está borracho. Está festejando, mucho sufrió. Ahora me contó su historia. No le puedo dejar, legalmente. A su novia no le dio el lugar y me dio a mí esa entrada. No es la entrada que tenemos en casa, no, es otra, una vip”, le dice Cucho a su esposa.
Después prosigue: “Su mamá, su papá, su hijo, yo y un hermano lo que pudimos entrar. No entraron su novia ni su exseñora. Entré por la entrada principal (del Congreso). Tapete rojo. Había mucha prensa. Y por eso festejamos. Cómo le voy a dejar si me dio ese lugar privilegiado. Vinieron también todos los que le ayudaron en su campaña política, pero ellos se quedaron todos afuera. Solo yo entré, incluso a la Bicameral. Este pisa fuerte. Incluso, hace rato me dijo que íbamos a irnos donde están todos los políticos. Estoy muy cansado, pero da mucho gusto”.
Fiscal Gustavo Ramón Yegros
El 5 de julio, uno de los presuntos cómplices de Cucho en el tráfico de drogas, un tal José Vaca, sufrió un allanamiento en su casa de Ciudad del Este. Para no ser apresado, el tal José Vaca pagó 20.000 dólares de coima al fiscal Gustavo Ramón Yegros y a los policías de Investigaciones Juan José Alonso, Víctor López y Richard Sebriano, según la imputación que presentó la Fiscalía contra estos últimos.
Cucho le prestó 12.000 dólares a José Vaca y este completó los otros 8.000 dólares al empeñar su camioneta.
“El fiscal me pidió 30.000. Y yo no tenía esa plata. Vamos a solucionar nomás ya, les dije. Después les conté que podía conseguirles 10.000. Me humillé. Me planté con 15.000. Ellos bajaron a 20.000. Pero al final agarraron 20.000”, le cuenta José Vaca a Cucho.
Este último, para rematar la conversación, le enseña a su cómplice cómo coimear: “Vos, en un arreglo, tu vehículo tiene que ser lo único que tengas para empeñar. Si no, te van a hacer empeñar todo lo que tengas”.
Corte, Jurado y la Fiscalía
Cada vez que quería, Cucho podía llegar a cualquier instancia política, judicial o policial del país, mediante sus propios medios o por intermedio de su abogado Santiago Cano.
El 5 de julio, el abogado llamó a Cucho. Entre otras cosas, le dice: “Olimpio (Olimpio Rojas, exdiputado) le va a hablar al nuevo miembro del Jurado de Enjuiciamiento, ese que juró, y vamos a hablar nosotros con Ulises (Ulises Quintana, diputado preso) para que se mueva a través de Romero Roa (Ramón Romero Roa, diputado colorado). O sea nosotros nomás otra vez vamos a solucionar todo”.
“¿No tiene los contactos piko?”, pregunta Cucho.
El abogado responde: “Bajac (Miguel Óscar Bajac, exministro de la Corte) ya va a salir la próxima semana. Ya va a dejar su cargo, dice. Máximo, lo que puede hacer, es hablar con uno de sus relatores y hablar con uno de los miembros de nuestro tribunal”.
El 16 de julio, se produce otra charla entre ambos. Santiago Cano dice: “Avisámena un poco, cuando puedas hablar con Uli (Ulises Quintana) para que me pueda acompañar a la Fiscalía de Presidente Franco. Viste esa denuncia que hizo Víctor Aguilar en mi contra, eso nosotros íbamos a arreglar por tres millones con el asistente que estaba ahí, pero al final se le trasladó, vino otro, un mariconcito ahí de Asunción, que se hace el ñembo-ídolo y le habló a la fiscala”.
Después, el abogado menciona que ya habló con el comisario general Fidel Godoy Elli, para que este convenciera a su esposa, la fiscala Lolia Zunilda Martínez, de resolver la causa a favor del grupo de Cucho.