Se descompuso el colectivo, la eterna excusa por llegar tarde

Llegar media hora tarde a una reunión o realizar una actividad a último momento es lo que, casi siempre, practicamos la mayoría de los paraguayos. Ponemos millones de pretextos para justificar nuestras faltas, sin embargo, esas explicaciones no son ciertas. Seguramente, ya usaste la famosa excusa de que se descompuso el colectivo, ¿no?

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 “La reu jamás va a empezar a tiempo”, es lo que pensamos cuando tenemos prevista una actividad. Si llegás tarde, lo más embarazoso es que, por culpa de tu impuntualidad, llamás la atención de todo el mundo cuando abrís la puerta y te das cuenta de que vos nomás faltabas. A veces, tus amigos se quedan esperándote muchísimo tiempo; sin embargo, recuerdan que en el Paraguay siempre se puede llegar “un poco más tarde”.

La eterna excusa que todos usamos es que el colectivo se descompuso o no nos paraba. “Estuve esperando media hora, pero ninguno me quería alzar”, aunque, realmente, puede ser que te suceda, ese cuentito ya no es muy creíble. A la hora de inventar algún pretexto, tu imaginación vuela y, a veces, te funciona muy bien, aunque sepas que no es cierto.

Los trabajos de la facu, del cole y de la casa tampoco quedan atrás; hacer todo al estilo “vai vai” es muy común. Alguna vez habrás realizado tus deberes un domingo por la tardecita y debías presentarlos el lunes temprano; acabaste en un sapy'aite porque hiciste todo a la birlonga. Así también, a veces dejás tus quehaceres para más tarde y luego te desesperás porque surgen imprevistos y te das cuenta de que ni siquiera empezaste a arreglar tu pieza.

Tal vez te cuesta llegar temprano al lugar donde te comprometiste, pero a la hora del almuerzo no esperás ni un segundo para acercarte a la mesa; para eso sí te acordás de que debés llegar a tiempo antes de que la comida se enfríe. De una u otra manera, a veces pensamos que llegar tarde está dentro de nuestra sangre; sin embargo, solamente es una mala costumbre que todos tenemos.

Rompé ese paradigma y acordate de que podés sacarte el mal hábito de llegar media hora tarde a todos los lugares; algún día esa costumbre puede jugarte una mala pasada y hasta podés llegar a perder tu anhelado trabajo. Aunque muchos tengan esa manía de hacer todo a última hora, no es razón para que vos también lo hagas; dejá de lado las excusas y adelantá los minutos de tu reloj para llegar, por lo menos, a tiempo.

Por José Peralta (18 años)

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