Rocío Florentín Gómez, psicóloga educacional con posgrados en neuropsicología infantil, neuroeducación y educación inclusiva, destaca que en el momento de elegir el jardín de infantes o el maternal es importante tener en cuenta la funcionalidad con relación a la logística. Esto tiene que ver con la cercanía del lugar, ya sea de la casa o del trabajo.
Otro aspecto es que “la institución se encuentre legalmente habilitada por el Ministerio de Educación y Ciencias, ya que en muchas ocasiones existen instituciones que no cuentan con ese requisito, por lo tanto, están en forma ilegal. En cuanto a la infraestructura, esta debe ser accesible y segura a fin de evitar accidentes”, recuerda la experta.
También se evalúa la propuesta educativa: “Tenemos que responder la siguiente interrogante: ¿qué educación quiero para mi hijo?, y según la respuesta encontramos diferentes tipos de ofertas educativas. Muchas veces, uno busca aquello que apunta a la tecnología, pero es importante resaltar que la etapa inicial debe tener como centro el juego, la socialización, hábitos, rutinas e independencia. Así también, las emociones y la formación de habilidades previas a la lectura y escritura. No debemos impactarnos por ofertas que garanticen que el infante ya va leer y escribir en el nivel inicial. Estas propuestas van contra el desarrollo natural del cerebro del niño, que en esta etapa necesita experimentar. Jugar y relacionarse con los demás a través de actividades cotidianas y con objetos concretos (arena, plantas, piedras, libros, agua)”.
La especialista dice que la propuesta educativa tiene que garantizar el desarrollo integral del niño. “De nada sirve aprender a leer y escribir en el nivel inicial si no aprendió a esperar su turno, relacionarse con los demás, a manejar el enojo, a compartir”, subraya.
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En cuanto al ambiente institucional, la psicóloga apunta que tanto los padres como los niños deben sentirse acogidos y seguros. “La institución debe brindarles esa confianza de que tanto ellos como sus hijos van a un lugar acogedor y seguro”, dice.
“Tenemos que pensar si esta institución reconoce y respeta las fortalezas como las debilidades de los pequeños. Es decir, que tenga como principio pedagógico la individualidad y el respeto a las diferencias”, agrega la profesional.
Preparar a los chicos que por primera vez asistirán a una institución educativa consiste en que todo sea más que explicado, aconseja. “Contarle que va a iniciar una nueva etapa, mostrarle el lugar antes de que empiece el jardín. Comentarle que tendrá compañeros, que van a compartir muchas actividades y que habrá una profesora. Los padres tienen que predisponerse y no transmitir angustia, lo que hace más difícil la permanencia en la institución”, finaliza.
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