Hidratación en el adulto

En medicina utilizamos un término llamado homeostasis, que significa la capacidad que tiene el cuerpo de mantener los niveles de líquidos corporales en los diferentes espacios del cuerpo como las venas y arterias, de las células y fuera de ellas.

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A medida que vamos envejeciendo esta homeostasis dada por un sistema complejo que incluye a ejes del neuro-hipotalamo-hipofisis (componentes del cerebro) y renal, existe un déficit o disminución del agua corporal y del sodio, componentes importantes en esta regulación.

La cantidad de agua corporal total disminuye con la edad debido al aumento del tejido graso y a la disminución de la masa magra, cayendo del 55-60% de la masa corporal en un varón de 20 años al 45-50% a los 80 años, disminución que es más pronunciada en las mujeres.

Con el envejecimiento se deteriora la capacidad para conservar el agua y mantener el equilibrio del sodio. El Sistema Nervioso Central (SNC) ejerce el control mediante la hormona antidiurética (ADH), que modula el balance hídrico por medio de la reabsorción en el riñón de agua, y mediante la sed que repara la deficiencia de agua.

La sensación de sed se estimula por la deshidratación, en el anciano hay una atenuación de la respuesta de la sed y además disminuye la capacidad del riñón para reciclar el agua.

La importancia de la deshidratación en geriatría radica en su alta prevalencia y en el incremento de la mortalidad (siete veces superior a la del resto de pacientes). La deshidratación se produce cuando hay un aumento de las pérdidas de agua o una disminución de su aporte.

Las causas de pérdidas de agua más relevantes son las infecciones agudas, en las que la fiebre produce un aumento del daño insensible de agua. Ocurre a través de la sudoración, la respiración agitada.

Uno de los síntomas más importantes es la confusión, que a veces se interpreta como: “así nomás luego tiene que ser”, que tiene demencia, u otras causas, pero no pensamos que quizás esté deshidratado.

Coinciden tres grupos de síntomas: los relacionados con la forma en la que se produce la pérdida de líquidos (vómitos, diarrea, gran cantidad de orina). Aquellos debidos a los trastornos del sodio que pueden acompañar a la disminución de volumen que son astenia, cansancio, sed, calambres musculares y mareos posturales. Las pérdidas de volumen más graves dan lugar a dolor abdominal, dolor torácico, letargia y confusión, como resultado de la isquemia mesentérica, coronaria o cerebral.

Recomendaciones:

* Ofrezca agua al adulto mayor durante todo el día en pequeñas cantidades por lo menos 2 litros, dependiendo de su actividad física; no espere a que el adulto mayor tenga sed y pida agua.

* Evite exponerlo a temperaturas elevadas y es mejor que vista ropas frescas de algodón.

* Si toma tereré recuerde que esta bebida es más bien diurética.

(*) Especialista en medicina familiar y geriatría.

melisarr76@hotmail.com

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