El Prof. Dr. Ezequiel Gómez Ocampos, reconocido odontólogo, especialista en cirugía y traumatología bucomaxilofacial y docente universitario, conoce los dramáticos casos de los que viajan en moto sin casco y en automóviles sin cinturón.
Las consecuencias a nivel de rostro y cabeza, ojos y dientes son gravísimas. Según comenta el odontólogo, la falta del casco produce el traumatismo de cráneo, fracturas faciales, nariz, maxilar superior e inferior. Las víctimas llegan con hundimiento de cara y fractura de mandíbula.
Menciona que “si hay hundimiento de la cara el paciente no puede respirar y en la ambulancia ya le colocan un tubo orotraqueal, porque la sangre llega a los pulmones y puede morir por asfixia”.
El profesor Gómez Ocampos, con más de 40 años de experiencia, rememora que antes la gente moría porque le traían sentada, boca para arriba y aspiraba su sangre. “Lo correcto es ponerle de costado para que la sangre salga y esperar que vaya personal experto en primeros auxilios”.
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Ante los problemas del maxilar se coloca en lugar exacto y se recurre al “arco de Erich” en ciertos casos. “Si tiene todos los dientes se le ponen frenillos, se inmoviliza la boca y la alimentación será líquida”.
En otros procedimientos se recurre a “las placas, tornillos y mallas de titanio que se insertan mediante cirugía. También hay materiales que son reabsorbibles”, todo depende del tipo se lesión, explica el facultativo.
“Las peores lesiones de cráneo y rostro se pueden evitar con el uso del casco y el cinturón –insiste–, ya que los que viajan en auto también golpean la cabeza contra el tablero u otra persona”.
Aconseja que si el paciente pierde los dientes la persona que auxilia los recoja y traiga al hospital en un vaso con leche o suero.
Los médicos salvan vidas y devuelven la función a los órganos.
La reconstrucción
El doctor Derlis Mussi Martínez, cirujano plástico, estético y reconstructivo, dice que “en nuestro país, por la falta del casco, se ve gran cantidad de traumas faciales, desde heridas cortantes, pasando por avulsión o pérdida de tejido y sustancia en la piel de la cara, hasta fractura de los huesos del rostro”.
Señala que “las cirugías que realizamos para reconstruir el rostro van desde injertos de piel hasta la transposición de tejido vascularizado, de un lugar distante del cuerpo al rostro, vuelto a integrar mediante microcirugía. Se reubican tejidos; se reconectan los vasos sanguíneos y los nervios. Se utilizan pequeños tornillos y platinas metálicas para sostener los huesos”.
Estos traumas causan defectos funcionales y estéticos faciales.
mirtha@abc.com.py